Pasteles y dulces tradicionales en el calendario festivo Patrimonio gastronómico para golosos
La comida ha servido desde hace mucho tiempo para reunirse y celebrar una fiesta religiosa o laica, sobre todo durante los cambios de solsticio en el campo. Uno de los elementos más significativos de la celebración son los postres, que tienen recetas específicas según el calendario estacional.
Solo empezar el año encontramos el roscón de Reyes, un pastel relleno de mazapán que esconde en su interior una figurita y un haba. También es muy reconocido el roscón de Sant Antoni.
El dijous gras nos lleva las coca de llardons, un último exceso antes de la cuaresma. Para estas semanas previas a Semana Santa tenemos los buñuelos, además de la crema catalana reservada para el día de San José. Finalmente llega el domingo de Pascua y no puede faltar la mona. La regalan los padrinos a sus ahijados y ahijadas. Las tradicionales se parecían mucho al roscon de reyes, pero en vez de fruta confitada llevaban encima un huevo duro para cada ahijado.
La llegada del verano se celebra con la coca de San Juan, protagonista de la verbena junto con los petardos y en otoño llegan los panellets. Se comen el último día de octubre, durante la víspera de Todos los Santos. Se dice que tienen forma redonda porque quieren imitar un rosario y se llevaban a la misa de difuntos, se bendecían y se comían mientras duraba el acto litúrgico. Pero si hay una festividad dulce por excelencia es la Navidad, que se celebra con neules y turrones.
Desde hace años se han incorporado nuevos dulces al calendario como las tortas y pasteles para Sant Jordi, el Día de la Madre o el Once de Septiembre.