Pablo Picasso y Barcelona tenían una conexión especial. Vivió en ella durante su infancia y juventud. Por ello, optó por esta ciudad para abrir en 1963 el primer museo Picasso del mundo y el único creado en vida del artista. Su principal patrimonio es la colección más completa de obras de juventud formada por más de 4.000 elementos. Por eso el Museo Picasso de Barcelona se ha convertido en el centro de referencia para conocer la primera etapa artística de Picasso.
La mayoría de las obras que se pueden ver en el museo datan de 1890 a 1917. El recorrido comprende pinturas de la etapa infantil y escolar (Hombre con boina), de la época de formación en Barcelona, Horta de Sant Joan y Madrid (Ciencia y caridad), de su paso por París (El diván), de la época azul (El loco) y de la época rosa (Arlequín).
Entre las pinturas posteriores a 1917, destaca la serie de Las Meninas, del año 1957, un conjunto de 58 pinturas que analizan la obra maestra de Velázquez. También encontramos la colección de grabados y litografías y la de cerámica.
Toda esta muestra de arte vanguardista reposa en el interior de cinco grandes palacios de la calle de Montcada, que datan de los s. XIII-XIV y son una excelente muestra del gótico civil catalán.
Construido sobre una atalaya privilegiada, el castillo medieval de Miravet es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de la Orden de los Templarios en Europa. Edificio religioso y militar de origen árabe, sigue el estilo defensivo de los castillos de Tierra Santa, con unas majestuosas murallas que se alzan sobre el río Ebro.
El año 1.153 es conquistado por los cristianos y Ramón Berenguer IV lo cede a Pere de Rovira, maestro de los templarios en Hispania y Provenza, que lo reconstruye y convierte en uno de los principales centros de poder cristiano en la Península Ibérica.
La uniformidad de la construcción muestra que los templarios levantaron el edificio en relativamente poco tiempo. Los vestigios de la antigua fortaleza andalusí están presentes en los tramos bajos de la muralla y en parte de las construcciones del recinto superior.
Además del castillo, Miravet es una ciudadela amurallada con construcciones a diferentes niveles. Sus formas son contundentes y austeras y, a modo de colmena medieval, dentro de las murallas la comunidad disponía de todo lo necesario para vivir.
Cruzar las puertas del Palau Moja significa descubrir cómo vivía la alta burguesía de Barcelona en los siglos XVIII y XIX. Los propietarios fueron dos prohombres de la ciudad, que lo convirtieron en punto de encuentro de la alta sociedad de la época.
Josep de Copons, marqués de Moja, y su esposa, Maria Lluïsa Descatllar, encargaron la construcción al arquitecto Josep Mas. En 1784 se inauguró el edificio, que combinaba elementos del barroco con influencias del neoclasicismo francés. De esta primera etapa, son destacables el Gran Salón, con pinturas de Francesc Pla "El Vigatà", y las fachadas. Curiosamente la puerta principal se encuentra en la calle Portaferrissa. Y es que en esos momentos la Rambla aún era un arroyo que apenas se empezaba a urbanizar.
En 1870, el marqués de Comillas, suegro de Eusebi Güell, compró el palacio y lo adecuó al gusto de la época. Una de las reformas más visibles fue la escalera de honor. También datan de esa misma época los salones azul, rosa y verde. Jacint Verdaguer vivió durante 15 años como cura de la familia y limosnero.
Después del incendio de 1971, el palacio quedó abandonado durante once años. Actualmente es la sede de la Dirección General del Patrimonio Cultural del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya.
La importancia histórica y monumental de la antigua Tarraco tiene su reflejo en el actual Museo Arqueológico de Tarraco, un centro de referencia. Formado durante la primera mitad del siglo XIX, el MNAT es el museo más antiguo de Cataluña en su especialidad y su extenso fondo ilustra de forma magistral el proceso de romanización de la Península Ibérica.
Ubicado desde 1960 en un edificio de planta nueva, en el subsuelo se conserva un tramo de la muralla, que se conservó in situ. Entre las piezas más destacadas recuperadas de la antigua Tarraco, podemos ver parte de un medallón (clipeus) con la representación de Júpiter-Amón, el ara dedicada al Numen de los Augustos, un pedestal de estatua con una inscripción dedicada al genio de la Colonia Tarraco, las estatuas de Baco, Hércules niño, Claudio y Minerva, el retrato de Nerón Julio César y los sarcófago de los Leones y del Pedagogo.
Capítulo aparte merecen los mosaicos como el de cabeza de la Medusa -el mejor de los hallados en Tarraco-, procedente de la zona residencial de la ciudad; el que representa Euterpe, musa de la música, descubierto en la villa romana de Els Munts (Altafulla); la lauda sepulcral de Óptimo, mosaico funerario con inscripción, localizado en la Necrópolis Paleocristiana de Tarragona; y el mosaico de los Peces, que decoraba una estancia de la villa romana de Calípolis, en Vila-seca.
Entre las piezas más singulares del MNAT, una muñeca articulada de marfil encontrada en el interior del sarcófago de una niña en la Necrópolis de Tarraco y la lámpara de bronce decorada con la representación de una máscara teatral procedente de la villa romana de La Llosa.
Además del Museo Arqueológico, el MNAT gestiona la Necrópolis de Tarraco, la Villa romana de Els Munts (Altafulla) y el Conjunto romano de Centcelles (Constantí). Integra también los conocidos monumentos Arco de Bará y la Torre de los Escipiones -situados en la Vía Augusta-, así como el Teatro de Tarraco de la ciudad. Un conjunto de primer orden que es Patrimonio Mundial desde el año 2000 y que acerca al visitante a una etapa fundamental de la historia europea.
El Museo de Arqueología de Cataluña se organiza en 6 sedes (Barcelona, CASC, Empúries, Girona, Olèrdola y Ullastret). De todas ellas, la de Barcelona es la que ofrece una visión más transversal ya que explica la evolución social, tecnológica, económica y religiosa desde los primeros hombres hasta la época medieval de Cataluña pero también del mediterráneo.
Ubicado en el antiguo Pabellón de Artes Gráficas, construido durante la Exposición Universal de Barcelona de 1929, el MAC Barcelona renovó 11 salas entre 2010 y 2013. La exposición permanente, formada por más de un millón de piezas originales, permite viajar por la prehistoria, protohistoria, las colonizaciones griegas y fenicias o la instauración del Imperio Romano.
Acompañan al visitante textos, recursos didácticos, imágenes, escenografías y también audiovisuales como el de los rituales funerarios de la prehistoria comparándolos con los actuales.
Una de las piezas más emblemáticas del museo es la estatua del dios Esculapio, ahora una reproducción porque el original se trasladó a la sede de Empúries en 2008. Otras piezas destacadas son los materiales líticos del Paleolítico, la mandíbula de Neandertal de Sitges de 53.200 años, el tesoro íbero de Tivissa, las figuras votivas fenicias, la cerámica griega o la estatua romana de la calle Paradís, considerada la escultura de mayor calidad recuperada de la antigua Barcino.
Estrategia militar y culto religioso se unen en el pico más alto de Cardona. Desde el siglo IX el castillo y la colegiata de Sant Vicenç dominan la comarca y controlan las salinas. Es durante la Guerra de Sucesión, cuando se convierten en un símbolo de la resistencia de los seguidores del archiduque Carlos ante los defensores de Felipe de Anjou: el castillo es la última fortaleza que se rinde a las tropas borbónicas y cae después de la capitulación de Barcelona el 18 de septiembre de 1714.
El conjunto medieval se divide entre los pabellones señoriales y la canónica de Sant Vicenç. El castillo se levanta en el 886 bajo las órdenes del conde de Barcelona, Guifrè El Velloso, pero no se completa hasta unos siglos más tarde. Los elementos más destacados del primer edificio del siglo IX sólo queda la Torre de la Minyona. Durante la primera mitad del siglo XI se construye dentro del recinto de la iglesia de Sant Vicenç, un imponente edificio, de las mejores muestras del primer románico catalán.
Gran ejemplo de fortificación militar medieval, entre los siglos XI y XV el castillo es la residencia de los señores de Cardona, pero con el tiempo pierde su función residencial y gana importancia estratégica. A partir del siglo XVII, la fortaleza actualiza su sistema de defensa con una corona de baluartes.
A pesar de ser uno de los más emblemáticos, Cardona no es el único escenario vinculado en la Guerra de Secesión. La Ruta 1714, impulsada como parte del programa de actividades del Tricentenari, incluye 10 emplazamientos, como El Born de Barcelona, la Universidad de Cervera o la casa-museo Rafael Casanova, entre otros.
En la orilla del río Gaià encontramos el monasterio de Santes Creus, el que fue el centro de una de las señorías monásticas más extensas e influyentes de la Corona de Aragón. Con una arquitectura sólida, grave y austera, la abadía refleja el modelo canónico de los monasterios del Cister (junto con Vallbona de les Monges y Poblet). Visitar Santes Creus es revivir un tiempo en que la pureza y el alejamiento del mundo se concretaban en un punto bien anclado en la tierra.
Fundado en 1160, el momento álgido de Santes Creus fue entre los siglos XIII y XIV, por su estrecha relación con la nobleza y el linaje real. Los reyes Pedro III de Aragón y Jaime II el Justo y su esposa Blanca de Anjou fueron mecenas del monasterio y escogieron ser enterrados aquí, en dos mausoleos góticos junto al altar mayor. El estudio y restauración del panteones reales, en 2010, permitieron descubrir los restos de Pedro III de Aragón y Blanca de Anjou, los únicos reyes de la Corona de Aragón los restos de los cuales se han mantenido intactos.
La planta del monasterio organiza los espacios en función de las necesidades de la comunidad. La iglesia, abierta al culto en 1225, es un ejemplo de la transición del románico al gótico. Aunque ofrece sensación de ligereza y grandiosidad, es un templo sólido y austero. Contrasta con el esplendor del claustro, del siglo XIV, el primero de estilo gótico de la Corona de Aragón.
La Torre Glòries, anteriormente denominada Torre Agbar, es un moderno edificio de oficinas situado en la entrada del 22@ (el distrito tecnológico de Barcelona), modifica desde 2005 el skyline de la ciudad. Es obra del arquitecto francés Jean Nouvel, que se inspira en las imágenes de un géiser, de la arquitectura de Gaudí y de la montaña de Montserrat. Un faro contemporáneo que atrae el interés de los barceloneses y los turistas a partes iguales.
Levantada a partir de dos cilindros de hormigón de planta elíptica, uno en el interior del otro, la Torre Agbar mide 142 metros de altura y está recubierta por dos "pieles". La más interna es una plancha de aluminio lacada con tonos tierra, azules, verdosos y grises. La más externa es un muro transparente y translúcido compuesto por unas 60.000 láminas de vidrio. Gracias a esta doble fachada se crea una cámara de aire que permite que el calor del edificio se reparta facilitando la ventilación. Los cristales utilizados son piezas de brie-soleil, un sistema que controla los rayos de sol en función de la temperatura exterior.
Estas características hacen de la Torre Agbar un edificio original, inteligente y sostenible, los tres pilares en que se sustenta el proyecto de Nouvel. Destaca especialmente las noches del fin de semana, cuando los 4.500 puntos de luz LED (el sistema menos contaminante y más eficiente) encienden la fachada de colores.
Con más de 300 obras, la Fundación Antoni Tàpies (Barcelona) cuenta con la colección más completa del artista catalán, que refleja todos los periodos creativos del pintor. Impulsada por el propio Antoni Tàpies, la Fundación es un museo y centro cultural que también trabaja para el estudio y la promoción del arte contemporáneo.
Entre pinturas, esculturas, dibujos, libros y grabados, la Fundación muestra todas las vertientes de la actividad artística de Tàpies. La colección incluye una selección de los dibujos y retratos de los años cuarenta (Cruz de papel de periódico), una muestra importante de las obras matéricas de los años cincuenta y sesenta (Forma negra sobre cuadrado gris) y una representación significativa de las obras objetuales de finales de los sesenta y principios de los setenta (Paja y madera).
El visitante descubrirá también las diferentes tipologías, técnicas y materiales empleados por Tàpies: obras realizadas con goma-espuma y spray, barnices y esculturas de tierra chamoteada y objetos y esculturas realizados con planchas metálicas o bronce.
La Fundación Antoni Tàpies se encuentra en un edificio modernista obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner. Esta construcción es singular ya que fue la primera del Eixample al combinar la utilización del ladrillo visto con hierro en el tejido urbano. Actualmente el edificio está coronado por la escultura Nube y silla del mismo Tàpies, obra que se ha convertido en todo un símbolo de la Fundación.
El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona se encuentra en el Parc del Fòrum. El edificio, construido por Herzog y De Meuron en 2004, ocupa 9.000 metros cuadrados y es considerado, a nivel arquitectónico, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad.
En el vestíbulo encontramos la pieza más emblemática del museo, el esqueleto de una ballena que se encontró en 1862 en la playa de Llançà y que, por votación popular, se ha llamado Brava.
El discurso de la exposición permanente es la interpretación de la Tierra actual como resultado de la interacción entre el ambiente químico y físico del planeta y los seres vivos. Todo esto se muestra de forma didáctica y a a través de pantallas táctiles y vitrinas con los fondos de colecciones del museo -fósiles, animales naturalizados, plantas, algas, minerales y rocas- al que se incorporan también ámbitos dedicados a los hongos y al mundo microscópico (con reproducciones de virus y microbios). Se exponen 4.500 de las más de 4 millones de piezas del museo.
El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona es una institución con más de 140 años de historia y parte del legado de las colecciones del naturalista Francesc Martorell i Peña. Además del edificio del Fòrum, dispone de otros espacios en la ciudad: el Jardín Botánico de Barcelona y el Jardín Botánico Histórico, situados en Montjuïc, y el Centro Martorell de Exposiciones y el Castell dels Tres Dragons, en el parque de la Ciutadella.