El Archivo de la Corona de Aragón (ACA) es el archivo histórico que contiene el fondo documental de las instituciones de la antigua Corona de Aragón, además de otros fondos históricos españoles. El antiguo Archivo Real de Barcelona guarda entre sus paredes más de siete siglos de historia.
El rey Jaume II el Justo creó el año 1318 el Archivo Real de Barcelona con el objetivo de unificar los fondos de todos los territorios de la Corona. En sus inicios se custodiaron principalmente escrituras referentes al Patrimonio Real, así como documentos de gobierno y justicia. Durante la monarquía borbónica se modernizó el edificio (1738), se aprobó un nuevo reglamento interno (1754) y pasó a llamarse Archivo de la Corona de Aragón (ACA). Con el cambio de nombre se inició la tarea de incorporar al fondo de la Corona de Aragón los archivos de instituciones del antiguo régimen.
Hasta 1993 su sede fue el Palacio del Lloctinent, un edificio construido entre 1549 y 1557 como una ampliación del Palacio Real Mayor de Barcelona. Posteriormente la mayoría de documentos, así como la labor de investigación, conservación y custodia, se trasladaron a la actual sede actual en la calle Almogàvers. La sede histórica se mantiene para la difusión, a través de cursos y exposiciones, y para actos protocolarios.
Desde un manuscrito del siglo X a las Actas del Consejo
de Gobierno de la Generalitat republicana, pasando por los archivos y
fondos personales de nombres ilustres de la sociedad catalana de los
siglos XIX y XX como Francesc Macià, Prat de la Riba, Eugeni d'Ors o Carles
Riba. Desde 1980 el Archivo Nacional de Cataluña (ANC) es la
institución encargada de reunir, conservar y difundir el patrimonio documental
del país.
Como archivo general de la
administración, el ANC ingresa, recupera y gestiona la documentación
que genera la acción política y administrativa de la Generalitat de Catalunya.
Como archivo histórico nacional, se dedica a la recuperación
de la documentación clave para el conocimiento de nuestro pasado.
Además de los archivos procedentes de administraciones, asociaciones y
fundaciones y de la Iglesia, en sus más de 900 fondos y colecciones
documentales destacan especialmente los fondos personales y las
colecciones de manuscritos, pergaminos e impresos.
La
historia del Archivo Nacional de Cataluña se inicia en 1936, durante la
República, y se reanuda con el final de la dictadura franquista. La actual sede
en Sant Cugat del Vallès es un moderno edificio que dispone de las últimas tecnologías para garantizar la mejor conservación de los documentos.
La casa del industrial chocolatero Antoni Amatller es uno de los máximos exponentes de la arquitectura modernista catalana y uno de los pocos de Barcelona que aún conservan la riqueza ornamental propia de este estilo impulsado por la burguesía. Ubicada en el Paseo de Gràcia de Barcelona, es obra del arquitecto Josep Puig i Cadafalch que recibió el encargo de remodelar de arriba a abajo el edificio adquirido por el industrial.
La Casa Amatller destaca por la composición de la fachada y por la reestructuración y redecoración de la planta baja y el piso principal, un reflejo de la originalidad de la arquitectura y las artes decorativas modernistas. La fachada es una composición colorista que incorpora esgrafiados a base de blanco, ocre y almagre, baldosas vidriadas, carpintería verde, forja negra y piedra gris de Montjuïc. Además, se aprecia una singular decoración escultórica, donde destaca el relieve de San Jorge y el dragón, obra de Eusebi Arnau. La cabecera escalonada en la parte superior de la fachada recuerda la forma de una clásica tableta de chocolate y es uno de los rasgos más característicos del edificio. En el interior, hay que admirar el mobiliario, las columnas, el suelo, los techos y las lámparas, decoración original de la residencia.
Actualmente, la Casa Amatller es la sede la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico. Cuenta con unos 400 objetos de la época romana, medieval, barroca y modernista. Pero sobre todo destacan sus recursos documentales. Mantiene una gran fototeca especializada en arte hispánico, con cerca de 350.000 unidades que ilustran e inventarían las obras de arte. Su consulta es imprescindible para el investigador en historia del arte.
El Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona (AHCB) es la institución que se encarga de la custodia, conservación, tratamiento y difusión de la documentación histórica que ha generado el gobierno de la ciudad desde el siglo XIII, cuando se creó el régimen municipal de Barcelona, y hasta la revolución liberal de mediados del siglo XIX.
Con el tiempo se han incorporado una gran diversidad de materiales archivísticos, bibliográficos o hemerográficos de interés histórico que la han convertido en uno de los centros archivísticos más importantes de Cataluña y lugar de consulta imprescindible para historiadores.
Desde 1920 la sede del archivo es la Casa de L’Ardiaca, un edificio fruto de la fusión de diferentes inmuebles construidos sobre un segmento de la antigua muralla romana. De estilo gótico-renacentista, también incorpora elementos de carácter modernista. En la década de los noventa fue objeto de una profunda remodelación que modernizó las instalaciones y las adecuó a la conservación y consulta.
Actualmente los fondos y las colecciones del Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona se estructuran en tres secciones principales: fondos documentales, la bibliotecay la hemeroteca.
La Red de Archivos Comarcales (XAC) está
integrada por archivos de ámbito comarcal que trabajan para asegurar los
principios de procedencia y territorialidad en el tratamiento y acceso a los
documentos.
Cada uno de los 41 archivos de la red es
responsable de organizar, preservar, difundir y facilitar el acceso al
patrimonio documental de su comarca, y a su vez colabora con las
administraciones públicas.
También son los encargados de
custodiar la documentación de los ayuntamientos de menos de 10.000 habitantes,
los protocolos notariales de más de 100 años, la documentación de la
administración de justicia, los registros públicos del estado y cualquier otra
documentación de interés histórico o cultural de ámbito comarcal.
Desde 1981 los tres archivos provinciales (Girona, Lleida, Tarragona)
también forman parte de la Red de Archivos Comarcales de la Generalitat de
Catalunya.
Para conocer la memoria histórica del país es necesaria la conservación del patrimonio documental. En Cataluña, 330 archivos son los encargados de preservar y difundir este valioso testimonio personal, legal e institucional.
Ya sean de titularidad pública (local, comarcal, provincial o nacional), o pertenezcan a entidades oficiales (universidades, colegios profesionales...) o a entidades privadas (asociaciones, fundaciones...), en todos estos archivos se puede encontrar documentación muy diversa: textual, audiovisual, cartográfica y electrónica.
El Sistema de Archivos de Cataluña (SAC) es el órgano que vela por unas normas y procedimientos comunes en la gestión y protección del patrimonio documental de Cataluña. Forman parte del SAC, los archivos de la Generalitat, el de la Corona de Aragón, los archivos de municipios de más de 10.000 habitantes, los de las diputaciones provinciales, los archivos de las universidades y los diocesanos y eclesiásticos, entre otros.
Las cuatro grandes crónicas fueron escritas a finales del siglo XIII y durante el XIV y forman el mejor conjunto historiográfico de la Europa medieval. Sus autores, Jaime I, Bernat Desclot, Ramon Muntaner y Pedro el Ceremonioso, pretendían dejar constancia de unos hechos que querían tener valor didáctico. Las obras de Jaime I y Pedro el Ceremonioso se consideran las únicas autobiografías de monarcas medievales.
En la primera de las crónicas, el Llibre dels feits, el rey Jaime I dicta los hechos de su vida, obviando lo que le puede perjudicar, para transmitir la imagen de un monarca heroico y caballero.
En el Llibre del rei En Pere, Bernat Desclot, no es testigo directo de lo que cuenta. Aunque destaca por su cuidadoso trabajo de documentación, su relato ofrece una visión claramente interpretativa de Pedro III de Aragón.
A pesar de ser testigo directo de muchos de los hechos que relata, el Llibre de Ramon Muntaner el autor manipula la historia. Tampoco esconde su entusiasmo por los monarcas catalanes, que los considera seres sobrenaturales protegidos por la gracia divina.
La cuarta de las crónicas, el Llibre del Rei Pere III (Pedro IV de Aragón), destaca por su calidad literaria. Sin embargo, siempre ha sido menos considerada porque se aleja del espíritu épico y caballeresco y presenta un rey obsesionado por imitar y superar sus antecesores.
En la Biblioteca de Cataluña se conservan códices de las cuatro grandes crónicas.
El Museo Memorial del Exilio (MUME) es el primer equipamiento museístico dedicado a preservar la memoria y el legado del exilio republicano consecuencia de la Guerra Civil española.
Ubicado en La Jonquera, el paso fronterizo por donde huyeron la mayor parte de los exiliados, el MUME se define como un espacio para la memoria, la historia y la reflexión crítica. Un proyecto que no sólo se limita a la labor expositiva sino que impulsa la investigación histórica y la difusión pedagógica.
Su exposición permanente presenta el fenómeno del exilio a lo largo de la historia, haciendo hincapié en la Guerra Civil y la posterior derrota y retirada republicana. La diáspora a través de los Pirineos camino de Francia y la suerte diversa de los miles de refugiados que cruzaron la frontera son uno de los puntos de interés de la muestra. La vivencia del exilio y su legado cultural a partir de testimonios y herencias documentales completan el discurso expositivo.