Eusebi Güell, fiel defensor de la obra de Antonio Gaudí, en 1898 le encargó una iglesia para la colonia textil que había construido en Santa Coloma de Cervelló, cerca de Barcelona.
Su construcción no comenzó hasta 1908, diez años después del encargo. Además, Gaudí abandonó la obra en 1914 y los trabajos se suspendieron definitivamente en 1916, cuando sólo se había construido la cripta.
Pero para Antoni Gaudí, tanto el proyecto como la construcción de la cripta de la colonia Güell fueron un laboratorio de ensayo, donde experimentó soluciones arquitectónicas y nuevas técnicas estructurales que luego utilizó en la Sagrada Família. Realizó atrevidas probaturas, utilizando el ladrillo y la piedra para la construcción de estructuras arquitectónicas llevadas a sus límites, como los arcos parabólicos o las columnas y paramentos inclinados.
El Museo Memorial del Exilio (MUME) es el primer equipamiento museístico dedicado a preservar la memoria y el legado del exilio republicano consecuencia de la Guerra Civil española.
Ubicado en La Jonquera, el paso fronterizo por donde huyeron la mayor parte de los exiliados, el MUME se define como un espacio para la memoria, la historia y la reflexión crítica. Un proyecto que no sólo se limita a la labor expositiva sino que impulsa la investigación histórica y la difusión pedagógica.
Su exposición permanente presenta el fenómeno del exilio a lo largo de la historia, haciendo hincapié en la Guerra Civil y la posterior derrota y retirada republicana. La diáspora a través de los Pirineos camino de Francia y la suerte diversa de los miles de refugiados que cruzaron la frontera son uno de los puntos de interés de la muestra. La vivencia del exilio y su legado cultural a partir de testimonios y herencias documentales completan el discurso expositivo.
Olèrdola conoce la presencia del hombre desde la edad del bronce hasta bien entrado el siglo XX. Este hecho evidencia la importancia estratégica de un asentamiento situado en la colina de Sant Miquel, que domina la llanura de El Penedès. Actualmente Olèrdola es una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña y forma parte de la Ruta de los Íberos.
Su posición hizo de Olèrdola un lugar ideal en tiempos de guerra y poco habitable durante los períodos de paz. Por eso, el lugar también ha conocido largas temporadas de abandono.
Sus pobladores han dejado huella en el lugar. En Olèrdola encontramos un oppidum íbero, un poblado fortificado y amurallado. También una impresionante fortificación romana para controlar el territorio y, en especial, la vía de acceso hacia Tarraco. Finalmente, el conjunto consta de una ciudad medieval, con iglesias prerrománicas y románicas (Sant Miquel y Santa Maria), el castillo y tumbas antropomorfas excavadas en la roca.
A principios del siglo XII, se inicia la decadencia de Olèrdola y el desplazamiento de la población a la llanura.
Actualmente se conservan restos del castillo, la iglesia de Sant Miquel, un edificio románico, y la Necrópolis de Sant Miquel, una excelente muestra de los enterramientos característicos en la alta edad media.
Hay que tocar la ciencia. Con esta premisa nació en 1981 el Museo de la Ciencia de la Fundación "la Caixa", el primer museo científico interactivo de España. Este objetivo sigue vigente en su remodelación que ha dado lugar al CosmoCaixa, inaugurado en 2004.
Con un espacio cuatro veces mayor que el primer Museo de la Ciencia, el CosmoCaixa se divide en varias áreas para divulgar el conocimiento científico desde la experimentación. Por ejemplo, el muro geológico muestra diversas estructuras geológicas; la sala de la materia propone un recorrido desde el Big Bang hasta la actualidad; las salas infantiles acogen espacios educativos y lúdicos como el Planetario Burbuja, la sala Flash y Click o la sala Toca, toca!
Incluso hay una réplica exacta de un trozo de bosque inundado de la selva amazónica brasileña de más de 1.000 m². Se puede ver tanto la parte inundada, como la de tierra firme, como la subterránea, con lluvia tropical incluida.
El CosmoCaixa es uno de los museos de la ciencia más modernos del mundo. A pesar de todo, sigue fiel a sus orígenes. Y es que conserva parte del edificio modernista donde se ubicó el primer museo: un antiguo asilo para ciegos del arquitecto Josep Domènech i Estapà construido en 1904 al pie del Tibidabo.
En el antiguo edificio de la Casa de la Caridad de Barcelona, en un equipamiento totalmente moderno, encontramos un centro cultural de referencia europea. Se trata del Centro de Cultura Contemporánea (CCCB), que desde 1994 trabaja para la investigación creativa y en la producción de conocimiento. Tiene como eje central la ciudad y la cultura urbana y como objetivo vincular el mundo académico con la creación y la ciudadanía.
Y través de proyectos propios. Los más significativos son las exposiciones temáticas, que generan debate y conocimiento en torno a los temas que perfilan la actualidad. Asimismo, también ha instaurado otras formas de intercambio cultural como debates internacionales, el CCCB Lab, la plataforma de literatura Kosmopolis o el proyecto de cine experimental Xcèntric. Todos ellos son proyectos que tratan de manera integrada la cultura del siglo XXI y las grandes transformaciones de la era digital.
El CCCB dispone de un fondo (Archivo CCCB y Archivo Xcèntric) donde conserva la documentación relacionada con todos los proyectos que se han ido realizando desde su inauguración. Este archivo está disponible para todo el mundo desde 2008.
Visitar el Centro de Cultura Contemporánea es entrar en un espacio de reflexión sobre qué es la cultura urbana. El mismo edificio, remodelado por Helio Piñón y Albert Viaplana, estructurado alrededor del Patio de las Mujeres, invita a ello. Es recomendable subir hasta el mirador antes de terminar la visita.
Con poco más de 30 años, la reina Elisenda de Montcada se retiró del mundo al quedar viuda. Y lo hizo en el Monasterio de Pedralbes, que ella misma había fundado en 1326 en la montaña de Sant Pere Mártir (Barcelona). Allí residió 37 años aislada, con la única compañía de las monjas clarisas y la arquitectura gótica.
El Monasterio de Santa Maria de Pedralbes se levantó en sólo 13 meses y destaca por su gran homogeneidad arquitectónica de estilo gótico. Las piedras blancas (petras albas), utilizadas para construir el conjunto, acabaron dando nombre a la zona: Pedralbes.
Entre las joyas del monasterio está la pequeña capilla de Sant Miquel, que destaca por las pinturas al fresco y al aceite (s. XIV), un testimonio excepcional de la pintura gótica catalana; los vitrales góticos del interior del templo (considerados los más importantes de Cataluña por su antigüedad y buen estado de conservación) y el claustro. Este es uno de los más grandes e imponentes del mundo.
Destacar también la tumba de la reina Elisenda. Ubicada entre la iglesia y el claustro, es un sepulcro bifrontal que representa sus dos caras: desde la iglesia se la ve vestida y coronada como reina y, desde el claustro, aparece como viuda y monja, con el sencillo hábito franciscano.
Junto a la catedral de Vic, el Museo Episcopal es un referente en arte medieval catalán y expone obras maestras de pintura y escultura del románico y del gótico (entre los siglos XII y XV). El centro, con más de 29.000 piezas, está especializado en arte litúrgico.
El extenso fondo románico permite seguir con precisión la evolución iconográfica y estilística del románico catalán. Una de las piezas estrella del museo es el grupo escultórico del Descendimiento de Erill la Vall. Descubierto por la expedición hecha por el Instituto de Estudios Catalanes al Valle de Boí de 1907, esta obra del Maestro de Erill está considerada como uno de los conjuntos escultóricos más importantes del románico europeo del siglo XII.
Destaca también el Baldaquín de la iglesia parroquial de Ribes, una de las obras maestras que custodia el museo. Otras piezas a tener en cuenta son el frontal de altar de Sant Andreu de Sagàs, el frontal de Sant Pere de Ripoll o la Virgen de Santa Maria de Lluçà.
Además de su fondo de primer orden, el museo destaca también por un proyecto museológico moderno e innovador. Fue galardonado en 2001 con el Premio Nacional de Patrimonio Cultural por su contribución a la difusión del arte medieval catalán.
La historia de Sant Feliu de Guíxols se puede resumir a partir del monasterio benedictino, en el que se combinan estilos arquitectónicos que van des del siglo V al XVIII. Sobre estructuras de época romana, se erigió el primer monasterio que se remonta al siglo X y del que se conserva la Porta Ferrada, que se integró como pórtico de entrada. Más tarde, se fueron incorporando elementos y construcciones, entre ellos la iglesia gótica o el nuevo convento del siglo XVIII.
Actualmente se puede visitar parte del edificio junto con las torres del Fum y del Corn, ubicadas a cada lado de la iglesia. En su momento actuaban de torres de vigilancia. En la primera de ellas, se emitían señales de humo hechas con paja húmeda. Desde la segunda, se hacía sonar un cuerno marino en caso de peligro.
El municipio de Sant Feliu de Guíxols nació y creció alrededor del conjunto monacal. Por ello, se escogió este edificio tan significativo para acoger el Museo de Historia de la Ciudad y el Espacio del Médico y de la Salud Rural.
Pero la historia del monasterio continúa escribiéndose. Y es que en las dependencias del antiguo Palacio del Abad se puede encontrar el Espai Carmen Thyssen dedicado a exposiciones temporales.
¿Es posible sentirse como un burgués de principios del siglo XX visitando un monasterio románico? Sant Benet de Bages demuestra cómo el patrimonio se adapta a nuevos usos con el tiempo. En este caso, pasa de monasterio medieval a residencia de verano de la familia de Ramon Casas y actualmente es un complejo turístico y cultural.
La primera iglesia (prerrománica) se consagraba el año 972 con una comunidad de doce monjes. Sin embargo, es a partir del siglo XII que la abadía vive su época de esplendor, con la construcción de una nueva iglesia y el claustro. Este último es la estrella románica del conjunto. Entre los pilares se abren arcos de medio punto que descansan sobre columnas dobles con capiteles esculpidos, todos ellos originales.
Fruto de la desamortización de Mendizábal, el monasterio se abandonó. Fue en 1907, que Elisa Carbó i Ferrer, madre del pintor Ramon Casas, compró los terrenos de Sant Benet y aprovechó las estancias de la comunidad monástica para habilitarlas como residencia. La rehabilitación fue a cargo de otro nombre ilustre: Josep Puig i Cadafalch. Destaca la terraza de mediodía de estilo modernista que ocupa parte de las antiguas celdas de los monjes.
Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, se puede realizar una inmersión en la historia monástica y el pasado modernista del edificio. Pero no sólo eso. El año 2007 se inauguró en torno al monasterio el complejo Món Sant Benet que, además de difundir el patrimonio, también trabaja para la gastronomía y el paisaje.
El Museo Pau Casals es uno de los testimonios más significativos del legado de Pau Casals, uno de los músicos catalanes más universales, que revolucionó el mundo de la música por la innovación en la interpretación con violonchelo.
El edificio que ocupa es la Vil·la Casals, que en 1910 el músico hizo construir en el paseo marítimo de Sant Salvador, El Vendrell. Concebida inicialmente como una casa de veraneo, fue reformada siguiendo el estilo novecentista, con la Sala de la Música, el jardín y el mirador. Casals residió allí hasta 1939, cuando tuvo que exiliarse, y nunca más volvió.
En 1972, el músico y su esposa, Marta Montañez, crearon la Fundación Pau Casalspara preservar el patrimonio que tenían en la casa de Sant Salvador. Tras su muerte, se abrió al público la Sala del Sentimiento, la Sala de Conciertos y la del Vigatà y en 1976 se inauguró la casa como museo.
En el actual museo, inaugurado en 2001, el visitante puede admirar varias esculturas, pinturas, instrumentos musicales, fotografías, autógrafos, muebles y otros objetos personales del músico, además de participar en diversas actividades destinadas el impulso y la divulgación de la música.