El Pirineo fue uno de los últimos espacios que los dinosaurios habitaron, hace 65 millones de años. El yacimiento cretácico de Coll de Nargó es considerado por la comunidad científica como uno de los más importantes del mundo. Y es que es una gran fuente de información sobre el momento en que se extinguieron los últimos grandes dinosaurios y comenzó una nueva era dominada por los mamíferos.
El yacimiento consta de una zona abierta al público llamada "Mirador del Cretácico", desde la que se pueden observar huellas, restos fósiles vegetales y animales, huevos y nidos de dinosaurio. Para divulgar la importancia del yacimiento, se creó el museo Dinosfera, un centro de interpretación interactivo basado en las nuevas tecnologías.
La exposición permanente se centra en explicar cómo se cree que era el proceso de reproducción de estos gigantes de la naturaleza. Y es que una de las piezas más espectaculares encontradas en Coll de Nargó y que se pueden ver en el museo es el nido de dinosaurio más grande de Europa. Precisamente, uno de los principales responsables de las puestas que se han encontrado en la zona es el titanosaurio. Por eso una reproducción de este saurópodo preside el inicio de la exposición.
Al morir el paleontólogo Miquel Crusafont, sus hijos cedieron el fondo y la colección de fósiles de su padre al Instituto Provincial de Paleontología, con la condición de que no saliera de Sabadell.
Este instituto pasó a llamarse posteriormente Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y actualmente es el centro de referencia en investigación, conservación y difusión de la paleontología en Cataluña (la ciencia que estudia los seres vivos del pasado a través de los fósiles). A lo largo de su historia, la colección se ha ampliado hasta los 200.000 registros fósiles, obtenidos en diferentes yacimientos, convirtiéndose en una de las más importantes de Europa.
Entre los hallazgos más conocidos que custodia el ICP están Jordi y Montse (Hispanopithecus laietanus) y Pau (Pierolapithecus catalaunicus). Todos ellos son primates de más de 12 millones de años y han permitido explicar mejor el periodo entre los homínidos y sus ancestros primates.
Desde 2010, el museo se ha convertido en el principal espacio divulgativo del ICP. Allí, a través de recorridos interactivos, se muestra cómo es el proceso de investigación paleontológica, cómo es un laboratorio de restauración de fósiles, fósiles en 3D y recreación de paisajes de hace 66 millones de años, cuando los actuales Pirineos eran una zona poblada por dinosaurios.
Els Vilars (o Vilasos), un pequeño abrigo al oeste de Os de Balaguer, ha sido durante siglos un refugio de pastores, cosa que se puede ver en las paredes y techos ennegrecidos. No fue hasta los años 70 que debajo de las marcas de humo se descubrieron unas pinturas rupestres con más de 4.000 años de historia. Actualmente forman parte del conjunto de Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998.
A pesar de no tener más de 60m2, la cueva está ricamente decorada: se han identificado hasta 28 figuras o trazos. En todo el conjunto, se conservan tres grupos de figuras especialmente significativas por su contenido. En primer lugar, una escena de danza, en la que un hombre coge por la cintura a dos mujeres vestidas con faldas típicas de la pintura levantina. Las tres figuras están pintadas en rojo intenso.
Otro de los grupos está formado por cuatro círculos concéntricos y se cree que es una representación "heliolítica", de tributo al sol. Por último, en el fondo de la cueva, se aprecia una escena de caza, en la que se representan cabras, lobos, zorros e incluso una cierva.
La ubicación de la cueva es privilegiada. Por su orientación recibe los primeros rayos de sol y, al mismo tiempo, tiene una amplia visibilidad del valle del río Farfanya.