Patrimonio subacuático | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

Patrimonio subacuático

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Bajo las aguas de la bahía de Port de la Selva
descansa desde hace más de 2.000 años el Cap de Vol, un
barco romano que naufragó con su carga de vino y que se ha
bautizado con el nombre de la playa donde reposan sus restos. Desde el inicio
los investigadores se dieron cuenta que Cap de Vol no era una nave romana
convencional: las características de su arquitectura naval
eran bastante distintas a otros pecios (barcos sumergidos) de la misma época.

En concreto, el calado de la embarcación (la distancia entre la línea
de flotación y la quilla) es menor que el de otros barcos romanos y su quilla
es poco pronunciada. Estas características lo hacían idóneo para navegar en
aguas poco profundas o en zonas de humedales y por esta
razón, los investigadores creen que se trata de un barco construido por la población
autóctona de la zona.

Cap de Vol transportaba vino almacenado
en ánforas y se cree que hacía el itinerario entre la costa
catalana y la Narbonense. Entre los hallazgos más singulares
se han encontrado una moneda de Arse (Sagunto) y el
tapón de corcho de una de las ánforas.

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¿Cómo era la vida en Cataluña hace 7.000 años? Dar
respuesta a este interrogante es más fácil desde el descubrimiento del
yacimiento de La Draga, en Banyoles. Este poblado neolítico, actualmente negado por las aguas del lago, es uno
de los asentamientos de agricultores y ganaderos más antiguos de Cataluña y un
yacimiento excepcional: es el único de la Península Ibérica
donde se han recuperado intactas herramientas hechas totalmente de
madera
.

En 1994, el Centro de Arqueología
Subacuática de Cataluña (CASC)
comenzó la excavación y los estudios,
unos trabajos que continúan actualmente tanto en tierra como a nivel subacuático.
Las herramientas de madera localizadas son arcos, jabalinas,
palos cavadores, husos, cucharas, agitadores y cuñas, así como mangos, también
de madera, de azuelas, hoces y puntas de flecha. El pavimento recuperado de las
cabañas, donde se cobijaban sus habitantes, ha permitido realizar
la reconstrucción de algunas de estas viviendas prehistóricas.

Actualmente,
el Parque Neolítico de La Draga, situado junto al poblado
lacustre, permite al visitante descubrir la vida cotidiana en el neolítico y
conocer un poco más sus antiguos pobladores. Estos, instalados en los márgenes
del lago, disfrutaron de un hábitat que les ofrecía recursos en
abundancia.