El Museo Memorial del Exilio (MUME) es el primer equipamiento museístico dedicado a preservar la memoria y el legado del exilio republicano consecuencia de la Guerra Civil española.
Ubicado en La Jonquera, el paso fronterizo por donde huyeron la mayor parte de los exiliados, el MUME se define como un espacio para la memoria, la historia y la reflexión crítica. Un proyecto que no sólo se limita a la labor expositiva sino que impulsa la investigación histórica y la difusión pedagógica.
Su exposición permanente presenta el fenómeno del exilio a lo largo de la historia, haciendo hincapié en la Guerra Civil y la posterior derrota y retirada republicana. La diáspora a través de los Pirineos camino de Francia y la suerte diversa de los miles de refugiados que cruzaron la frontera son uno de los puntos de interés de la muestra. La vivencia del exilio y su legado cultural a partir de testimonios y herencias documentales completan el discurso expositivo.
Santa Caterina, inaugurado en 1848, fue el primer mercado cubierto de Barcelona. Desde 2005, la cubierta vuelve a ser su elemento diferenciador. Y es que la última reforma ha convertido al mercado en un referente de la arquitectura contemporánea y un punto de interés turístico. El tejado ondulante y lleno de colores es ya un nuevo símbolo de Barcelona.
En 1997 los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue reformaron el mercado originario obra de Josep Mas i Vila. El proyecto sólo mantiene 3 de las 4 fachadas originales y levanta un esqueleto de hierro, acero y hormigón que, en el interior del edificio, sobresale entre la estructura de arcos de madera que forman el techo.
Pero sin duda el protagonismo del nuevo mercado se lo lleva el tejado: una enorme estructura ondulada cubierta por 200.000 hexágonos de cerámica de 67 colores diferentes. Obra del ceramista Toni Cumella, representa las frutas y verduras que se venden en las puestos del mercado y llena la zona de luz y color.
La puesta en marcha del mercado ha contribuido a dinamizar el barrio. Ahora se reúnen bajo el mismo techo las paradas de producto fresco, un supermercado, restaurantes y la exhibición de los restos del antiguo convento dominico.
Hay que tocar la ciencia. Con esta premisa nació en 1981 el Museo de la Ciencia de la Fundación "la Caixa", el primer museo científico interactivo de España. Este objetivo sigue vigente en su remodelación que ha dado lugar al CosmoCaixa, inaugurado en 2004.
Con un espacio cuatro veces mayor que el primer Museo de la Ciencia, el CosmoCaixa se divide en varias áreas para divulgar el conocimiento científico desde la experimentación. Por ejemplo, el muro geológico muestra diversas estructuras geológicas; la sala de la materia propone un recorrido desde el Big Bang hasta la actualidad; las salas infantiles acogen espacios educativos y lúdicos como el Planetario Burbuja, la sala Flash y Click o la sala Toca, toca!
Incluso hay una réplica exacta de un trozo de bosque inundado de la selva amazónica brasileña de más de 1.000 m². Se puede ver tanto la parte inundada, como la de tierra firme, como la subterránea, con lluvia tropical incluida.
El CosmoCaixa es uno de los museos de la ciencia más modernos del mundo. A pesar de todo, sigue fiel a sus orígenes. Y es que conserva parte del edificio modernista donde se ubicó el primer museo: un antiguo asilo para ciegos del arquitecto Josep Domènech i Estapà construido en 1904 al pie del Tibidabo.
En el antiguo edificio de la Casa de la Caridad de Barcelona, en un equipamiento totalmente moderno, encontramos un centro cultural de referencia europea. Se trata del Centro de Cultura Contemporánea (CCCB), que desde 1994 trabaja para la investigación creativa y en la producción de conocimiento. Tiene como eje central la ciudad y la cultura urbana y como objetivo vincular el mundo académico con la creación y la ciudadanía.
Y través de proyectos propios. Los más significativos son las exposiciones temáticas, que generan debate y conocimiento en torno a los temas que perfilan la actualidad. Asimismo, también ha instaurado otras formas de intercambio cultural como debates internacionales, el CCCB Lab, la plataforma de literatura Kosmopolis o el proyecto de cine experimental Xcèntric. Todos ellos son proyectos que tratan de manera integrada la cultura del siglo XXI y las grandes transformaciones de la era digital.
El CCCB dispone de un fondo (Archivo CCCB y Archivo Xcèntric) donde conserva la documentación relacionada con todos los proyectos que se han ido realizando desde su inauguración. Este archivo está disponible para todo el mundo desde 2008.
Visitar el Centro de Cultura Contemporánea es entrar en un espacio de reflexión sobre qué es la cultura urbana. El mismo edificio, remodelado por Helio Piñón y Albert Viaplana, estructurado alrededor del Patio de las Mujeres, invita a ello. Es recomendable subir hasta el mirador antes de terminar la visita.
La Seu Vella está formada por un conjunto de edificaciones situadas estratégicamente en el Turó de Lleida, que domina la ciudad y toda la llanura de los alrededores. Se trata de una de las catedrales más importantes de Cataluña, que destaca especialmente por su obra escultórica y por el claustro, uno de los más grandes y espectaculares de Europa.
Como es habitual en este tipo de obras, La Seu Vella fue construida y ampliada durante siglos combinando diferentes estilos arquitectónicos. La primera catedral cristiana se comienza a construir en el año 1193 con el objetivo de atender a la población creciente de la ciudad. De esta construcción románica destacan actualmente las portaladas.
A finales del siglo XIII se introducen elementos del nuevo estilo gótico. Durante esta época se terminan las obras más importantes del templo y se construyen las capillas, el claustro, el campanario y la Puerta de los Apóstoles, trabajos que se alargan durante los siglos XIV y XV.
El claustro se encuentra justo delante de la fachada principal de la iglesia; una disposición inusual en las construcciones cristianas, que recuerda más el patio interior de las mezquitas árabes. Los capiteles ricamente ornamentados merecen una atención especial, así como las espléndidas vistas sobre la ciudad de Lleida que desde allí se tienen.
Con poco más de 30 años, la reina Elisenda de Montcada se retiró del mundo al quedar viuda. Y lo hizo en el Monasterio de Pedralbes, que ella misma había fundado en 1326 en la montaña de Sant Pere Mártir (Barcelona). Allí residió 37 años aislada, con la única compañía de las monjas clarisas y la arquitectura gótica.
El Monasterio de Santa Maria de Pedralbes se levantó en sólo 13 meses y destaca por su gran homogeneidad arquitectónica de estilo gótico. Las piedras blancas (petras albas), utilizadas para construir el conjunto, acabaron dando nombre a la zona: Pedralbes.
Entre las joyas del monasterio está la pequeña capilla de Sant Miquel, que destaca por las pinturas al fresco y al aceite (s. XIV), un testimonio excepcional de la pintura gótica catalana; los vitrales góticos del interior del templo (considerados los más importantes de Cataluña por su antigüedad y buen estado de conservación) y el claustro. Este es uno de los más grandes e imponentes del mundo.
Destacar también la tumba de la reina Elisenda. Ubicada entre la iglesia y el claustro, es un sepulcro bifrontal que representa sus dos caras: desde la iglesia se la ve vestida y coronada como reina y, desde el claustro, aparece como viuda y monja, con el sencillo hábito franciscano.
Junto a la catedral de Vic, el Museo Episcopal es un referente en arte medieval catalán y expone obras maestras de pintura y escultura del románico y del gótico (entre los siglos XII y XV). El centro, con más de 29.000 piezas, está especializado en arte litúrgico.
El extenso fondo románico permite seguir con precisión la evolución iconográfica y estilística del románico catalán. Una de las piezas estrella del museo es el grupo escultórico del Descendimiento de Erill la Vall. Descubierto por la expedición hecha por el Instituto de Estudios Catalanes al Valle de Boí de 1907, esta obra del Maestro de Erill está considerada como uno de los conjuntos escultóricos más importantes del románico europeo del siglo XII.
Destaca también el Baldaquín de la iglesia parroquial de Ribes, una de las obras maestras que custodia el museo. Otras piezas a tener en cuenta son el frontal de altar de Sant Andreu de Sagàs, el frontal de Sant Pere de Ripoll o la Virgen de Santa Maria de Lluçà.
Además de su fondo de primer orden, el museo destaca también por un proyecto museológico moderno e innovador. Fue galardonado en 2001 con el Premio Nacional de Patrimonio Cultural por su contribución a la difusión del arte medieval catalán.
Cuna de Cataluña. Así es como se conoce al Monasterio de Santa Maria de Ripoll y no es extraño. Fundado por el conde Guifré el Velloso el año 879, bajo la dirección del abad Oliba se convierte en un centro religioso y cultural de primer orden, con un templo románico amplio y majestuoso y un scriptorium con una gran producción literaria, a la altura de la de otras abadías europeas de este periodo.
La portalada del monasterio, del siglo XII, es la gran protagonista del conjunto. Da la bienvenida a fieles y curiosos y es una de las grandes piezas escultóricas del románico europeo. Está totalmente esculpida con escenas del Antiguo Testamento y alegorías. De ahí que se la conozca como "la Biblia de piedra". Su monumentalidad da testimonio de la grandeza que vivió Ripoll. No en vano, durante muchos años el monasterio fue también el panteón de los condes de Besalú y de Girona.
El edificio pasó por varias ampliaciones y reconstrucciones motivadas por la falta de espacio, incendios, un terremoto y pillajes. En 1886, el obispo de Vic, Josep Morgades, encarga la reconstrucción del monasterio al arquitecto Elies Rogent. Ripoll recupera la iglesia y el claustro del monasterio del siglo XI con una interpretación neorrománica.
Actualmente Santa Maria de Ripoll se puede visitar y se ha habilitado un centro de interpretación y una exposición permanente sobre el scriptorium, en la que se explica su importancia.
La historia de Sant Feliu de Guíxols se puede resumir a partir del monasterio benedictino, en el que se combinan estilos arquitectónicos que van des del siglo V al XVIII. Sobre estructuras de época romana, se erigió el primer monasterio que se remonta al siglo X y del que se conserva la Porta Ferrada, que se integró como pórtico de entrada. Más tarde, se fueron incorporando elementos y construcciones, entre ellos la iglesia gótica o el nuevo convento del siglo XVIII.
Actualmente se puede visitar parte del edificio junto con las torres del Fum y del Corn, ubicadas a cada lado de la iglesia. En su momento actuaban de torres de vigilancia. En la primera de ellas, se emitían señales de humo hechas con paja húmeda. Desde la segunda, se hacía sonar un cuerno marino en caso de peligro.
El municipio de Sant Feliu de Guíxols nació y creció alrededor del conjunto monacal. Por ello, se escogió este edificio tan significativo para acoger el Museo de Historia de la Ciudad y el Espacio del Médico y de la Salud Rural.
Pero la historia del monasterio continúa escribiéndose. Y es que en las dependencias del antiguo Palacio del Abad se puede encontrar el Espai Carmen Thyssen dedicado a exposiciones temporales.
¿Es posible sentirse como un burgués de principios del siglo XX visitando un monasterio románico? Sant Benet de Bages demuestra cómo el patrimonio se adapta a nuevos usos con el tiempo. En este caso, pasa de monasterio medieval a residencia de verano de la familia de Ramon Casas y actualmente es un complejo turístico y cultural.
La primera iglesia (prerrománica) se consagraba el año 972 con una comunidad de doce monjes. Sin embargo, es a partir del siglo XII que la abadía vive su época de esplendor, con la construcción de una nueva iglesia y el claustro. Este último es la estrella románica del conjunto. Entre los pilares se abren arcos de medio punto que descansan sobre columnas dobles con capiteles esculpidos, todos ellos originales.
Fruto de la desamortización de Mendizábal, el monasterio se abandonó. Fue en 1907, que Elisa Carbó i Ferrer, madre del pintor Ramon Casas, compró los terrenos de Sant Benet y aprovechó las estancias de la comunidad monástica para habilitarlas como residencia. La rehabilitación fue a cargo de otro nombre ilustre: Josep Puig i Cadafalch. Destaca la terraza de mediodía de estilo modernista que ocupa parte de las antiguas celdas de los monjes.
Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, se puede realizar una inmersión en la historia monástica y el pasado modernista del edificio. Pero no sólo eso. El año 2007 se inauguró en torno al monasterio el complejo Món Sant Benet que, además de difundir el patrimonio, también trabaja para la gastronomía y el paisaje.