El teatre de la fe | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

Historias

El teatre de la fe

Trascendemos el espacio, el tiempo y las ondas para reunir de nuevo una obra maestra del románico catalán.

Un innovador proyecto de la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural descuelga las piezas del Descendimiento de Erill la Vall para escanearlas en 3D y estudiarlas en profundidad. Descubramos que hay detrás de uno de los conjuntos escultóricos más singulares del arte medieval europeo del siglo XII. 

Arte y fe

El silencio y la oscuridad recubren cada centímetro de la iglesia de Santa Eulàlia. Hace mucho frío, tal vez más dentro que fuera. Una multitud de ojos se buscan nerviosos, se lo dicen todo pero sin articular palabra. La nieve no ha impedido que todo el mundo esté en su lugar, de pie, esperando con sumisión, como siempre, a que empiece el sermón. El ciclo pascual ha llegado y saben que están a punto de presenciar un espectáculo que trascenderá el espacio y el tiempo, el cuerpo y el alma. 

La liturgia de la fe católica siempre ha tenido una parte de representación, de show, de teatro. Hoy en día la misa en sí misma es eso: un narrador que nos explica versículos de la Biblia, que nos acerca la palabra del Señor y nos hace partícipes de una fiesta que culmina con la recepción del cuerpo y de la sangre de Cristo. Todo desde encima de un escenario, con luces que iluminan inteligentemente el decorado, rodeado de un público entregado que sigue la actuación, que escucha cautivado los mensajes que le lanzan.
Iglesia de Santa Eulàlia (Centro del Románico de la Vall de Boí)

Entre los siglos IX y XIII, las iglesias tenían una función diferente de la que tienen actualmente, pero el mensaje todavía era mucho más estimulante. Los templos románicos interpelaban directamente a la gente y ejercían sobre ellos un influjo muy potente a través de la estética, de la falta de luz. Una influencia didáctica que adoctrinaba y que era capaz de transmitir el mensaje de Dios de una manera dual: acariciando a los fieles con promesas de paraísos, pero también amenazándolos si no seguían los dogmas encomendados. 

Esta obra perfectamente orquestada iba acompañada, además, de un atrezzo maravilloso; principalmente pinturas y esculturas que, en algunos casos, han sobrevivido hasta nuestros días.
Reproducción del conjunto del Descendimiento de Erill en la Isglésia de Santa Eulàlia (Centro del Románico de la Vall de Boí)

El redescubrimiento del románico

En 1907, durante la Misión arqueológica-jurídica en la raya de Aragón, impulsada por el recién creado Institut d'Estudis Catalans, el arte de nuestro país vivió un momento trascendental con el redescubrimiento del románico pirenaico. Se trata de un estilo que perduró en el tiempo gracias a la incomunicación rural y a la falta de cambios durante siglos, cosa que no sucedió con el románico urbano, prácticamente desaparecido por las sucesivas ampliaciones de los templos en estilo renacentista, gótico o barroco.

La expedición fue todo un éxito y entre los prodigiosos hallazgos salieron a la luz, por un lado, las pinturas murales de Boí y de Taüll, que con el tiempo se han confirmado como las obras magnas del románico catalán y, por otro, el conjunto escultórico del Descendimiento de Erill la Vall, protagonista de este artículo.
El equipo de la expedición camino del Areny en Roda de Isábena. Fotografía publicada en Anoia Diari (Archivo Mas)

La importancia de este conjunto es fundamental por su singularidad, por su calidad, por sus dimensiones e, incluso, por los enigmas que todavía hoy esconde. La historia de su descubrimiento, como no podía ser de otra manera, podría formar parte del argumento de una de las aventuras de Indiana Jones. En aquel momento el pueblo de Erill contaba con treinta almas mal contadas, ocho casas y una iglesia. Este fue el primer lugar del valle de Boí que visitaban los intrépidos expedicionarios y la sorpresa fue mayúscula, a la vista de las fotografías de Adolf Mas, pero sobre todo de acuerdo con las palabras de mosén Josep Gudiol en su Quadern de notes:

«[...]; siempre tendré presentes las sensaciones que experimenté a medida que iban saliendo del lúgubre escondite [...]. Cada escultura que nos iba llegando a las manos se ponía de pie y se relacionaba con las demás, y así encontramos, mutilado, sí, pero con toda su intensidad emotiva un nuevo ejemplar del tipo iconológico [...] del Descendimiento de la Cruz [...].»


Fotografía antigua del hallazgo de la expedición en 1907 (Wikipedia Creative Commons)

El equipo, fiel a su cruzada, no quiso aceptar el ofrecimiento del rector de Santa Eulàlia de comprar las siete tallas. Fue Lluís Plandiura, uno de los personajes clave en el comercio de arte de la Cataluña de la primera mitad del siglo XX, quien adquirió poco después dos de las siete figuras del conjunto. Las otras cinco las compró unos años más tarde, en 1911, mosén Gudiol en nombre del Museo Episcopal de Vic al ver que existía un auténtico riesgo de que fueran vendidas a algún anticuario. 

Así empezó una separación que a día de hoy sigue vigente: las esculturas de san Juan y de la Virgen se encuentran en Muse Nacional de Arte de Cataluña (entregadas en 1932 por su propietario original), y las de Dimas, Gestes, Nicodemo, José de Arimatea y Jesucristo permanecen en el Museo de Vic.




Imagen del Descendimiento entero en el Museo Episcopal de Vic, expuesto en el año 2002 con motivo de la inauguración del nuevo museo (Museo Episcopal de Vic)

Una raresa pirinenca

Según los expertos, se trata de una de las tallas románicas europeas del siglo XII más excepcionales de la escultura en madera, sobre todo porque no se han conservado demasiadas piezas tan monumentales. Se encontraba presidiendo la nave, en un emplazamiento preferente, seguramente sobre una viga sobre el altar mayor, y su originalidad radica en la presencia de los dos ladrones cerrando la comitiva, hecho que no sucede en otras representaciones del Descendimiento realizadas en otros países. Este hecho coincide con otro conjunto encontrado en Santa Maria de Taüll y también con el Santísimo Misterio de Sant Joan de les Abadesses, pero con ningún otro más. Por lo tanto, parece obvio que estamos ante una extraordinaria rareza pirenaica.

Además, sabemos a ciencia cierta que tenía una estrecha relación con el teatro litúrgico de aquel tiempo gracias al atrezzo que antes comentábamos, pero especialmente por la carga dramática que emana de la composición y que se concreta en su detallismo, en la fuerza de los ojos, en las duras facciones de las caras, en las costillas marcadas y en los pliegues de la ropa. 


 

Las figuras de la Madre de Dios y San Juan del Descendimiento de Erill originales conservadas en el MNAC (MNAC)  

Si a día de hoy el efecto que produce es conmovedor, el impacto que debía tener en la población de aquellos primeros años del milenio debía de ser de extremo realismo, y más aún si pensamos que las figuras estaban pintadas. Un choque profundo. Un lenguaje efectivo. Una obra genial.

La voz seca del mosén resonaba por toda la iglesia. La tenue llama de las velas dibujaba sombras sinuosas sobre las paredes. Figuras que cobraban vida, que se movían, gesticulaban, como personas que bramaban ante el sacrifico del rey de judíos:
 
«Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó sumida en la oscuridad, pues el sol se ocultó. Y la cortina del santuario del templo se rasgó en dos. Entonces Jesús exclamó con fuerza:
—¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!
Y al decir esto, expiró.» (Lucas 23, 44-46)
 
El pavor recorrió la nave. El pueblo se encogía delante de aquellos gigantes, entre la luz de la oscuridad, el humo y los fuertes aromas que emanaban. 
La figura de San Juan del Descendimiento de Erill original conservada en el MNAC (MNAC)  

Arte y ciencia

En 2019 la Agencia Catalana del Patrimonio Cultural puso en marcha un proyecto extraordinario a través del cual se pretende hacer una selección de algunas de las mejores y más representativas piezas del patrimonio del país para escanearlas en 3D. El criterio de selección tuvo en cuenta la calidad, la significación, la diversidad de tipologías y la procedencia geográfica. Está previsto que el programa se desarrolle hasta 2021 y durante este tiempo se llevará a cabo un exhaustivo estudio con aproximadamente un centenar de objetos, que serán digitalizados, fotografiados, inspeccionados y analizados.
 
Según Albert Sierra, responsable del proyecto, «el objetivo es doble, por un lado, se busca la difusión del patrimonio catalán y, por otro, dar a conocer esta técnica que ahora es muy accesible para los museos». Se pretende crear una base de datos consultable vía internet, obtener modelos que puedan ser descargados por cualquier persona, profundizar en detalles que hasta ahora habían pasado desapercibidos y fomentar esta tecnología, especialmente, para que la amplia red de museos que está repartida por toda Cataluña pueda utilizarla con todo su muestrario. Una buena noticia que todavía valorizará más la lista de tesoros que esconde nuestra historia y la pondrá al alcance de todo el mundo.
Escaneo 3D del conjunto (Museo Episcopal de Vic)

Actualmente, el concepto de arte parece indisoluble del de ciencia, del de tecnología. Un binomio perfecto que dialoga, que suma y que nos lleva a descubrir nuevas formas de mirar hacia ambos lados. En este contexto, y en palabras del propio Sierra, «el Descendimiento de Erill la Vall cumple todos los requisitos para formar parte de este programa y, además, es un caso especial porque es un conjunto que está repartido entre dos museos y que no puede verse como fue creado. Creemos que es de justicia reunir las esculturas de nuevo, aunque sea virtualmente».
 
Pero el reto que se plantea con el Descendimiento de Erill va más allá del simple estudio, que obviamente será importantísimo para resolver algunos de los misterios que todavía esconde este sorprendente conjunto. Lo que seguro que se conseguirá es enderezar la línea de la historia, el camino que a principios del siglo XX, con la compra de las figuras por parte de Plandiura y de Gudiol, las condenó a vivir separadas.
Modelo 3D del conjunto

El arte y la ciencia se alían otra vez, pero en esta ocasión con el drama de la fe. Un trinomio que trasciende el espacio, el tiempo y también las ondas, para retornar a aquel primigenio teatro. Después de un siglo distanciados, nuevamente san Juan, la Virgen, Dimas, Gestes, Nicodemo, José de Arimatea y Jesucristo, podrán volver a convivir juntos y nosotros tendremos la suerte de verlos reunidos otra vez, gracias a los beneficios que también nos aporta la tecnología:
 
Uno a uno los fieles iban saliendo de la iglesia. Caminando rutinariamente. Cabizbajos. Convencidos pero atemorizados. No sabían leer pero habían entendido perfectamente el mensaje. Ahora todo quedaba en manos de los designios del Señor.

Escaneo 3D del conjunto (Museo Episcopal de Vic)