Eduard Toda, el primer egiptólogo catalán | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

Historias

Eduard Toda, el primer egiptólogo catalán

Toda es uno de los personajes de la Renaixença catalana más importantes y, a la vez, menos conocidos

Cónsul, hombre de cultura,  primer egiptólogo catalán, bibliófilo, mecenas, viajero... Eduard Toda es uno de los personajes catalanes de la Renaixença más importantes y, a la vez, menos conocidos. Repasamos los capítulos más relevantes de su vida. 

Primeros estudios en Reus

Eduard Toda nació en Reus el año 1855. Lo crió su madre, juntamente con su tío materno, el periodista y republicano Josep Güell y Mercader, ya que su padre, un personaje local muy influyente y ex alcalde de Reus, no quiso hacerse cargo. 

Cuando acabó la escuela primária, entró a estudiar en el Instituto de los Padres Escolapios de Reus. Allí, el joven Toda fue compañero y amigo del arquitecto Antoni Gaudí y de Josep Ribera, médico y cirujano catalán. Durante aquellos años de instituto, los tres amigos cultivaron  un gran interés por la literatura i el conocimiento y Toda, con sólo 15 años, escribió su primer libro "Poblet. Descripción histórica" sobre el monasterio que años más tarde restauró. 
 

Placa conmemorativa en la casa donde nació Eduard Toda en Reus (Montsemedina - CC BY-SA 3.0 - Wikimedia Commons)

Inicio de la carrera diplomática

Cuando acabó sus estudios en el instituto y le llegó la hora de ir a la universidad, Toda se fue a vivir a Madrid para estudiar la carrera de Derecho, que finalizó en tan sólo tres años. Durante los años universitarios, conoció el que sería uno de sus grandes amigos: el escritor, periodista y político Víctor Balaguer. 

Una vez finalizados los estudios, obtuvo una plaza en el cuerpo diplomático: empezaba su vida de viajero. El trabajo de diplomático lo llevó, a partir del año 1876, por tierras tan lejanas como el Extremo Oriente o Egipto, además de buena parte de Europa: Glasgow, Helsinki, Le Havre, Hamburgo, Bruselas, París o Cerdeña. Además, visitó también la India, Siam (actual Tailandia), Camboya, las Filipinas o Japón, entre otros. 

Pero de todos sus viajes y estancias en el extranjero, tres fueron los más especiales e importantes para él: China, Egipto y Cerdeña. 
 
Retrato de Eduard Toda

Un catalán en Egipto

De su carrera diplomática destaca especialmente su estancia en Egipto. Tras de vivir en Macao, Hong Kong y Shangai entre los 21 y los 27 años, y de una breve estancia en Cataluña, Toda volvió a embarcarse en la aventura diplomática, esta vez en el país de los faraones, en la que fue una de las etapas más relevantes de su vida: la de ser Cónsul General de España en El Cairo. 

Durante sus años en Egipto, viajó mucho por el país visitando los restos de Alejandría, las de Sais y Tanis, o las Pirámides de Giza y sus necrópolis. 
Eduard Toda vestido como una momia en el Museu de Bulaq, El Cairo (Wikimedia Commons)

La expedición de Maspero

En una de sus estancias en el Valle del Nilo, conoció al francés Gaston Maspero, que en aquellos momentos era Director del Museo Egipcio de El Cairo y Director del Servicio de Antigüedades. 

Esta amistad lo llevó a formar parte, el 1886, de la expedición arqueológica organizada por Maspero: recorrer el Nilo con el objetivo de inspeccionar el estado de los monumentos y las obras de excavación y de conservación. 
Eduard Toda, segundo por la izquierda, durante su estancia en Egipto (Biblioteca Museu Víctor Balaguer - Wikimedia Commons)

Apertura de la tumba de Sennedyem

Fue Maspero quien confió en Toda la apertura de una tumba intacta, la tumba de Sennedyem, también conocida como tumba tebana I, situada en Deir el-Medina. El vaciado duró tres días, con la ayuda de siete obreros y, excepto las piezas que Toda llevó a España cuando volvió y que hoy forman parte del fondo del Museo Arqueológico Nacional y del Museu Víctor Balaguer (a quien había conocido durante sus años en Madrid), el resto se encuentran en el Museo Egipcio de El Cairo. 

Fue un hecho muy importante: por un lado, porque fue la primera excavación de un español en este campo, y porqué fue, también, la primera tumba que se encontró intacta en Egipto. Toda, que publicó los resultados del descubrimiento y fue un inventario de las piezas encontradas, fue considerado desde entonces el primer egiptólogo catalán y español. 
Imágenes de la tumba de Sennedyem (Wikimedia Commons)

El “gran señor” de Escornalbou

Toda prosiguió con su carrera diplomática y, después de una estancia en el Alguero, en Cerdeña, donde descubrió el uso del catalán en la isla, y de otra de bien larga en Londres donde, durante 18 años, vivió como hombre de negocios, Toda volvió a Cataluña el año 1918. 

Previamente, el año 1911, había adquirido las ruinas del antiguo monasterio de Escornalbou i desde entonces se encargó de dirigir su restauración. Allí vivió durante unos años y hoy en día, en las diferentes estancias, aún quedan muestras de las colecciones, antigüedades y obras de arte que había reunido durante sus viajes, así como su importante biblioteca personal. 
Imágenes del interior del Castillo Monasterio de Escornalbou (Agència Catalana del Patrimoni Cultural)

Premios y condecoraciones

Entre otros cargos, Toda fue elegido vicepresidente y, más tarde, presidente, de la Comisión provincial de monumentos, presidente de la Real Sociedad Arqueológica Tarraconense, miembro de la  Junta de Museos de Barcelona o presidente de la Academia de Buenas Letras de Barcelona, además de recibir diversas medallas y condecoraciones por parte de los gobierno de China, Camboya, Siam, Portugal, Dinamarca y Francia. 

Publicó un gran número de libros y artículos sobre historia, etnografía, arqueología, literatura y bibliografía y hizo diversas donaciones de libros y objetos valiosos. 
Imagen exterior del Castillo Monasterio de Escornalbou (Agència Catalana del Patrimoni Cultural)

La restauración de Poblet

En su voluntad de proteger el patrimonio catalán, Eduard Toda dirigió también la restauración del Real Monasterio de Poblet con el objetivo de devolverle su papel de referente simbólico. 

Un año antes de su muerte, Toda hasta pudo ver el retorno de la vida monárquica, que el siempre había defendido para dar sentido a la restauración de edificio, ya que era la razón por la cual se había construido. 

Eduard Toda murió el 1941 en el Monasterio de Poblet. 
Imágenes del Real Monasterio de Poblet (Josep Giribert - Departament de Cultura)