Con más de 300 obras, la Fundación Antoni Tàpies (Barcelona) cuenta con la colección más completa del artista catalán, que refleja todos los periodos creativos del pintor. Impulsada por el propio Antoni Tàpies, la Fundación es un museo y centro cultural que también trabaja para el estudio y la promoción del arte contemporáneo.
Entre pinturas, esculturas, dibujos, libros y grabados, la Fundación muestra todas las vertientes de la actividad artística de Tàpies. La colección incluye una selección de los dibujos y retratos de los años cuarenta (Cruz de papel de periódico), una muestra importante de las obras matéricas de los años cincuenta y sesenta (Forma negra sobre cuadrado gris) y una representación significativa de las obras objetuales de finales de los sesenta y principios de los setenta (Paja y madera).
El visitante descubrirá también las diferentes tipologías, técnicas y materiales empleados por Tàpies: obras realizadas con goma-espuma y spray, barnices y esculturas de tierra chamoteada y objetos y esculturas realizados con planchas metálicas o bronce.
La Fundación Antoni Tàpies se encuentra en un edificio modernista obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner. Esta construcción es singular ya que fue la primera del Eixample al combinar la utilización del ladrillo visto con hierro en el tejido urbano. Actualmente el edificio está coronado por la escultura Nube y silla del mismo Tàpies, obra que se ha convertido en todo un símbolo de la Fundación.
El MNAC se encuentra ubicado en el Palacio Nacional de Montjuïc, construido para la Exposición Internacional de 1929. En 1934 abrió las puertas reuniendo la colección medieval, que poco a poco se fue ampliando con otros periodos. Entre las obras más emblemáticas destacan las magníficas pinturas del ábside de Sant Climent y Santa Maria de Taüll.
Otras piezas de primer orden son las pinturas murales de Santa Maria d’Àneu y Sant Quirze de Pedret, la Majestat Batlló o el Frontal de altar de Avià, pertenecientes al arte románico. Del periodo gótico destacan obras maestras de los pintores Jaume Huguet, Lluís Dalmau, Bernat Martorell y Lluís Borrassà, entre otros.
El arte moderno también tiene un lugar destacado y más desde el año 2014, cuando se renovaron las colecciones, las salas y la museografía de esta cronología. La vicaría, de Marià Fortuny, es una de las obras estrella, seguida de piezas de los artistas más representativos del Modernismo, como Gaudí o Casas, y de los de las vanguardias, como Picasso o Miró.
Grandes pintores europeos del Renacimiento y el Barroco como, por ejemplo, Tiziano o Velázquez, y la colección de fotografía completan el fondo.
Arte contemporáneo en Barcelona es MACBA. El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona se levanta en pleno barrio de El Raval de la capital catalana en un edificio de Richard Meier que es en sí mismo una obra de arte. Se encuentra muy cerca del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), una zona de referencia para los amantes del arte y la cultura del siglo XX y XXI.
El MACBA, que nació en 1995, se ha consolidado internacionalmente como un modelo en arte contemporáneo. Su colección, de 5.500 obras, permite trazar un recorrido por los principales referentes artísticos de la actualidad. Empieza con la abstracción matérica de los años cincuenta, incorporando obras de arte pop europeo y de las vanguardias de los años 60 y 70. También dispone de obras relacionadas con la figuración fotográfica y la escultura minimalista.
Entre las piezas más destacadas se pueden ver: Dins el roig, de Albert Ràfols-Casamada; Between the Frames: The Forum, de Antoni Muntadas; La saison diciembre pluies II, de Miquel Barceló; Rinzen, de Antoni Tàpies; Beschwingte Bindung, de Paul Klee; Thames Circles, de Richard Long, o Atomic Kiss, de Joan Rabascall, entre otros.
La catedral de Santa Maria fue construida entre el siglo XII y XIV en el punto más alto de la ciudad, en un emplazamiento lleno de historia. Anteriormente había allí una mezquita del siglo X, una basílica cristiana de época visigótica y, antes, un templo romano. Y es que en Tarragona la catedral esconde en sus cimientos un antiguo templo dedicado a Augusto.
La existencia de este edificio se conocía por referencias escritas y numismáticas, aunque que no se citaba la ubicación. Lo lógico era que se encontrara en el foro de la antigua Tarraco, donde siglos más tarde se levantaron los templos cristianos. En 2010, un equipo de arqueólogos excavó la nave central de la catedral y puso al descubierto los restos del templo romano.
La catedral, por su parte, es una obra de transición entre el románico y el gótico; el primero todavía estaba vigente avanzado el siglo XII en muchos lugares de la Cataluña Nueva. En Tarragona convive con estilos posteriores como el gótico, el arte renacentista y el barroco.
Destacan las tres puertas del templo, que corresponden a sus tres naves: la principal es gótica y las otras dos, románicas. Al levantar la vista, sin embargo, se puede comprobar que la catedral está inacabada, debido a los estragos causados por la peste negra.
Elclaustro gótico, que conduce al Museo diocesano, brilla por una decoración escultórica extensa. Los visitantes más curiosos pueden encontrar una inscripción árabe con fecha del año 960 de la antigua mezquita y la representación de la leyenda popular del entierro del gato por las ratas.
En el interior, el presbiterio y el ábside central tienen un elemento íntegramente románico que puede pasar desapercibido: el pavimento. Está hecho de piedra y mármol, de colores blanco, negro, naranja y amarillo y con dibujos geométricos entrelazados.
Lo que no pasa desapercibido es el órgano, de grandes dimensiones. Fue construido en el siglo XVI, aunque en 1929 se sustituyeron el mecanismo y los tubos por los del órgano romántico del Palacio Maricel de Sitges.
En las capillas, construidas a partir del siglo XIV, es donde se manifiesta más el cambio hacia el estilo gótico y posteriores. La pieza más destacada es el retablo mayor, de alabastro policromado, con las esculturas de Santa Tecla, Santa María y San Pablo.
Ocupadas por el hombre desde los inicios del Paleolítico Medio hasta la Edad de los Metales, el Parque de las Cuevas Prehistóricas de Serinyà lo forman varios abrigos o cuevas (la de la Arbreda, la de Mollet y el Reclau Viver).
Los estudios que se han hecho revelan que nos encontramos en uno de los mejores yacimientos de la Europa occidental para conocer el paso del hombre de Neandertal al hombre moderno. Hace unos 200.000 años (Paleolítico medio) los huéspedes fueron los preneandertales (Homo heidelbergensis); más tarde (entre 90.000 y 39.000 años) vivieron en ellas los neandertales y finalmente, durante el Paleolítico Superior, las cuevas fueron refugio para el hombre moderno (Homo sapiens). Todos ellos habitaron este lugar durante los últimos episodios glaciares, cuando el paisaje era muy diferente al actual.
Entre los hallazgos más importantes, destaca el cráneo localizado en 1973, que es el resto de humano moderno más antiguo de Cataluña (tiene 22.300 años de antigüedad).
Las primeras excavaciones arqueológicas las inició Pere Alsius i Torrent en la segunda mitad del siglo XIX. Ya en el siglo XX las continuó el doctor Josep Maria Corominas (1943) y actualmente trabajan en ellas investigadores de la Universidad de Girona y del Museo de Arqueología de Cataluña-Girona. En 1996 el Consejo Comarcal de El Pla de l'Estany inició las obras del actual parque.
Como consecuencia de las desamortizaciones del siglo XIX, buena parte del patrimonio artístico de la Iglesia se dispersó o privatizó. Durante la Renaixença catalana se intentó recuperar y proteger todo este legado con iniciativas como el Museo de Lleida Diocesano y Comarcal, fundado en 1893 siguiendo el ejemplo del Museo Episcopal de Vic. Actualmente gestiona un importante legado artístico proveniente de las Terres de Ponent y de la antigua Diócesis de Lleida, que cubre desde la prehistoria hasta la edad moderna.
En 2007 se inaugura la nueva sede que plantea criterios de musealización modernos. Durante la visita al museo es necesaria una parada obligatoria ante algunas piezas destacadas. Entre ellas, una cabeza de sátiro romano, frontales de altar del siglo XIII y fragmentos escultóricos románicos y retablos góticos de la Seu Vella. Del Renacimiento y Barroco encontramos obras del pintor Pere Nunyes, esculturas de Gabriel Joly y Damià Forment y varias obras del pintor Antoni Viladomat.
De toda la colección permanente destacan dos piezas únicas: el juego de ajedrez del siglo X-XI de Sant Pere de Àger y la Virgen de Bellpuig de Les Avellanes, una de las obras góticas más importantes del patrimonio catalán.
El patrimonio musical de Barcelona y Cataluña es inmenso. Y una de las instituciones que más ha contribuido a su conservación, estudio y difusión es el Museo de la Música de Barcelona. Ubicado en la segunda planta de L’Auditori, custodia una colección de 2.000 instrumentos musicales de todo el mundo y de 10.000 documentos sonoros, que han llegado a partir de legados y donaciones. Está considerado como uno de los fondos musicales más importantes de España.
La exposición permanente invita al visitante a vivir el mundo de la música y a entender que los instrumentos son documentos vivos de nuestro pasado, llenos de sentido y de información sobre nuestro patrimonio musical. Durante el recorrido se muestran más de 500 piezas, explicadas a través de recursos audiovisuales, sonoros y textuales.
El itinerario por la exposición permite conocer los instrumentos a partir de la historia de la música: de las antiguas civilizaciones, se avanza por el nacimiento y la difusión de la polifonía, el Barroco, el Clasicismo y el Romanticismo hasta llegar a los nuevos colores y la industria del sonido en el siglo XIX y los nuevos estilos y las nuevas tecnologías del siglo XX.
Los instrumentos de cuerda son los que tienen más representación en el museo y destacan la colección de guitarras y la de instrumentos de teclado. También merecen especial atención los instrumentos de viento, que reflejan su importante tradición constructora catalana y su uso en culturas sudamericanas y asiáticas.
El mayor monumento de Cataluña es también la fortaleza abaluartada más grande de Europa. El Castillo de Sant Ferran ocupa 550.000 m² en lo alto de una colina de Figueres. Como buen castillo fronterizo, su situación es inmejorable: tiene buenas panorámicas de la sierra de la Albera, que hace frontera con Francia, y del golfo de Roses.
Precisamente se levantó ante la necesidad de reforzar la frontera después de la Paz de los Pirineos de 1659 y debe su nombre al rey Fernando VI. La fortificación, inaugurada en 1766, pero terminada de construir en 1892, está formada por dos recintos.
El interior, de más de 325.000 m2, consta de seis baluartes unidos por paños de muralla. No pasa desapercibida la magnitud del edificio: caballerizas con capacidad para 500 caballos, almacenes para guardar víveres para 10.000 personas durante un año, una gran plaza de armas, nueve pabellones para el alojamiento de las autoridades y sus familias, y cuatro grandes cisternas con una capacidad total de nueve millones de litros de agua.
El recinto exterior, con un perímetro de 3.120 metros, lo integran tres hornabeques, siete revellines y dos contraguardias. Está separado del exterior por un gran foso de 10 hectáreas, que actualmente se puede visitar, incluidas las galerías subterráneas.
Sus monumentales dimensiones han hecho siempre difícil y muy costosa su actividad militar que frecuentemente ha estado por debajo de sus posibilidades. Desde 1997 se organizan visitas guiadas regulares al Castillo de Sant Ferran.
Estudiar, conservar y divulgar la historia de la ciudad; el Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) articula un discurso explicativo sobre la ciudad a través de un extenso fondo y de varios espacios patrimoniales extraordinarios. El museo recopila la cultura material que explica el pasado y el presente y esto se traduce en una colección rica y heterogénea que sigue creciendo. El MUHBA es un espejo de las múltiples caras de la ciudad: un importante núcleo histórico, una ciudad nueva modernista y un conjunto diverso de antiguas poblaciones y barrios de nueva creación.
El conjunto monumental de la plaza del Rei es el núcleo fundacional del Museo de Historia de Barcelona desde que se creó en el año 1943. En el subsuelo de la Casa Padellàs se puede ver una parte importante de la antigua Barcino; la visita permite pasear por las calles de la Barcelona romana, acercarse a la muralla de la época, entrar en una tintorería del siglo II d. C., ver los vestigios de la primera comunidad cristiana de la ciudad, etc. El conjunto se completa con importantes edificios medievales como el Palacio Real y el Salón del Tinell. Pero además de estos espacios emblemáticos, la sede central del MUHBA contiene la exposición permanente, con piezas sobre el antiguo régimen municipal, los gremios y cofradías barcelonesas, la industria de las indianas, la imaginería popular y festiva de la ciudad, la Barcelona decimonónica y la reforma urbana.
Con los años, este núcleo histórico se ha ampliado considerablemente y actualmente recoge hasta 15 espacios patrimoniales distribuidos por la ciudad. Destacan el Templo de Augusto, la Vía Sepulcral Romana, el Call (la Judería), el Park Güell, Santa Caterina, el Turó de la Rovira o la Fabra i Coats, entre otros.
Definida por el dramaturgo Àngel Guimerà como una de las catedrales del vino, la bodega modernista de Pinell de Brai es la expresión arquitectónica del cooperativismo agrario en Cataluña de finales de siglo XIX. Su construcción se encarga a Cèsar Martinell el 1919 que utiliza todos los elementos de la arquitectura tradicional catalana, la estética modernista, y lo enriquece con las innovaciones técnicas de su maestro Antoni Gaudí.
La luz que se filtra entre los ventanales, la planta que recuerda a la de una iglesia y la sensación de amplitud recrea el interior de una catedral gótica. Pero más allá de la belleza arquitectónica del edificio, Martinell crea un espacio funcional destinado a la producción de vino. Por ello, incorpora importantes innovaciones técnicas: la estructura de naves basada en arcos parabólicos, el sistema de ventilación a través de grandes ventanales o el aislamiento en cámaras de los recipientes para la elaboración del vino.
El elemento más característico de la bodega es sin duda el friso de cerámica vidriada de la fachada diseñado por el pintor Francesc Xavier Nogués, en el que se suceden escenas de la vendimia y de la elaboración del vino y el aceite. A pesar de su espectacularidad, por falta de presupuesto se eliminó del proyecto inicial y no se incorporó hasta 1949.