La restauració del pal·li florentí de la Passió: un resultat que ha sortit brodat! | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

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La restauració del pal·li florentí de la Passió: un resultat que ha sortit brodat!

Hilos de seda de colores entorchados con plata o plata dorada, cuidadosamente entrelazados desde hace más de seiscientos años. Impresiona acercarse a un objeto de estas características, ¿a que sí? Pues un equipo de restauración se ha puesto manos a la obra para devolver todo su esplendor a este excepcional paramento de altar gótico. El resultado final ya luce en la Seu de Manresa después de un año de trabajos en el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña.


La huella del tiempo

La vida del palio de la Pasión o frontal florentino, como se llama popularmente al espléndido bordado del que hablamos, ha sido larga y un tanto agitada. Conservarse entera no ha sido una tarea fácil para una pieza realizada con materiales tan sensibles como los hilos de seda y la tela de algodón y de lino, que ha requerido diversas reparaciones para mantener su uso litúrgico. Y, menos todavía, si tenemos en cuenta que su fecha de creación se remonta a mediados del siglo XIV.
 
Desde entonces, el frontal florentino ha ido perdiendo algunos hilos y ha acumulado suciedad, manchas, polvo e, incluso, insectos que se han alimentado de sus fibras: los lepidópteros o polillas.
 
A lo largo de la historia, diversas manos bienintencionadas —pero no siempre expertas— han intentado mantener el aspecto del frontal, añadiendo zurcidos y echando remiendos donde la tela se había deteriorado. Aunque, en algunos casos, ha sido peor el remedio que la enfermedad y los nuevos bordados han acabado generando tensiones y deformaciones en la tela original. Asimismo, los cambios de bastidor, que es el esqueleto de madera donde la tela se aguanta bien tensada, han causado que los márgenes se hayan llenado de agujeros y se hayan oxidado justamente ahí donde se clavaron los clavos de hierro.

  • Alteraciones del frontal antes de su intervención: suciedad, oxidaciones, agujeros, cera, parches con bordados invasivos (CRBMC)

Una intervención minuciosa

Un proceso de conservación-restauración podría ser comparable a una operación quirúrgica para salvar a un paciente sumamente frágil. El equipo de profesionales empieza examinando la pieza en el laboratorio para conocer las técnicas empleadas (los diferentes puntos de bordado) y los materiales que la componen, como son los colorantes con los que se tiñeron los hilos o el origen de sus fibras. También la observan bajo diversas luces, como la luz ultravioleta y la luz infrarroja, y también con rayos X.

Así es como descubren las patologías y los añadidos. El estudio fisicoquímico va de la mano de la documentación histórica de la pieza: ¡todo cuenta a la hora de conocer bien al paciente! Una vez recogida la información necesaria, ya es posible elaborar la diagnosis y planificar el proceso de conservación-restauración.

  • Con la radiografía se observan una cantidad ingente de clavos de distinta tipología (CRBMC)
  • La luz ultravioleta pone de manifiesto las telas añadidas para rellenar pérdidas de soporte (CRBMC)
  • Las imágenes con luz transmitida permiten evaluar la fragilidad del soporte y detectar zonas donde se habían perdido los hilos de seda y en las que se aplicó pintura (CRBMC)

La restauración paso a paso

En el caso del frontal florentino, las conservadoras-restauradoras procedieron a realizar una intervención larga y meticulosa. Empezaron por retirar el bastidor y los recosidos que habían deformado la tela y que, además, ocultaban algunas partes del bordado original. Este paso fue seguido de una profunda limpieza del frontal por delante y por detrás.

Utilizaron métodos diferentes para adaptarse a la naturaleza de cada tipo de suciedad que hubo que eliminar: manchas de óxido, gotas de cera, capas de polvo… A continuación, se corrigieron las partes rotas y las alteraciones: los hilos que estaban sueltos, se reubicaron y se volvieron a sujetar uno por uno, pero también hubo otros que no se pudieron recuperar y dejaron al descubierto el dibujo preparatorio, es decir, el esbozo trazado directamente sobre la tela que sirvió de guía al bordador. Ahí donde el tejido se perdió del todo y dejó agujeros, se consolidó con telas nuevas, teñidas expresamente del color adecuado.

El colofón del proceso fue la colocación de un forro en el reverso del frontal, a modo de protección, que también sirvió para fijarlo a un nuevo soporte. Ahora toda la superficie de la obra descansa sobre un plafón de cartón de conservación y ya no se tensa ni se clava el tejido a una estructura de madera.
  • Sujeción de los hilos rotos o soltados (CRBMC)
  • Extracción de los clavos oxidados (CRBMC)
    Eliminación de las telas no originales añadidas en el frontal por el reverso (CRBMC)
    Antes y después del proceso de restauración de uno de los detalles. Las manchas y los zurcidos antiguos se han atenuado (CRBMC)
    Antes y después del proceso de restauración de uno de los detalles. La tela está relajada, sin tiranteces, y se aprecia una limpieza muy homogénea (CRBMC)

Herramientas de trabajo hechas a medida

Cada pieza es única y llega hasta nuestros días con unas condiciones particulares. Por ello, los profesionales de la conservación-restauración tienen muy en cuenta cómo dar a cada objeto el tratamiento más adecuado.
 
En el caso del palio bordado, se adaptó un aparato médico para aspirar el polvo acumulado en la tela. La singularidad de este microaspirador es que cuenta con un depósito que recoge las partículas succionadas. Ello permite observarlas y controlar que no se aspire ningún pedacito de hilo y, en el caso de que llegara a pasar, poderlo recuperar. Otro elemento que utilizaron las restauradoras fue la mesa de trabajo sobre la cual estiraron esta obra de tres metros de largo. La adaptabilidad de este mueble les permitió trabajar por delante y por detrás de la tela, y pasar hilos y agujas hacia arriba y hacia abajo sin encontrar obstáculos.
  • Las profesionales extienden el frontal sobre la mesa de trabajo adaptada a los tamaños de la pieza (CRBMC)
  • El aparato de microaspiración permite la limpieza controlada de la tela (CRBMC)

El frontal de la Pasión: plata y seda

Frontal de altar, palio, antipendio, dosel, frente... Existen múltiples nombres para designar uno de los elementos protagonistas del interior de las iglesias. Su función es decorar la parte de detrás del altar (retablo) o la parte de delante, la mesa donde se celebra el culto en las misas cristianas. Esta función tan central hace que los frontales de altar y retablos destaquen dentro de las iglesias, pero el frontal florentino es un fuera de serie por su capacidad de atraer la atención.
 
Por su gran tamaño es bien visible de lejos: ¡mide tres metros de largo! Si nos acercamos un poco, descubrimos nada más y nada menos que diecinueve escenas encuadradas como si fueran las viñetas de un cómic. Fijaos en otros frontales medievales y veréis que es un recurso muy habitual. La historia que explican es la vida de Jesús, y representan un acontecimiento en cada compartimento: el Nacimiento, la Adoración de los Reyes, la Santa Cena, la Crucifixión, la Resurrección... Cada escena está cargada de detalles en las expresiones de los personajes, la coloración de las ropas o los fondos de paisajes virtuosamente bordados.

En la gigafoto publicada en Giravolt es posible verlos todos muy de cerca. Puedes hacerlo clicando en este enlace. A través de un estudio con técnicas fotogramétricas se ha obtenido una ortofotografía, una fotografía geométricamente exacta, que permite visualizar el palio en alta resolución. Mediante el visor, podemos desplazarnos por la imagen y acercarnos a ella para ver todos los detalles con una calidad excepcional.
 
Si nos fijamos en los detalles, descubriremos un elemento único y revelador de esta obra: ¡la firma de su creador! Una frase en latín bordada con letras doradas testimonia, orgullosa, la autoría del frontal: «Geri di Lapo, bordador, me hizo en Florencia».
  • El registro central a la izquierda del frontal muestra la escena del Nacimiento (CRBMC)
  • Cenefa de hilos de color y dorados que enmarca las escenas (CRBMC)
  • Detalle del bordado hecho con la llamada técnica de la “pintura en la aguja” en las ropas de colores de los personajes (CRBMC)
  • Detalles del bordado con hilos de oro en el pelo y la aureola (Giravolt)

¿Quién fue Geri di Lapo?

No siempre se llegan a conocer todos los detalles sobre la historia de objetos tan antiguos. Por suerte, parece que, en este caso, tenemos las piezas necesarias para completar el rompecabezas sobre la procedencia del frontal de la Pasión.
 
La primera pista se encuentra en la propia obra y revela que el bordado se manufacturó en Italia, más concretamente, en el taller del florentino Geri di Lapo.
 
Los documentos confirman que el propietario del frontal florentino fue Ramon Saera, quien a su muerte en 1357 lo dejó en herencia a la Seu de Manresa. Ramon Saera era una personalidad muy importante en la ciudad. Su posición económica y la estima hacia su cuidad lo llevaron a encargar un frontal de altar hecho a medida para la basílica manresana. Como que la ocasión lo merecía, encargó la fabricación del frontal en Florencia, que era la mejor escuela europea de bordados del momento. Y el taller escogido fue el de Geri di Lapo.
  • Detalle de las letras doradas de la inscripción sobre la autoría del frontal (CRBMC)
  • Inscripción “GERI LAPI RACHAMATORE ME FECIT IN FLORENTIA” en la parte inferior del bordado (Giravolt)

Chicago vs. Manresa: un destino roto

El palio de la Pasión se creó para ornar la Seu de Manresa y, aunque seis siglos más tarde todavía luce en el mismo sitio, podría haber tenido un destino bien diferente.
 
Era la década de 1920, y el magnate y coleccionista de arte norteamericano Charles Deering vivía en Cataluña y poseía diversas obras adquiridas en el territorio. Tenía relación con artistas de renombre y, gracias a uno de ellos, el pintor Miquel Utrillo, conoció el frontal de la Pasión. Impresionado ante una pieza tan lograda, contactó con el obispo Torres i Bages, con quien tenía que entenderse si quería comprar el bordado. Finalmente, el obispo murió antes de autorizar su venta y su sucesor tampoco la facilitó, ya que consideraba que sería una grave pérdida para los manresanos y las manresanas.
 
Si la historia hubiera transcurrido de forma diferente, tal vez ahora el frontal florentino no estaría en Manresa sino en el Art Institute de Chicago, al lado de otras obras catalanas de la colección de Charles Deering.
  • Ramon Casas, Charles Deering y James Deering en 1909 (Deering Estate)
  • Retrato de Charles Deering, obra de Ramon Casas (Wikipedia)

Un traslado de película

Una buena intervención de conservación nunca acaba en el laboratorio y en el taller: es imprescindible preparar el lugar donde se expondrá y garantizar que se trasladará en las mejores condiciones de seguridad.
 
Una vez acabada la intervención, el frontal florentino regresó a la Seu de Manresa bien anclado dentro de la caja de embalaje para evitar temblores. Una vez en la basílica, le esperaba una vitrina hecha a medida, pensada para contener tanto el frontal como los aparatos de control de la humedad y las luces LED para iluminar la pieza con una intensidad siempre controlada.
 
La vitrina con la pieza restaurada luce en pleno centro de una de las capillas de la Seu: la de Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en el lado de la nave donde da menos el sol. Las puertas correderas de la entrada de la capilla se han adaptado para permitir un acceso sencillo cuando toque realizar las tareas de control y seguimiento. Al mismo tiempo, la contemplación del frontal florentino resulta más cómoda para el público, que así puede tener una visión cercana y completa en un entorno litúrgico.
  • La pieza se coloca en una caja de embalaje, bien fijada, para evitar que se mueva en el desplazamiento
  • El frontal se traslada hasta la Seu de Manresa y se instala en la nueva vitrina
  • ​Presentación del frontal en la nueva vitrina (CRBMC)
  • Detalle del frontal (Giravolt)

La tradición del bordado medieval en Cataluña

Es probable que, después de conocer esta joya medieval, a más de una persona se le despierte la curiosidad por el arte del bordado y quiera saber más. Si es así, debe saber que en Cataluña se confeccionaron piezas de muchísima calidad durante le Edad Media, y lo mejor es que quedan ejemplares muy bien conservados que se exponen por todo el país.
 
En el Museo-Tesoro de la Catedral de Girona, por ejemplo, se puede contemplar el famoso Tapiz de la Creación. Igual que el frontal florentino, es de temática religiosa y sorprende por sus dimensiones, la destreza del bordador y la gran cantidad de personajes y escenas representadas. Además, también se restauró en el CRMBC con un resultado más que satisfactorio.
 
Otros bordados delicadísimos de época medieval se exponen en el Museo Episcopal de Vic, como la imponente capa de terciopelo rojo del obispo Ramon de Bellera, sobre la cual brillan numerosas figuras bordadas con hilo dorado.
 
Para cerrar la ruta por el bordado medieval catalán, tenemos un ejemplar que plasma una escena muy conocida: san Jorge matando al dragón. Se encuentra en la capilla del palacio de la Generalitat y sus autores son conocidos: Antoni Sadurní y Bernat Martorell.
 
Pero eso no es todo: gracias a actuaciones como la reciente restauración del frontal de la Pasión, cada vez sabemos más cosas sobre el pasado medieval de nuestro país. Este es, precisamente, el objetivo de «Tiempo de Gótico», el nuevo programa del Departamento de Cultura y la Fundación “la Caixa” que quiere mejorar y conservar el legado patrimonial gótico de Cataluña mediante la restauración, protección y difusión de este patrimonio, estimulando el territorio y dinamizándolo a nivel cultural, social y económico.
  • Tapiz de la Creación (CRBMC)
  • Frontal de San Jorge de la capilla del palacio de la Generalitat (CRBMC)
  • Mitra de San Oleguer de la Catedral de Barcelona (CRBMC)