En el antiguo barrio de San Juan de Sitges se levanta el conjunto arquitectónico y artístico de Maricel, uno de los exponentes más monumentales del Novecentismo en Cataluña. Lo construyó Miquel Utrillo entre 1910 y 1918 por encargo del magnate norteamericano Charles Deering, que estableció allí su residencia y alojó su particular colección de arte hispánico.
Después de diferentes usos, en 1970 el arte volvió al edificio. En su fachada marítima se abrió el Museo Maricel para exhibir la colección de arte del doctor Jesús Pérez-Rosales: más de 3.000 piezas del Románico, el Gótico, el Renacimiento y el Barroco, y también arqueología precolombina, arte oriental, instrumentos musicales, tejidos o artesanía popular.
Hoy esta colección se muestra junto a la Colección de Arte de la Villa de Sitges y otras adquisiciones creando un recorrido completo y heterogéneo por la historia del arte, desde el siglo X hasta la primera mitad del siglo XX.
Destacan las salas dedicadas al Romanticismo (Mariano Fortuny), al Novecentismo (Joaquim Sunyer, Pere Jou, Lola Anglada, Enric Casanovas, Ismael Smith, Pablo Gargallo) y sobre todo al Modernismo (Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Josep Llimona), tan estrechamente relacionado con Sitges. Incluso hay una sala con las pinturas que decoraron la Cervecería del Cau Ferrat.
No se puede abandonar el Museo sin pasar por la Sala Sert, con unas grandes pinturas murales de 1915 dedicadas a la Primera Guerra Mundial.
El convento de Sant Bartomeu de Bellpuig es un gran ejemplo del paso del gótico tardío al Renacimiento. Y es a la vez una muestra de cómo el individuo buscaba la trascendencia de su poder y su honor más allá de la muerte.
Ramon Folc de Cardona-Anglesola, barón de Bellpuig y virrey en Nápoles y Sicilia, quería un escenario solemne donde ubicar su mausoleo. Con este objetivo promovió en 1507 la construcción de un convento de franciscanos encima de la antigua capilla de Sant Bartomeu. Es por ello que en la decoración destaca el contraste entre la austeridad franciscana y el esplendor noble que le dio la familia mecenas.
El edificio, de planta rectangular, se organiza en torno a dos claustros. En el menor encontramos un elemento de gran valor artístico: la segunda galería, formada por diez columnas entorchadas. Cabe destacar también la escalera de caracol del campanario, la escalera principal, la sala capitular y el Mirador del Duque.
Aún así, la pieza más monumental era el mausoleo del barón de Bellpuig, ubicado inicialmente en la iglesia y que ahora se puede ver en la iglesia parroquial. Fue construido en 1524 con mármol de Carrara por el escultor napolitano Giovanni da Nola. Tiene la estructura de un arco de triunfo y está acompañado de motivos alegóricos que hacen referencia a la personalidad del difunto. Por su calidad es una de las mejores obras renacentistas de Cataluña.
Wifredo el Velloso fundó en 887 el monasterio de Sant Joan de Ripoll que acabó llamándose San Joan de les Abadesses (San Juan de las Abadesas). Y es que durante casi 60 años, entre los siglos IX y X, fue el único monasterio femenino de Cataluña.
La primera abadesa fue la hija de Wifredo el Velloso, Emma de Barcelona. Esta comunidad de monjas benedictinas se mantuvo hasta 1017 cuando las religiosas, acusadas de llevar una vida poco ejemplar, fueron expulsadas. Entonces el monasterio fue ocupado por una comunidad masculina de canónigos agustinos hasta el siglo XVI y luego pasó a ser regido por arciprestes hasta el siglo XIX.
El recinto monástico que podemos ver actualmente ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo. La iglesia románica original se renovó en el siglo XII siguiendo los modelos arquitectónicos monumentales del suroeste de Francia y se repuso en parte después del terremoto de 1428. En su interior no se puede pasar por alto el Santísimo Misterio, el único descendimiento románico conservado in situ en Cataluña.
Adosados a la iglesia se encuentran el claustro gótico (siglo XV) y la capilla de los Dolores (siglo XVIII), con la cúpula barroca del escultor Jacint Morató. Se conserva también el antiguo palacio abadicial, del siglo XIV-XV, donde actualmente se ubica el Centro de Interpretación del Mito del Conde Arnau, ya que este personaje de leyenda se relaciona con la primera comunidad de monjas de la abadía.
El museo del monasterio, abierto desde 1975 en la antigua rectoría, muestra una colección de pinturas, esculturas, tejidos y orfebrería del siglo VIII hasta el XX, la mayoría destinados al culto litúrgico.
A 461 metres d'altura, a l'altura de la serra de la Guàrdia, és fàcil imaginar el castell imponent de Claramunt vigilant i protegint la conca d'Òdena .
És un soroll que té nombroses destruccions i reconstruccions, aquesta fortalesa del segle X és un dels principals exponents de la vermella de Castells de Frontera , que marca la línia entre el condat de Barcelona i l'Al-Andalus.
Encomendat en els seus inicis en el llenguatge de Claramunt, el castell es convirtia al centre administratiu del domini senyorial dels Cardona-Medinaceli entre els segles XIV i XIX. No hi ha cap necessitat, sense embargament, fins al segle XX que es recupera el seu explorador a partir de la compra i restauració dels seus nous propietaris, lafamilia Miquel .
La seva estructura és la clàssica dels castells del segle XII , amb dos recintes amurallats que ocupen més de 5.000 m2: el recinte superior , amb l’àmbit residencial, la sala gòtica i quatre torres, entre les que destaca la torre d’homenatge; l’altre, el recinte inferior , acogia els serveis del castell i actualment queda un gran pati rodat de muralles.
També es conservaran els restes de la que va ser l’ església romànica de Santa Maria , la primera parròquia de la Pobla de Claramunt.
Este antiguo campamento militar andalusí es el núcleo originario de Balaguer y un yacimiento arqueológico extraordinario que permite conocer el pasado islámico de la ciudad.
Su origen se remonta a mediados del siglo VIII, durante la ocupación de la Península Ibérica por las tropas árabes y bereberes que habían entrado en 711. Éstas levantaron un campamento militar que se utilizaría como "base de operaciones" para las expediciones de conquista que partían del río Segre hacia Europa.
Con el tiempo, el uso militar pasó a ser civil hasta convertirse en una ciudad (medina), que vivió el momento de máximo esplendor en el siglo XI gracias a los recursos agrícolas y ganaderos. Los investigadores han descubierto los restos de los edificios característicos de las ciudades islámicas de esta época: mezquita, aljama, castillo señorial (suda), zona residencial, plazas, barrio de alfareros, etc. Con la posterior conquista cristiana (1105) y la expulsión de la población musulmana, el Pla d'Almatà volvió a los usos militares y agrícolas, reconvertido en campos de vid y olivos.
Desde 1983 se han llevado a cabo excavaciones que han puesto al descubierto el entramado urbano de la antigua medina. Actualmente en la zona se puede visitar el Parque Arqueológico, donde se han excavado y musealizado cuatro grandes casas y una parte de la calle, y se pueden ver los restos de la antigua muralla del siglo VIII y varios silos.
Hace entre 75.000 y 40.000 años, el barranco del Capelló fue refugio de los neandertales, una especie extinguida de homínidos que se organizaba en pequeñas comunidades de cazadores-recolectores. Miles de años más tarde, el Abric Romaní desvela a los arqueólogos cómo fue la vida de una especie que comparte líneas evolutivas comunes con el hombre actual.
Por el número y la importancia de los hallazgos, el Abric Romaní se ha convertido en uno de los principales yacimientos del paleolítico medio de la Península Ibérica. Gracias a estos descubrimientos es posible reconstruir el modus vivendi de estas comunidades y su interacción con el medio natural en el que vivieron.
Así, el Abric Romaní, que sigue en proceso de excavación, ha permitido por primera vez determinar (en grupos neandertales) las estrategias de empleo, la estructuración del hábitat, las estrategias de subsistencia, la tecnología del fuego y los instrumentos... Entre los vestigios recuperados destacan una veintena de objetos de madera (la colección más grande del mundo con estas cronologías tan antiguas), cerca de 200 chimeneas y numerosos utensilios realizados en piedra y hueso que evidencian unos sistemas de producción técnica realmente avanzados.
El Abric Romaní forma parte del NEAN-Parque Prehistórico de Capellades, que recoge una veintena de yacimientos en total, y actúa como centro de divulgación de la prehistoria y potenciación del turismo cultural.