Hasta los años noventa, entrar en la iglesia de Sant Vicenç de Estamariu era una aventura arriesgada. Al dejar atrás la Cerdanya, aparece de pronto un magnífico ábside lombardo lobulado preludio de una iglesia asentada en la entrada del pueblo de Estamariu, con un pasado medieval poderoso.
Como ruinas invadidas por el bosque, Sant Vicenç se levantaba al cielo para evidenciar lo que había sido: uno de los enclaves estratégicos más importantes del condado de Castellbó durante la baja Edad Media.
No fue hasta 1993 cuando la primera expedición de voluntarios, apoyados por el Centro de Estudios del Alt Urgell, decidió limpiar las zarzas de aquella la iglesia en peligro de ruina.
La sorpresa, ya intuida por aquellos primeros exploradores, fue el descubrimiento del magnífico mural románico conservado en el ábside y las decoraciones góticas del absidiolo, que hacen de Estamariu uno de los conjuntos murales más importantes conservados in situ en Cataluña.
El descubrimiento de las pinturas murales de Sant Vicenç y su conservación es por tanto fruto de la casualidad y de la suerte, como ha sucedido en tantas y tantas iglesias de montaña.
Iglesia de Sant Vicenç. Josep Giribet/ Departamento de Cultura. CC BY – NC 2.0
La iglesia de Sant Vicenç de Estamariu se construyó alrededor del año 1040 y se inscribe en lo que se conoce como edificios de estilo lombardo. Tiene una estructura singular de planta basilical con tres naves paralelas encabezadas por ábside, que solía reservarse para las catedrales y los monasterios.
El siglo XVIII marcó el principio del fin del templo, cuando fue sustituido por la iglesia de Santa Cecilia y Sant Vicenç, antes esplendoroso, cayó en el olvido.
Interior de la Iglesia. Detalle de los arcos de medio punto. Josep Giribet/ Departament de Cultura. CC BY – NC 2.0
La construcción de una nueva iglesia dentro del pueblo relegó Sant Vicenç a otros usos poco religiosos. Pero en el proceso deterioro, la fortuna acompañó a las pinturas murales.
La estructura arquitectónica del presbiterio que las ocultaba se mantuvo firme y el hecho de estar cubiertas por una capa de cal hizo que se mantuvieran ocultas a la vista de agresores y especuladores e incluso de la propia Junta de Museos de Cataluña, tal como ocurrió con las pinturas de Sant Víctor de Dòrria (Ripollès), las de Sant Tomàs de Fluvià (Girona) y las de Baiasca (Pallars Sobirà).
Absis central. Detalle del apóstol San Juan, pintura mural (s. XII). Josep Giribet / Departamento de Cultura. CC BY – NC 2.0
Los expertos que han trabajado en Estamariu hablan de unas pinturas con un programa iconográfico y un estilo excepcionales. En el ábside se pueden ver los restos del Cristo en Majestad rodeado por Tetramorfos o símbolos de los Evangelistas.
Debajo de Cristo hay un friso de factura excepcional poblado de animales simbólicos y jefes de mártires y que representa el mar de vidrio que hay bajo el trono de Dios, tal y como explica el libro del Apocalipsis. Debajo del ábside, encontramos los apóstoles con la Virgen, San Pablo y San Juan. Y, en un segundo registro, una serie de bustos de mártires que se puede identificar Santa Ágata y Sant Vicenç (mucho más deteriorado), a quien se consagró la iglesia.
El restaurador Pere Rovira habla de los autores de las pinturas: "Hay que destacar las dos manos que han realizado los trabajos: una, alrededor de Pedret, más conservadora, de estilo lombardo y, la otra, de mayor libertad y más expresionista, dentro del círculo de Orcau y Argolell".
La técnica utilizada es la clásica del fresco, que consiste en aplicar pigmentos sobre una capa de cal húmeda. Los restauradores también destacan la riqueza cromática y el uso de pigmentos costosos como el cinabrio y azurita, que dan idea de la riqueza del Estamariu medieval.
Imatge de Santa Ágata, pintura mural (s. XII). Josep Giribet/ Departament de Cultura. CC BY – NC 2.0
Entre los años 2003 y 2007, se llevaron a cabo las dos fases de conservación y restauración de las pinturas murales de Estamariu. Los trabajos fueron coordinados por la Fundación Sant Vicenç de Estamariu y por el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC).
Primera fase (2003-2007): Las actuaciones arquitectónicas consisten en el cierre de las aberturas del ábside y del muro norte, la revisión del estado de las cubiertas y la canalización de las aguas pluviales. También se realiza el proyecto para cubrir la tercera nave que quedaba independiente del resto.
Segunda fase (2007): Se retira la capa de cal que recubría la superficie de las pinturas, un proceso lento y delicado, a punta de bisturí. Se limpian y se fijan con agua de cal a los pequeños levantamientos, aplicándose una capa de resina acrílica para protegerlas y corrigiendo las pequeñas pérdidas para mejorar su lectura estilística e iconográfica.
Pero durante su restauración, la iglesia de Sant Vicenç deparaba otro descubrimiento, quizá no tan espectacular, pero sí definitorio de la importancia del monumento.
En el absidiolo meridional, recubierta por una capa de mortero muy gruesa, aparecieron fragmentos de una pintura que presagiaba un estilo gótico. Su estado de conservación era precario y los trabajos para recuperarlas fueron aún más complejos que los que se habían hecho en el ábside.
Restos de pintura mural con decoración geométrica y vegetal, de época gótica. Josep Giribet/ Departamento de Cultura. CC BY – NC 2.0
El románico es el arte nacional de Cataluña por tres razones fundamentales: lo que hoy conocemos como Cataluña se independiza de la corona carolingia en tiempos del conde Ramón Borrell II.
Paralelamente, nace una cultura propia impulsada por el Abad Oliba y vehiculada a través del catalán: en el siglo XII se publican las Homilies d'Organyà, considerado el primer texto escrito en lengua catalana.
El tercer factor es puramente artístico: en Cataluña se desarrolla un arte singular diferenciado del resto de la península y de Europa que tiene en la pintura y la escultura sus máximas expresiones.
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Capitel de Sant Pere de Rodes. Norto Méndez/ Departamento de Cultura. CC BY – NC 2.0
La pintura es una de las expresiones más singulares del románico catalán y, como conjunto, se trata del más importante del mundo. En sus orígenes, formaba parte de la decoración de paredes, ábsides, portadas y otros elementos arquitectónicos. Más tarde, también se utiliza como ornamentación del mobiliario litúrgico, como frontales de altar y baldaquinos.
Un contexto que hoy, en gran parte, se ha perdido. Debido al expolio artístico que ha sufrido el país, las pinturas románicas supervivientes se exponen lejos de sus lugares de orígen. Es por esta razón que San Vicenç de Estamariu constituye una valiosa excepción.
Más allá del simbolismo y la técnica, la pintura románica decora los templos cristianos medievales para transmitir el mensaje de la Iglesia a los feligreses. El conjunto figurativo es la síntesis de la doctrina cristiana y de la manera como la Iglesia concibe el orden del mundo.
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Pinturas murales de Sant Quirze de Pedret. Carles Illa/ CC BY – NC 2.0
¿Cómo se vivía en Estamariu durante la edad media? ¿Cómo era el día a día de los hombre y mujeres medievales? Sumérgete en el mundo en los siglos XI y XX.
Tapiz de la creación. CRBMC/ Departamento de Cultura. CC BY – NC 2.0
Pere Rovira es conservador-restaurador del Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC) y ha trabajado en el proyecto de Estamariu.
¿Qué significa para un restaurador trabajar en unas pinturas como las de Sant Vicenç de Estamariu?
Por su calidad y delicadeza, y por el hecho de haberlas descubierto al público después de varios siglos, es el máximo a que puede aspirar un conservador - restaurador. Comparable a jugar la final de la Champions.
¿Cuál ha sido el mayor reto que ha planteado el trabajo en Estamariu?
Como es habitual en el mundo del patrimonio, el económico. Tuvimos que esperar unos cuantos años para acabar de descubrir las pinturas hasta tener la financiación necesaria.
¿Es posible hacer un hallazgo similar al de Estamariu en algún otro lugar de Cataluña?
En treinta años en Cataluña se han hecho 3 descubrimientos importantes de pintura románica nueva: Sant Tomàs de Fluvià, Dòrria y Estamariu. Quedan muchas iglesias de origen medieval que seguramente ocultan pintura mural no conocida y que ya hemos detectado. Sencillamente, hay que esperar su momento.
Vista interior de la nave restaurada desde los pies de la iglesia. Josep Giribet/ Departament de Cultura. CC BY – NC 2.0