Público general | Page 39 | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

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La importancia histórica y monumental de la antigua Tarraco tiene su reflejo en el actual Museo Arqueológico de Tarraco, un centro de referencia. Formado durante la primera mitad del siglo XIX, el MNAT es el museo más antiguo de Cataluña en su especialidad y su extenso fondo ilustra de forma magistral el proceso de romanización de la Península Ibérica.

Ubicado desde 1960 en un edificio de planta nueva, en el subsuelo se conserva un tramo de la muralla, que se conservó in situ. Entre las piezas más destacadas recuperadas de la antigua Tarraco, podemos ver parte de un medallón (clipeus) con la representación de Júpiter-Amón, el ara dedicada al Numen de los Augustos, un pedestal de estatua con una inscripción dedicada al genio de la Colonia Tarraco, las estatuas de Baco, Hércules niño, Claudio y Minerva, el retrato de Nerón Julio César y los sarcófago de los Leones y del Pedagogo.

Capítulo aparte merecen los mosaicos como el de cabeza de la Medusa -el mejor de los hallados en Tarraco-, procedente de la zona residencial de la ciudad; el que representa Euterpe, musa de la música, descubierto en la villa romana de Els Munts (Altafulla); la lauda sepulcral de Óptimo, mosaico funerario con inscripción, localizado en la Necrópolis Paleocristiana de Tarragona; y el mosaico de los Peces, que decoraba una estancia de la villa romana de Calípolis, en Vila-seca.

Entre las piezas más singulares del MNAT, una muñeca articulada de marfil encontrada en el interior del sarcófago de una niña en la Necrópolis de Tarraco y la lámpara de bronce decorada con la representación de una máscara teatral procedente de la villa romana de La Llosa.

Además del Museo Arqueológico, el MNAT gestiona la Necrópolis de Tarraco, la Villa romana de Els Munts (Altafulla) y el Conjunto romano de Centcelles (Constantí). Integra también los conocidos monumentos Arco de Bará y la Torre de los Escipiones -situados en la Vía Augusta-, así como el Teatro de Tarraco de la ciudad. Un conjunto de primer orden que es Patrimonio Mundial desde el año 2000 y que acerca al visitante a una etapa fundamental de la historia europea.

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El antiguo Molí de la Vila de Capellades, uno de los más importantes de Cataluña y del Estado, es hoy el Museu-Molí Paperer. Su misión es doble: por un lado, difundir el patrimonio histórico e industrial de esta actividad desde el siglo XIII y hasta principios del XX; por otro, dar continuidad a la actividad artesanal del papel hecho a mano.

En los siglos XVIII y XIX un entorno bien comunicado y con abundancia de agua convirtieron a Capellades en la capital del papel, con nombres ilustres como los Soteras, los Romeu, los Guarro, los Serra y los Romaní. La altísima calidad de sus productos fue apreciada por clientes del país y también por las colonias de ultramar.

Las herramientas, maquinaria, carátulas, tampones de madera y diferentes variedades de papel expuestas en el museo son los testigos de esta tarea industrial. A estos objetos hay que sumarle la conservación y nuevo uso de los molinos, y la numerosa documentación sobre la tecnología y el arte del papel.

Integrado en la red del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña, durante los últimos años el Museo Molino se ha convertido también en punto de encuentro de profesionales que exploran las posibilidades del papel como materia artística.

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Con 42 figuras pintadas y 260 elementos grabados sobre la roca, la Roca dels Moros (El Cogul, Les Garrigues) es sin duda uno de los yacimientos rupestres más importantes de la Península Ibérica. El conjunto es Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1998.

Esta zona de Les Garrigues ha estado habitada por el hombre de forma ininterrumpida desde el Paleolítico y la cavidad se utilizó durante unos 5.000 años como lugar de culto. Los últimos cazadores-recolectores (VIII-V milenio a.C.) dejaron en la roca las pinturas pertenecientes al arte levantino. Más tarde, durante el V y II milenio a.C., los grupos neolíticos tomaron el relevo para dibujar sus creencias (representaciones muy diversas que se inscriben dentro del arte esquemático). Los investigadores han identificado también inscripciones posteriores, de época ibérica y romana, aunque muchas son ilegibles.

Entre las escenas más destacadas está la cacería, con la representación de una figura humana que lleva un arco y unas flechas y que se enfrenta a un jabalí. También destacan las figuras de varios toros. La singularidad del conjunto se manifiesta sobre todo en la escena que se ha denominado 'la danza fálica: un grupo de mujeres vestidas con largas faldas y el cuerpo desnudo se agrupan en parejas y rodean a un hombre con el sexo exagerado. Se trata de una excepcional representación de un acto ritual que refuerza la identidad de la cueva como lugar de culto rupestre.

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Trabajo en equipo, esfuerzo y espíritu de superación. Estos son los valores que encarnan los Castells, una práctica cultural con más de 200 años de historia y declarada en 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Los datos más antiguos de estas torres humanas se remontan al siglo XVIII: las torres formadas por dos o tres personas eran la culminación del Baile de Valencianos, propio de las fiestas mayores de las comarcas de Tarragona. Cuando estas construcciones se independizaron del resto del baile nacieron los Castells como exhibición con carácter propio.

Su popularidad ha vivido diferentes etapas. Tras consolidarse en el siglo XIX, con castillos de hasta nueve pisos de altura, su práctica decayó a inicios del siglo XX, y resurgió durante la década de los 60.

La época dorada de los Castells se produjo a partir de los años 90 y hasta la actualidad. Han contribuido a ello la creación de nuevas "colles" de perfil joven y multicultural, el logro de nuevas y espectaculares construcciones, y la retransmisión de las exhibiciones de Castells por televisión.

Actualmente se contabilizan cerca de 100 "colles" y más de 12.000 "castellers", superando los 16.000 castillos levantados cada año.

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Durante la Semana de Corpus la capital de El Berguedà se transforma con la celebración de La Patum, una fiesta popular única en Cataluña que se ha mantenido prácticamente sin interrupción desde el siglo XV.

El origen de esta tradición, que en 2005 fue inscrita por la UNESCO en la Lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se remonta a los entremeses, representaciones parateatrales que formaban parte de las procesiones medievales del Corpus.

Los días centrales de la celebración son el jueves y el domingo. Durante el mediodía La Patum es más reposada y solemne, mientras que por la noche es más festiva y participativa. Los principales personajes y momentos de la fiesta son el tambor, los turcos y caballitos, las mazas, la guita, el águila, los enanos viejos, los gigantes, los enanos nuevos, los plens (diablos) y el tirabol (comparsa final).

El momento culminante de La Patum son los plens, que convierten la plaza Mayor de Berga en un infierno de fuego. Los principales protagonistas de la fiesta bailan siguiendo el ritmo del tambor y de la música que Joaquim Serra compuso a finales del siglo XIX.

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Pan, vino y aceite. La esencia de la dieta mediterránea, compartida por íberos, celtas, griegos, romanos, bárbaros y árabes se basa en este tridente. Una combinación de alimentos sencilla, variada y equilibrada que a lo largo de los siglos, y sin perder la identidad propia, se ha ido enriqueciendo con la aportación y el mestizaje de culturas milenarias.

Así, desde Oriente Próximo y Medio llegaron los cereales, las legumbres y muchas frutas y verduras como la zanahoria, la cebolla o la manzana. Desde Europa, la col o los espárragos. Del Lejano Oriente, los garbanzos o la berenjena. Del Sudeste asiático y Oceanía, el arroz, la pimienta o la caña de azúcar. De África , el melón. De América, la patata o el tomate.

La existencia de esta alimentación se debe, en buena parte, a las características del territorio, seco y accidentado de la cuenca del Mediterráneo, donde el olivo, la vid y los cereales se adaptan a la perfección. Huertas y pequeños bosques complementan el paisaje, junto con un clima cálido.

Desde 2010 la dieta mediterránea es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Una de las motivaciones de la candidatura, presentada conjuntamente por España, Grecia, Italia y Marruecos, era proteger este saludable modelo alimentario frente a los cambios socioculturales fruto de la globalización.

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Famoso sobre todo por su impresionante claustro románico, el Monasterio de Sant Cugat, regido por la orden benedictina, contiene elementos prerrománicos, góticos y renacentistas.

Construido entre los siglos IX y XIV, en la iglesia encontramos la clásica planta basilical de tres naves y tres ábsides, que se asientan sobre los restos de un castrum romano. El templo se caracteriza por la sobriedad del románico en la falta de decoración y la poca luz, y la grandiosidad del gótico gracias al cimborrio del siglo XIII: una construcción de ocho caras con grandes ventanas.

La prosperidad del siglo XII propició la construcción del primer piso del claustro, formado por largas galerías con arcos de medio punto que descansan sobre parejas de columnas y varios pilares. Pero lo que seguro atrapa la mirada del visitante son los 144 capiteles románicos.

Esculpidos en piedra procedente de Montjuïc entre finales del siglo XII y XIII, encontramos en ellos un hecho totalmente insólito: la firma de su autor. Así, sabemos que el escultor Arnau Cadell se autorretrató en un capitel corintio y escribió en latín: "Esta es la figura del escultor Arnau Cadell, que tal claustro construyó en perpetuidad".

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El poder de los monjes de la Orden de los Cartujos, instalados en Escaladei desde el siglo XII, fue tan importante que llegó a bautizar toda una comarca: El Priorat. De su antiguo esplendor sólo se conservan las ruinas de la Cartuja de Santa Maria de Escaladei, la primera de todas las que más tarde se levantaron por toda la Península Ibérica.

El monasterio de Escaladei se funda en 1163 a petición del rey Alfons I el Casto, con la intención de colonizar y cristianizar la Cataluña Nueva a los musulmanes. El lugar elegido es el valle de Oliver, a los pies de la sierra del Montsant, donde dice la leyenda que un pastor soñó unos ángeles subiendo al cielo por una escalera: Escaladei, la escalera hacia Dios.

Sobre el suelo rocoso de la zona se extienden cultivos de vid y aceite, dos elementos que supondrán la dinamización comercial de toda la comarca. Su momento de máximo esplendor se inicia en el siglo XVI, cuando es uno de los focos de entrada del Renacimiento en Cataluña, y se extiende hasta el siglo XVIII, en estos tres siglos el conjunto monástico es ampliado hasta su configuración definitiva.

Actualmente, del antiguo conjunto cartujano de Escaladei se conservan las estructuras, ahora como una ruina romántica. La visita permite hacer un recorrido exterior por los 3 claustros (uno de ellos reconstruido), la iglesia, el refectorio y una celda reconstruida. Son los restos de los 600 años de historia de uno de los monasterios medievales y modernos más importantes de Cataluña.

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Situados en la sierra de Godall de Ulldecona, los Abrigos de la Ermita son el conjunto más importante de pinturas rupestres de estilo levantino en Cataluña y forman parte de la lista de patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 1998 y de La Ruta del Arte Rupestre.

En este conjunto excepcional, el hombre neolítico trazó un mundo de creencias o relatos míticos relacionados con la caza. Los escarpes de Godall eran un lugar propicio para la caza de animales y así se puede ver en las pinturas: animales de diversas especies de la zona, arqueros e incluso divinidades y rituales. Los expertos afirman que la sociedad neolítica utilizaba la pintura rupestre como medio de comunicación con el objetivo de marcar los lugares de reunión y de celebración.

Las primeras pinturas de la sierra de Godall se descubrieron en 1975 en una cueva del barranco. Actualmente se han localizado hasta catorce abrigos decorados por el hombre hace 8.000 años. Cerca de los abrigos, en el Centro de Interpretación de Arte Rupestre Abrigos de la Ermita, creado por el Museo de Arqueología de Cataluña, el visitante puede descubrir el legado artístico e histórico de Ulldecona a través de recursos gráficos, fotografías, audiovisuales y calcos de las pinturas.

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El hombre siempre ha necesitado expresar sus inquietudes y pensamientos. Cuando la escritura no existía, la expresión plástica fue el recurso idóneo para transmitir estas ideas. El conjunto de arte rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica está formado por757 yacimientos con pinturas, y fue declarado Patrimonio Mundial en 1998. Se trata del conjunto de yacimientos de arte rupestre más grande de Europa. En Cataluña encontramos los abrigos de ermitas de la Serra de la Pietat (Ulldecona), Roca dels Moros (el Cogul) y la Cova dels Vilasos o Els Vilars (Os de Balaguer), entre otros.

Los humanos que habitaron las montañas litorales e interiores de Aragón, Cataluña, Valencia, Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía escogieron abrigos y cuevas poco profundas para pintar y grabar símbolos y escenas de su vida cotidiana. De todas formas, los muros decorados también plantean muchos interrogantes sobre sus creencias, organización y otros aspectos que difícilmente llegaremos a conocer.

Las pinturas del Arco Mediterráneo se ejecutaron a finales del Paleolítico hasta la Edad de Bronce o de Hierro. Clasificadas como arte levantino, expresan ideas que hasta entonces eran inexistentes: el hombre muestra su relación con el entorno, sus vínculos con la naturaleza, las creencias y, al mismo tiempo, manifiesta su dominio e intervención en el medio donde vive.

Los creadores de las pinturas rupestres utilizaron técnicas y colores creando diversos estilos clasificados en naturalista, esquemático y macroesquemático. Estos dos últimos se impusieron en la fase final, y se decantaban por una estilización cada vez más acentuada de las expresiones y por el creciente protagonismo de signos y símbolos. El color más utilizado es el rojo, en todas sus variadas tonalidades.