Por su gran número de plantas y su considerable extensión, el Jardín Botánico Marimurtra es la colección de planta viva más importante de Cataluña y una de las más destacadas de Europa. Cada año atrae a un buen número de visitantes, seducidos por un espacio de ocio y contemplación único a los pies del Mediterráneo
Ubicado en Blanes, este jardín histórico destaca por la abundancia de cactus y vegetación mediterránea, aunque también se puede ver una gran variedad de plantas provenientes de todo el mundo (cuenta con más de tres mil especies). Durante el recorrido, el visitante disfrutará de la gran riqueza botánica así como los bellos rincones de descanso, las fuentes de agua potable, el legado arquitectónico (la casa biblioteca Carl Faust y el templete de Linné) y los miradores con espectaculares vistas sobre el Mediterráneo.
El jardín fue creado por el industrial alemán Carl Faust en 1924. Completó su afición naturalista con la puesta en marcha de la Estación Internacional de Biología Mediterránea, pionera en el Estado.
Más allá de su gran interés paisajístico, actualmente la institución sigue el camino marcado por su fundador, haciendo una tarea activa en la conservación, la investigación y la divulgación en el campo de la botánica.
En la orilla este del Lago de Banyoles, entre el paraje de Els Desmais y La Caseta de Fusta y siguiendo el paseo ajardinado, destacan unas construcciones singulares: las pesquerías.
La construcción de estas plataformas de pesca se inició en el siglo XIX y duró hasta 1931, cuando el Ayuntamiento prohibió edificar más. Originalmente eran sencillas y fueron sofisticándose con el paso del tiempo. De la forma funcional se pasó a grandes estructuras más anchas con capacidad para más barcas, símbolo de prestigio social y económico.
Como consecuencia del auge de la burguesía catalana y la práctica de deportes acuáticos, las pesqueras fueron objeto de reformas a lo largo de todo el siglo XX, tanto para aumentar la capacidad de almacenamiento, como para alojarse en ellas.
Actualmente sólo pueden verse desde el exterior ya que son de titularidad privada.
Nuevo en contraposición a viejo. Moderno lugar de modernismo. El novecentismo, el movimiento cultural y político de principios del siglo XX (1906-1923) nace con la voluntad de superar el panorama artístico catalán dominante hasta entonces. Según los postulados definidos por Eugeni d'Ors, había que recuperar las raíces del mundo clásico y crear un nuevo universo lingüístico e iconográfico.
El ensayo y la poesía son los principales géneros literarios del novecentismo catalán, y nombres como Josep Carner, Enric Prat de la Riba o Pompeu Fabra marcan los inicios del movimiento.
Si el novecentismo rompe con el modernismo, las vanguardias rompen con el novecentismo. Surgen en Europa entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial como reacción contra el poder y los gustos estéticos de la burguesía. Incluyen movimientos artísticos como el cubismo, que reinterpreta el espacio y utiliza formas geométricas, el futurismo, que desafía la belleza clásica, el dadaísmo, caracterizado por la negación y la confusión; y el surrealismo, que apuesta por la ausencia de la razón en la creación.
En Cataluña los principales nombres del movimiento literario vanguardista son poetas como Joan Salvat-Papasseit, Carles Sindreu, Joan Josep M. Junoy o J.V. Foix.
La Central de Capdella, ubicada en el municipio de La Torre de Capdella, fue la primera central hidroeléctrica de Cataluña. Su gestación fue a finales del siglo XIX cuando Emili Riu, periodista y político de Sort, encontró una vía de aprovechamiento de la gran reserva de agua de la Vall Fosca, que supera los 50 millones de m3.
En 1914 la compañía Energía Eléctrica de Cataluña ponía en funcionamiento la central hidroeléctrica. Fue una obra faraónica que aprovechaba las aguas del sistema del Estany Gento a través de un canal de 5 kilómetros con un desnivel de 836 metros. Además, se tuvieron que habilitar nuevas infraestructuras: un funicular, carreteras de acceso, ferrocarriles, viviendas para trabajadores, etc. Sin embargo, el proyecto estuvo listo en sólo dos años.
Al cabo de un tiempo, la Central fue traspasada a la Canadenca (ahora Fecsa-Endesa). Actualmente, en una parte de las instalaciones se encuentra el Museo Hidroeléctrico de Capdella, que pertenece a la red del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña, y que pone en valor lo que supuso la Central para la industria y también para el territorio.
Definida por el dramaturgo Àngel Guimerà como una de las catedrales del vino, la bodega modernista de Pinell de Brai es la expresión arquitectónica del cooperativismo agrario en Cataluña de finales de siglo XIX. Su construcción se encarga a Cèsar Martinell el 1919 que utiliza todos los elementos de la arquitectura tradicional catalana, la estética modernista, y lo enriquece con las innovaciones técnicas de su maestro Antoni Gaudí.
La luz que se filtra entre los ventanales, la planta que recuerda a la de una iglesia y la sensación de amplitud recrea el interior de una catedral gótica. Pero más allá de la belleza arquitectónica del edificio, Martinell crea un espacio funcional destinado a la producción de vino. Por ello, incorpora importantes innovaciones técnicas: la estructura de naves basada en arcos parabólicos, el sistema de ventilación a través de grandes ventanales o el aislamiento en cámaras de los recipientes para la elaboración del vino.
El elemento más característico de la bodega es sin duda el friso de cerámica vidriada de la fachada diseñado por el pintor Francesc Xavier Nogués, en el que se suceden escenas de la vendimia y de la elaboración del vino y el aceite. A pesar de su espectacularidad, por falta de presupuesto se eliminó del proyecto inicial y no se incorporó hasta 1949.
Montserrat es un símbolo para Cataluña y un punto de peregrinaje para creyentes. La gran protagonista es su Virgen, patrona de Cataluña. Esta virgen románica es popularmente conocida como La Moreneta, debido al color de la cara y las manos, oscurecidas por el humo de los cirios.
El monasterio se fundó en 1025 por orden del Abad Oliba, sobre una pequeña ermita que Wifredo el Velloso había dado al Monasterio de Ripoll.
La visita a Montserrat empieza en la basílica del siglo XVI, con restos románicos y estructura gótica. A partir de aquí, desde la plaza de Santa María, punto neurálgico, se puede recorrer todo el conjunto, fruto de la gran reforma del siglo XIX liderada por Josep Puig i Cadafalch.
Imperdible es el Museo de Montserrat. Su colección se inició con los materiales del Oriente bíblico aportados por el padre Bonaventura Ubach de sus viajes. Pero el fondo se ha ido engrosando con obras muy destacables de pintores como Caravaggio, Rusiñol, Casas, Nonell, Picasso, Monet, Sisley, Degas, Pissarro o Dalí.
No es casualidad este museo. Desde el siglo XVII Montserrat ha sido un centro cultural de primer orden y lo demuestra la excepcional biblioteca con más de 250.000 volúmenes del monasterio. Entre las actividades que promueven destaca la Escolanía, que es uno de los coros de niños más antiguos de Europa, documentado desde el siglo XIV.
Cerca de la abadía, se conserva aún el vecino Monasterio de Santa Cecilia, que actualmente se ha convertito en el Espacio de Arte Sean Scully. Destaca la iglesia románica, también reformada en los años 30 por Puig i Cadafalch. Pocos saben que este monasterio fue la primera opción del Abad Oliba para extender sus dominios en Montserrat, pero se encontró con la negativa de la comunidad.
Los Jardines de Santa Clotilde, situados sobre un acantilado de gran belleza con vistas al mar, están considerados el ejemplo de jardín novecentista. Fueron realizados por el arquitecto Nicolau Rubió i Tudurí, gran seguidor de Jean-Claude Nicolas Forestier, que proyectó, entre otros, los jardines de Montjuïc y del Parque de la Ciutadella.
En un intento de recuperar las formas clásicas, los Jardines fueron diseñados a la manera de los antiguos jardines del Renacimiento italiano. Estructurados a partir de un escalonamiento en terrazas, donde la diversidad de especies de plantas mediterráneas se alterna con pequeños estanques y conjuntos escultóricos.
Cerca de la entrada principal de los jardines se encuentra la casa original que destaca por las arcadas de medio punto de la planta baja, una gran terraza y una torre de tres pisos. En la fachada sur de la torre hay un panel de baldosa pintada dedicado a Santa Clotilde de 1930.
Los jardines se organizan alrededor de la escalinata principal, conocida como la Escalera de las Sirenas, que sale desde la explanada de la casa. Al descender por ella se mezclan los olores de resinas, laureles y plantas aromáticas con el del mar de fondo.
La Casa Masó es la casa natal del arquitecto Rafael Masó, un símbolo del desarrollo del novecentismo en Girona. Perfectamente integrada en el entorno urbano, el edificio consta de planta baja, tres pisos y azotea.
La casa actual es la unión de cuatro casas de tipo menestral adquiridas por la familia Masó. La fachada de la calle Ballesteries combina el estilo secesionista con elementos de inspiración barroca. En la parte trasera, galerías de vidrio y cerámica enmarcan al río Onyar.
Rafael Masó hizo dos grandes reformas en la casa. La primera, a partir de 1911 cuando su padre le encargó adecuar la vivienda a las necesidades de una familia numerosa y que había ascendido socialmente. La segunda intervención fue en 1918, cuando su hermano heredó la casa. Además de unificar las fachadas, diseñó la escalera, los vitrales y buena parte de los muebles del interior.
Para las reformas, el arquitecto recurrió al estilo modernista imperante en la época, aunque cada vez fue introduciendo más elementos del incipiente movimiento novecentista.
Desde 2006 esta vivienda acomodada es la sede de la Fundación Rafael Masó y actualmente es la única de las casas del río Onyar que está abierta al público.