Construido sobre una atalaya privilegiada, el castillo medieval de Miravet es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de la Orden de los Templarios en Europa. Edificio religioso y militar de origen árabe, sigue el estilo defensivo de los castillos de Tierra Santa, con unas majestuosas murallas que se alzan sobre el río Ebro.
El año 1.153 es conquistado por los cristianos y Ramón Berenguer IV lo cede a Pere de Rovira, maestro de los templarios en Hispania y Provenza, que lo reconstruye y convierte en uno de los principales centros de poder cristiano en la Península Ibérica.
La uniformidad de la construcción muestra que los templarios levantaron el edificio en relativamente poco tiempo. Los vestigios de la antigua fortaleza andalusí están presentes en los tramos bajos de la muralla y en parte de las construcciones del recinto superior.
Además del castillo, Miravet es una ciudadela amurallada con construcciones a diferentes niveles. Sus formas son contundentes y austeras y, a modo de colmena medieval, dentro de las murallas la comunidad disponía de todo lo necesario para vivir.
La importancia histórica y monumental de la antigua Tarraco tiene su reflejo en el actual Museo Arqueológico de Tarraco, un centro de referencia. Formado durante la primera mitad del siglo XIX, el MNAT es el museo más antiguo de Cataluña en su especialidad y su extenso fondo ilustra de forma magistral el proceso de romanización de la Península Ibérica.
Ubicado desde 1960 en un edificio de planta nueva, en el subsuelo se conserva un tramo de la muralla, que se conservó in situ. Entre las piezas más destacadas recuperadas de la antigua Tarraco, podemos ver parte de un medallón (clipeus) con la representación de Júpiter-Amón, el ara dedicada al Numen de los Augustos, un pedestal de estatua con una inscripción dedicada al genio de la Colonia Tarraco, las estatuas de Baco, Hércules niño, Claudio y Minerva, el retrato de Nerón Julio César y los sarcófago de los Leones y del Pedagogo.
Capítulo aparte merecen los mosaicos como el de cabeza de la Medusa -el mejor de los hallados en Tarraco-, procedente de la zona residencial de la ciudad; el que representa Euterpe, musa de la música, descubierto en la villa romana de Els Munts (Altafulla); la lauda sepulcral de Óptimo, mosaico funerario con inscripción, localizado en la Necrópolis Paleocristiana de Tarragona; y el mosaico de los Peces, que decoraba una estancia de la villa romana de Calípolis, en Vila-seca.
Entre las piezas más singulares del MNAT, una muñeca articulada de marfil encontrada en el interior del sarcófago de una niña en la Necrópolis de Tarraco y la lámpara de bronce decorada con la representación de una máscara teatral procedente de la villa romana de La Llosa.
Además del Museo Arqueológico, el MNAT gestiona la Necrópolis de Tarraco, la Villa romana de Els Munts (Altafulla) y el Conjunto romano de Centcelles (Constantí). Integra también los conocidos monumentos Arco de Bará y la Torre de los Escipiones -situados en la Vía Augusta-, así como el Teatro de Tarraco de la ciudad. Un conjunto de primer orden que es Patrimonio Mundial desde el año 2000 y que acerca al visitante a una etapa fundamental de la historia europea.
El antiguo Molí de la Vila de Capellades, uno de los más importantes de Cataluña y del Estado, es hoy el Museu-Molí Paperer. Su misión es doble: por un lado, difundir el patrimonio histórico e industrial de esta actividad desde el siglo XIII y hasta principios del XX; por otro, dar continuidad a la actividad artesanal del papel hecho a mano.
En los siglos XVIII y XIX un entorno bien comunicado y con abundancia de agua convirtieron a Capellades en la capital del papel, con nombres ilustres como los Soteras, los Romeu, los Guarro, los Serra y los Romaní. La altísima calidad de sus productos fue apreciada por clientes del país y también por las colonias de ultramar.
Las herramientas, maquinaria, carátulas, tampones de madera y diferentes variedades de papel expuestas en el museo son los testigos de esta tarea industrial. A estos objetos hay que sumarle la conservación y nuevo uso de los molinos, y la numerosa documentación sobre la tecnología y el arte del papel.
Integrado en la red del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña, durante los últimos años el Museo Molino se ha convertido también en punto de encuentro de profesionales que exploran las posibilidades del papel como materia artística.
El Museo de Arqueología de Cataluña se organiza en 6 sedes (Barcelona, CASC, Empúries, Girona, Olèrdola y Ullastret). De todas ellas, la de Barcelona es la que ofrece una visión más transversal ya que explica la evolución social, tecnológica, económica y religiosa desde los primeros hombres hasta la época medieval de Cataluña pero también del mediterráneo.
Ubicado en el antiguo Pabellón de Artes Gráficas, construido durante la Exposición Universal de Barcelona de 1929, el MAC Barcelona renovó 11 salas entre 2010 y 2013. La exposición permanente, formada por más de un millón de piezas originales, permite viajar por la prehistoria, protohistoria, las colonizaciones griegas y fenicias o la instauración del Imperio Romano.
Acompañan al visitante textos, recursos didácticos, imágenes, escenografías y también audiovisuales como el de los rituales funerarios de la prehistoria comparándolos con los actuales.
Una de las piezas más emblemáticas del museo es la estatua del dios Esculapio, ahora una reproducción porque el original se trasladó a la sede de Empúries en 2008. Otras piezas destacadas son los materiales líticos del Paleolítico, la mandíbula de Neandertal de Sitges de 53.200 años, el tesoro íbero de Tivissa, las figuras votivas fenicias, la cerámica griega o la estatua romana de la calle Paradís, considerada la escultura de mayor calidad recuperada de la antigua Barcino.
El Monasterio de Sant Pere de Rodes se levanta en una de las cimas de la sierra de Rodes, una cadena en primera línea de mar al norte del Alt Empordà. Es uno de los numerosos testigos de la arquitectura románica catalana, pero quizás es uno de los más sofisticados arquitectónicamente.
Desde el siglo XI al XIV fue el principal centro espiritual del condado de Empúries y su esplendor se muestra en las grandes dimensiones del conjunto monacal. Este está formado por la iglesia, el campanario, el claustro, las sacristías, las dependencias convencionales para vivir y el palacio del Abad.
El monasterio está construido en terrazas para adaptarse el terreno y los diversos edificios se organizan en torno al claustro y la iglesia, levantada entre los siglos X y XI. En estos dos edificios se puede apreciar una muestra excepcional de la escultura románica: las columnas (originales de la antigüedad) y los capiteles que las coronan nos hablan de la marcada influencia clásica que tiene esta singular iglesia.
En el exterior, la portalada, a cargo del Maestro de Cabestany, mostraba diferentes escenas de la vida de Cristo esculpidas en mármol blanco. Los escasos fragmentos que han llegado hasta nosotros nos dan muestra de su extraordinaria calidad, probablemente una de las mejores de su época.
Desde el monasterio se puede disfrutar de una de las mejores vistas del Cap de Creus. Poco antes de llegar, se encuentran los restos del pueblo medieval de Santa Creu de Rodes, entre los que destaca la iglesia de Santa Helena de Rodes.
Estrategia militar y culto religioso se unen en el pico más alto de Cardona. Desde el siglo IX el castillo y la colegiata de Sant Vicenç dominan la comarca y controlan las salinas. Es durante la Guerra de Sucesión, cuando se convierten en un símbolo de la resistencia de los seguidores del archiduque Carlos ante los defensores de Felipe de Anjou: el castillo es la última fortaleza que se rinde a las tropas borbónicas y cae después de la capitulación de Barcelona el 18 de septiembre de 1714.
El conjunto medieval se divide entre los pabellones señoriales y la canónica de Sant Vicenç. El castillo se levanta en el 886 bajo las órdenes del conde de Barcelona, Guifrè El Velloso, pero no se completa hasta unos siglos más tarde. Los elementos más destacados del primer edificio del siglo IX sólo queda la Torre de la Minyona. Durante la primera mitad del siglo XI se construye dentro del recinto de la iglesia de Sant Vicenç, un imponente edificio, de las mejores muestras del primer románico catalán.
Gran ejemplo de fortificación militar medieval, entre los siglos XI y XV el castillo es la residencia de los señores de Cardona, pero con el tiempo pierde su función residencial y gana importancia estratégica. A partir del siglo XVII, la fortaleza actualiza su sistema de defensa con una corona de baluartes.
A pesar de ser uno de los más emblemáticos, Cardona no es el único escenario vinculado en la Guerra de Secesión. La Ruta 1714, impulsada como parte del programa de actividades del Tricentenari, incluye 10 emplazamientos, como El Born de Barcelona, la Universidad de Cervera o la casa-museo Rafael Casanova, entre otros.
Símbolo de la ciudad, la Catedral de Girona es un edificio imponente, situado en el punto más elevado de la población y con una característica singular: su única nave es la segunda más grande del mundo (sólo superada por San Pedro del Vaticano). Pero el templo esconde muchas joyas más allá de sus dimensiones. En lo alto de una espectacular escalinata con 90 escalones hay un compendio de 5 siglos de historia.
Pies románicos, cuerpo gótico y cara barroca. Esta es la apariencia actual de la Catedral de Girona. La torre de Carlomagno, el claustro y la sacristía son lo único que queda de la primera construcción románica, de mediados del siglo XI. El claustro es uno de los más importantes de Cataluña gracias a su riqueza escultórica.
Entre los siglos XIV y XVIII se construye la iglesia, de grandes dimensiones, dedicada a Santa María. La primera piedra de la fachada de la catedral se coloca en 1606, pero no se acaba hasta entrado el siglo XX. La dilatación en el tiempo determina una estructura entre barroca y clasicista.
Adosado a la iglesia encontramos el Tesoro de la Catedral donde destacan dos piezas de gran valor artístico: el Tapiz de la Creación (uno de los escasos testimonios textiles románicos) y el Beato de Girona (una copia del siglo X del Comentario del Apocalipsis realizado por Beato de Liébana, con más de 100 miniaturas a página entera).
Con más de 300 obras, la Fundación Antoni Tàpies (Barcelona) cuenta con la colección más completa del artista catalán, que refleja todos los periodos creativos del pintor. Impulsada por el propio Antoni Tàpies, la Fundación es un museo y centro cultural que también trabaja para el estudio y la promoción del arte contemporáneo.
Entre pinturas, esculturas, dibujos, libros y grabados, la Fundación muestra todas las vertientes de la actividad artística de Tàpies. La colección incluye una selección de los dibujos y retratos de los años cuarenta (Cruz de papel de periódico), una muestra importante de las obras matéricas de los años cincuenta y sesenta (Forma negra sobre cuadrado gris) y una representación significativa de las obras objetuales de finales de los sesenta y principios de los setenta (Paja y madera).
El visitante descubrirá también las diferentes tipologías, técnicas y materiales empleados por Tàpies: obras realizadas con goma-espuma y spray, barnices y esculturas de tierra chamoteada y objetos y esculturas realizados con planchas metálicas o bronce.
La Fundación Antoni Tàpies se encuentra en un edificio modernista obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner. Esta construcción es singular ya que fue la primera del Eixample al combinar la utilización del ladrillo visto con hierro en el tejido urbano. Actualmente el edificio está coronado por la escultura Nube y silla del mismo Tàpies, obra que se ha convertido en todo un símbolo de la Fundación.
El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona se encuentra en el Parc del Fòrum. El edificio, construido por Herzog y De Meuron en 2004, ocupa 9.000 metros cuadrados y es considerado, a nivel arquitectónico, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad.
En el vestíbulo encontramos la pieza más emblemática del museo, el esqueleto de una ballena que se encontró en 1862 en la playa de Llançà y que, por votación popular, se ha llamado Brava.
El discurso de la exposición permanente es la interpretación de la Tierra actual como resultado de la interacción entre el ambiente químico y físico del planeta y los seres vivos. Todo esto se muestra de forma didáctica y a a través de pantallas táctiles y vitrinas con los fondos de colecciones del museo -fósiles, animales naturalizados, plantas, algas, minerales y rocas- al que se incorporan también ámbitos dedicados a los hongos y al mundo microscópico (con reproducciones de virus y microbios). Se exponen 4.500 de las más de 4 millones de piezas del museo.
El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona es una institución con más de 140 años de historia y parte del legado de las colecciones del naturalista Francesc Martorell i Peña. Además del edificio del Fòrum, dispone de otros espacios en la ciudad: el Jardín Botánico de Barcelona y el Jardín Botánico Histórico, situados en Montjuïc, y el Centro Martorell de Exposiciones y el Castell dels Tres Dragons, en el parque de la Ciutadella.
Bajo la protección de reyes y nobles, el monasterio de Poblet se convierte en centro neurálgico de la Cataluña medieval. Panteón real durante la edad media, el conjunto se ha convertido en un símbolo histórico y cultural donde vuelven a vivir los monjes cistercienses.
La construcción del monasterio comenzó en el siglo XII y se aprecian estilos arquitectónicos variados como el románico, el gótico, el renacentista y el barroco. Sin embargo, el conjunto goza de una armonía absoluta tanto entre sus elementos arquitectónicos (que contienen todo el esplendor riguroso de la orden del Cister) como en la relación con el entorno de las montañas de Prades.
Algunos de los elementos más destacados del monasterio son la iglesia, que sigue el estilo de los templos cistercienses y donde hay que admirar el retablo del altar mayor, un conjunto renacentista de alabastro blanco de Damià Forment; la bella capilla gótica de San Jorge, edificada en la época de Alfons el Magnánimo (s. XV), y la puerta real, una grandiosa construcción gótica flanqueada por dos torres octogonales.
Fue el rey Pere IV el Ceremonioso (1319-1387) quien vinculó el monasterio con la Corona de Aragón haciendo construir el panteón real, que hasta entonces había estado en Santes Creus. Fijaron su sepultura en el panteón de Poblet Alfons I, Jaume I el Conquistador, Pere III y muchos de sus sucesores. En las obras de los sepulcros, hechas de alabastro blanco, trabajaron algunos de los mejores escultores del momento.