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"Una gran montaña de sal pura que crece a medida que se va extrayendo". Así es como, según Aulus Gel·li, describía Catón en el siglo II una de las minas de sal potásica más importantes del mundo, que se encuentra en Cardona. Se trata de una depresión del terreno en forma de elipse alargada y una superficie de 100 hectáreas con unas características geológicas y naturales únicas. Ha sido explotada a cielo abierto desde el Neolítico, y de 1900 a 1990 a través de la extracción, tras el descubrimiento de sales potásicas a cargo del ingeniero Emili Viader i Solé.

La Montaña de Sal de Cardona es hoy un equipamiento cultural y turístico dedicado a la divulgación de la importancia del yacimiento geológico y del aprovechamiento que el hombre ha hecho de él durante siglos.

El área museográfica es un espacio abierto en el que se explican la geología, mineralogía y botánica del Valle Salino de Cardona, incluido desde 1992 en el Plan de Espacios de Interés Natural.

También se puede profundizar en la historia de la explotación de las sales durante siglos. Entrando en el antiguo pozo minero se puede contemplar una pieza única de la arqueología industrial, la maquinaria de extracción de sal diseñada y construida en los años 20.

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Estudiar, conservar y divulgar la historia de la ciudad; el Museo de Historia de Barcelona (MUHBA) articula un discurso explicativo sobre la ciudad a través de un extenso fondo y de varios espacios patrimoniales extraordinarios. El museo recopila la cultura material que explica el pasado y el presente y esto se traduce en una colección rica y heterogénea que sigue creciendo. El MUHBA es un espejo de las múltiples caras de la ciudad: un importante núcleo histórico, una ciudad nueva modernista y un conjunto diverso de antiguas poblaciones y barrios de nueva creación.

El conjunto monumental de la plaza del Rei es el núcleo fundacional del Museo de Historia de Barcelona desde que se creó en el año 1943. En el subsuelo de la Casa Padellàs se puede ver una parte importante de la antigua Barcino; la visita permite pasear por las calles de la Barcelona romana, acercarse a la muralla de la época, entrar en una tintorería del siglo II d. C., ver los vestigios de la primera comunidad cristiana de la ciudad, etc. El conjunto se completa con importantes edificios medievales como el Palacio Real y el Salón del Tinell. Pero además de estos espacios emblemáticos, la sede central del MUHBA contiene la exposición permanente, con piezas sobre el antiguo régimen municipal, los gremios y cofradías barcelonesas, la industria de las indianas, la imaginería popular y festiva de la ciudad, la Barcelona decimonónica y la reforma urbana.

Con los años, este núcleo histórico se ha ampliado considerablemente y actualmente recoge hasta 15 espacios patrimoniales distribuidos por la ciudad. Destacan el Templo de Augusto, la Vía Sepulcral Romana, el Call (la Judería), el Park Güell, Santa Caterina, el Turó de la Rovira o la Fabra i Coats, entre otros.

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Iesso, situada en la localidad de Guissona, es una de las pocas ciudades romanas de Cataluña que no tienen totalmente superpuesta la ciudad actual. Esto le confiere una potencialidad arqueológica considerable. Además, es uno de los ejemplos mejor documentados de la actividad urbanística desplegada en Cataluña en el año 100 a. C.: un momento histórico crucial en el que se empieza a estructurar la red urbana que heredarán nuestras ciudades actuales.

La antigua Iesso fue una importante capital interior del imperio. Habitaban en ella unas 20.000 personas y ocupaba dos veces más terreno que Barcino. En manos romanas, la ciudad vive una larga prosperidad de 700 años basada en el cultivo y una intensa actividad comercial. La ciudad original estaba amurallada y las calles se estructuran en dos ejes, el cardo maximus, de orientación norte-sur, y el decumanus maximus, de este a oeste, siguiendo el plan urbanístico habitual en las ciudades romanas.

La actividad constructiva y comercial de Iesso continuó activa hasta la época visigótica (s. VI), aunque el periodo que sigue a la disolución del Imperio romano se convierte en un momento histórico bastante desconocido en Guissona.

Actualmente, el Parque Arqueológico de Iesso es un ejemplo de primer orden para conocer el urbanismo y las transformaciones de la ciudad romana a lo largo del tiempo. Destacan el gran edificio de las termas públicas, con un avanzado circuito que transportaba el agua, los restos de una instalación para producir vino y las de una gran casa señorial organizada alrededor de un patio central.

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A finales de la Guerra Civil española, la Batalla del Ebro fue el punto de inflexión del conflicto al propiciar la pérdida de Cataluña por parte republicana. Un intenso combate que se desarrolló en las comarcas de Matarraña, La Ribera d'Ebre, El Baix Ebre y La Terra Alta. Actualmente, la combinación de espacios históricos y centros de interpretación forman los Espacios de la Batalla del Ebro, testimonio vivo de uno de los episodios más trágicos de la historia reciente del país.

ElPoble Vell de Corbera d’Ebre pervive como símbolo mudo de la barbarie de este conflicto. Pasear entre los restos de calles y casas destruidas permite rememorar los bombardeos y la desdicha de sus antiguos habitantes. En los barrancos de Vilalba dels Arcs se puede ver una línea de 700 metros de trincheras que formaron parte de la red de defensa republicana. En La Fatarella se conserva un refugio militar y los muros del castillo de Miravet sirvieron de refugio a los soldados nacionales que guarnecían la población.

Los Espacios de la Batalla del Ebro incluyen un total de 19 localizacioneshistóricas y cinco Centros de Interpretación: 115 días (Corbera d’Ebre), Soldados en las trincheras (Vilalba dels Arcs), Hospitales de Sangre (Batea), Las voces del frente (Pinell de Brai) y Internacionales en el Ebro (La Fatarella).

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Hace 2700 años una tribu de ilergetes levanta su asentamiento en una llanura cerca de la actual Arbeca (Les Garrigues). Es un buen lugar para cultivar la tierra. Pero a pesar de la placidez del lugar, los ilergetes temen los ataques enemigos y por eso levantan una imponente fortificación casi inexpugnable. Esto convierte a Els Vilars en una construcción única en el mundo ibérico catalán y europeo y uno de los puntos imprescindibles de La Ruta de los Iberos.

De forma ovalada, la fortificación estaba totalmente amurallada y disponía de torres de vigilancia. Para acceder a ella sólo había dos puertas de pequeñas dimensiones. Si entrar en el asentamiento era difícil, acercarse tampoco era tarea fácil: ante los muros, una barrera de piedras clavadas en el suelo (chevaux-de-frise) impedían el paso de forasteros a pie o a caballo. Unos grandes fosos completaban las obras defensivas. En el interior, las viviendas se organizaban alrededor de una plaza presidida por un gran pozo.

Todas estas estructuras son visibles actualmente, gracias a los trabajos de restauración y conservación del yacimiento. Visto desde el aire, se puede apreciar perfectamente su planta ovalada y los límites de las casas rectangulares que acogían el centenar de habitantes que tuvo Els Vilars.

Los ilergetes vivieron allí durante 400 años y abandonaron el lugar de forma abrupta. El porqué aún es hoy un misterio. Su fortaleza tan singular se ha convertido en uno de los referentes íberos de la Península.

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Olèrdola conoce la presencia del hombre desde la edad del bronce hasta bien entrado el siglo XX. Este hecho evidencia la importancia estratégica de un asentamiento situado en la colina de Sant Miquel, que domina la llanura de El Penedès. Actualmente Olèrdola es una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña y forma parte de la Ruta de los Íberos.

Su posición hizo de Olèrdola un lugar ideal en tiempos de guerra y poco habitable durante los períodos de paz. Por eso, el lugar también ha conocido largas temporadas de abandono.

Sus pobladores han dejado huella en el lugar. En Olèrdola encontramos un oppidum íbero, un poblado fortificado y amurallado. También una impresionante fortificación romana para controlar el territorio y, en especial, la vía de acceso hacia Tarraco. Finalmente, el conjunto consta de una ciudad medieval, con iglesias prerrománicas y románicas (Sant Miquel y Santa Maria), el castillo y tumbas antropomorfas excavadas en la roca.

A principios del siglo XII, se inicia la decadencia de Olèrdola y el desplazamiento de la población a la llanura.

Actualmente se conservan restos del castillo, la iglesia de Sant Miquel, un edificio románico, y la Necrópolis de Sant Miquel, una excelente muestra de los enterramientos característicos en la alta edad media.

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La historia se detiene una y otra vez en Roses. Fundada como colonia griega, su ubicación la convierte en un punto estratégico del Mediterráneo. Por eso, el lugar ha sido objeto de diferentes ocupaciones y blanco de numerosos ataques. Actualmente, la Ciudadela es un moderno centro cultural y un extraordinario yacimiento.

En los 139.000 m2 del recinto se reúnen los restos arqueológicos de la colonia griega y posteriormente romana de Rhode, el monasterio románico de Santa Maria y la estructura de la ciudad vieja de Rosas, que incluso conserva algunas fortificaciones medievales.

Las murallas actuales son una fortificación de grandes baluartes que datan de la época renacentista y moderna. Y es que en el siglo XVI, el rey Carlos V manda construir la Ciutadela y el castillo de la Trinitat para protegerse de los piratas y de los turcos.

En 1814 son los mismos franceses los que vuelan la ciudadela, que se recupera y se abre al público ya avanzado el siglo XX.

Desde 2004 dentro del recinto se puede visitar el Museo de la Ciudadela, un edificio contemporáneo donde se resume la historia del conjunto.

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Los templos de Sant Pere, Sant Miquel y Santa Maria, que originariamente configuraban la "catedral" paleocristiana de Ègara, responden a múltiples etapas constructivas que han dejado su huella en forma de variedad de estilos -desde el tardo-romano hasta el gótico- y disciplinas artísticas. Se trata, pues, de un conjunto monumental único en Cataluña.

La primera construcción es un conjunto paleocristiano que ejerce como sede del obispado de Ègara y del que aún hay vestigios en los templos de Santa Maria y Sant Miquel. El hecho de que haya tres iglesias se había interpretado históricamente como una "copia" del modelo bizantino de la antigüedad -dos iglesias y un baptisterio- pero después de las últimas excavaciones (2000-2007) los estudiosos creen que la iglesia de Sant Miquel no funcionaba como baptisterio, sino que tenía un uso funerario. Por tanto, nos encontramos ante una catedral paleocristiana, organizada como una ciudad en miniatura con varios templos y dependencias.

La segunda etapa constructiva debemos situarla en los siglos IX y X, tras la conquista cristiana del territorio dominado por los musulmanes. Por lo tanto, el estilo es prerrománico; de esta época quedan muchas muestras en las iglesias que, finalmente, se dieron por terminadas en una tercera y definitiva etapa, ya románica (s. XI-XII).

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Con 6.000 años de antigüedad, las Minas Prehistóricas de Gavà son el conjunto minero con galerías más antiguo de Europa. Estaban dedicadas a la extracción de variscita, un mineral semiprecioso que se utilizaba para hacer piezas de joyería .

Además de la compleja red minera que lo forma, el yacimiento destaca por los restos arqueológicos que se han encontrado, que reflejan el contexto socioeconómico y cultural del Neolítico en la Península Ibérica. Herramientas de piedra, hueso y madera (aún se desconocían los metales), fragmentos de cerámica y restos de materiales constructivos son algunos ejemplos de estos vestigios neolíticos.

Uno de los objetos más destacados es la Venus de Gavà, una figura antropomorfa de cerámica negra; se trata de una pieza incompleta y rota en diferentes fragmentos, de los que se puede deducir una forma femenina, de estructura simétrica y desproporcionada, con ojos en forma de soles y con las extremidades superiores apoyadas sobre un vientre prominente. La Venus de Gavà podría ser la imagen de una diosa de la fertilidad y constituye una de las pocas representaciones religiosas del Neolítico existentes en la Península.

Las manifestaciones artísticas (la Venus y las joyas) y la complejidad de las minas ponen de manifiesto que los habitantes de la zona formaban una sociedad avanzada y con sólidas creencias religiosas.

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Els Vilars (o Vilasos), un pequeño abrigo al oeste de Os de Balaguer, ha sido durante siglos un refugio de pastores, cosa que se puede ver en las paredes y techos ennegrecidos. No fue hasta los años 70 que debajo de las marcas de humo se descubrieron unas pinturas rupestres con más de 4.000 años de historia. Actualmente forman parte del conjunto de Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1998.

A pesar de no tener más de 60m2, la cueva está ricamente decorada: se han identificado hasta 28 figuras o trazos. En todo el conjunto, se conservan tres grupos de figuras especialmente significativas por su contenido. En primer lugar, una escena de danza, en la que un hombre coge por la cintura a dos mujeres vestidas con faldas típicas de la pintura levantina. Las tres figuras están pintadas en rojo intenso.

Otro de los grupos está formado por cuatro círculos concéntricos y se cree que es una representación "heliolítica", de tributo al sol. Por último, en el fondo de la cueva, se aprecia una escena de caza, en la que se representan cabras, lobos, zorros e incluso una cierva.

La ubicación de la cueva es privilegiada. Por su orientación recibe los primeros rayos de sol y, al mismo tiempo, tiene una amplia visibilidad del valle del río Farfanya.