Exploramos las huellas de esta historia visitando castillos, refugios, iglesias o yacimientos que todavía se conservan en las villas de Flix, Ascó y Vinebre.
La Ribera de Ebro constituye una comarca con un gran patrimonio cultural e histórico. A lo largo de los siglos, el Ebro se ha convertido en un nexo de unión entre las tierras del interior y el Mediterráneo, un punto de encuentro de gente y culturas. La importancia geoestratégica del río en el pasado, como vía comercial y de comunicación, ha hecho que desde los tiempos más remotos íberos, fenicios, griegos o romanos —entre otros— se establecieran en las aguas del Ebro. Las huellas de esta historia las podemos encontrar en forma de castillos, palacios, yacimientos arqueológicos...
Empezamos la escapada en la villa de Flix, donde se puede visitar el castillo, una antigua fortaleza carlista que está rodeada por el Ebro. En la misma población también se encuentra un refugio antiaéreo que se construyó durante la Guerra Civil Española. La iglesia de Santa María, del siglo XVII, y la ermita de Remei también merecen una visita. Además, en el río que rodea Flix encontramos uno de los últimos pasos de barca que quedan en todo el Ebro. Podemos aprovechar la visita y atravesar el río con este tradicional sistema.
Además de todo su patrimonio artístico, en Flix también se encuentra la Reserva Natural de Sebes, uno de los espacios naturales más importantes de las Tierras del Ebro. Conjuntamente con el meandro de Flix, ocupa una superficie de más de 250 hectáreas de zonas de aguas abiertas, humedales, bosques de ribera, islas fluviales y galachos.
Continuamos nuestra ruta hacia Ascó, donde encontraremos un itinerario que recorre diferentes espacios de la batalla del Ebro que tuvo lugar en 1938. Este recorrido permite visitar las trincheras del Calvario, el búnker de los Reguers, el campamento del XV Cuerpo del Ejército —un gran campamento republicano donde vivieron unos 5.000 soldados durante los 115 días de combate—, y el paso de barca de Ascó, entre otros. Sin movernos del pueblo, visitamos el castillo, ubicado en el punto más alto de Ascó y cuya torre ofrece una vista privilegiada del río y del municipio.
Y acabamos en Vinebre, donde visitamos Can Don Juan, un palacio renacentista del siglo XVI, con fachada barroca y patio interior porchado, y la iglesia de San Juan Bautista. En Vinebre también se encuentra el poblado ibérico de San Miquel, situado sobre una colina de unos 100 metros de altura. Muy cerca se encuentra la ermita de San Miquel, una pequeña capilla del siglo XII que también merece una visita.
Una propuesta de escapada en colaboración con la revista
Descobrir.