El tipo de representación visual de las pinturas descubiertas era prácticamente desconocida hasta aquel momento.

La evolución de la investigación en la Roca dels Moros, con los trabajos de los investigadores e investigadoras que la estudian, se ilustra a través de estas reproducciones, llamadas calcos.

El prehistoriador Henri Breuil se desplaza también a El Cogul ese mismo verano de 1908 y empieza sus investigaciones. Atribuye el mural al Paleolítico superior y en el calco que presenta, elaborado por Luís Izquierdo, transforma la figura deteriorada de un cuadrúpedo en un bisonte del Pleistoceno, en el lugar donde actualmente vemos un jabalí común.

El autor señala otras novedades, como la existencia de detalles grabados, y considera que la escena del grupo de mujeres puede representar una «danza fálica».

Ceferí Rocafort y Juli Soler, junto con Lluís Vidal, llevan a cabo una investigación patrocinada por el Instituto de Estudios Catalanes y el Centro Excursionista de Cataluña, y llegan a documentar hasta 33 figuras. Contrariamente a la propuesta de H. Breuil, consideran que el mural pintado corresponde posiblemente al Neolítico.

Se iniciaba así un debate sobre la datación del mural que todavía está vigente.

El mismo autor estudia en detalle las coloraciones y tonalidades de las figuras femeninas y sigue la hipótesis de Breuil, que adscribe las pinturas al final del Paleolítico superior.

Más tarde, en 1952, Martín Almagro sintetiza y revisa todos los estudios realizados hasta entonces. Identifica un total de 45 figuras pintadas y diversos grabados.

Es la primera copia que incorpora las inscripciones ibéricas y romanas. La adscripción cronológica propuesta por este autor se inscribe dentro del Mesolítico.

En 1985, dentro del Programa Corpus de Pinturas Rupestres de Catalunya del Servicio de Arqueología del Departamento de Cultura, se lleva a cabo la documentación de las pinturas rupestres por parte de los especialistas Ramon Viñas, Anna Alonso y Elisa Sarriá.

Esta documentación incluye un nuevo calco que registra 42 representaciones pintadas, y se aportan fragmentos de nuevas figuras y diversos detalles que no habían sido observados en otros trabajos. Además, se identifican las superposiciones como muestra de la complejidad en la realización del mural.  

En 2019 la ACdPC impulsó una actuación de limpieza de la roca. Los trabajos, a cargo de Eudald Guillamet y Laura Ballester, consistieron en la limpieza de las sales solubles de origen antrópico y permitieron mejorar la visibilidad del conjunto rupestre.

En 2019, la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural encarga un nuevo trabajo de documentación de la Roca dels Moros a los arqueólogos Albert Rubio y Ramon Viñas , y se elabora una nueva copia del mural, la más reciente.