El patrimonio de la capital del Vallés Oriental se abre a los visitantes para explicar el pasado de la ciudad de primera mano mediante varios equipamientos que ayudan a entender también la evolución de la sociedad granollerense. Por ello, el primer punto de parada obligatoria es el
Museo de Granollers. Aunque su origen se remonta a 1932, el edificio que lo alberga actualmente data de 1976, cuando, después de diferentes etapas, se volvió a abrir al público para mostrar su extenso fondo, formado por muestras de arqueología, arte, etnografía y numismática.
Para conocer el pasado medieval de la ciudad, el yacimiento arqueológico de la
Adobería de los Ginebreda es un buen punto de partida. Se trata de un espacio único que permite hacerlo a partir de un importante tramo de la muralla que rodeaba la población, de los restos de las torres que quedan de ella y de la propia adobería, la única conservada en la ciudad de la docena de las que se tiene constancia histórica. Además, es la que está en mejor estado de Cataluña.
El patrimonio de una ciudad se puede explicar también a través de la naturaleza. Esto es lo que hace el
Museo de Ciencias Naturales de Granollers, conocido como la Tela por el nombre de la torre modernista de 1912 que alberga una parte de él. Dispone de varios espacios, entre los que está el Planetario, que permite descifrar el cielo nocturno. Del Museo destacan los jardines Antonio Jonch Cuspinera, donde hay representadas diferentes especies vegetales que se encuentran en el Vallés.
El pasado textil de Granollers se puede conocer también a través de la Térmica, que alberga parte de la historia de la industria algodonera del Vallés. Construida en 1951, era la instalación de la antigua
fábrica Roca Umbert —ahora reconvertida en recinto para la creación artística— que transformaba y distribuía la energía para convertir el algodón en ropa. Ahora, mediante piezas audiovisuales, la instalación permite conocer los elementos y las piezas originales que formaban parte de la Térmica durante los años cincuenta.
La visita a estos espacios y otros se puede realizar a través de varios itinerarios que recorren el municipio y que pueden tener la mítica Porxada renacentista como punto de partida. Es el caso de la ruta modernista y novecentista, que repasa los edificios de estos periodos, o la del Granollers bombardeado, que muestra algunos sitios emblemáticos afectados por estos episodios y
Can Jonch-Centro de Cultura por la Paz.
Una propuesta de escapada en colaboración con la revista
Descobrir.