El Museo de Arqueología de Cataluña se organiza en 6 sedes (Barcelona, CASC, Empúries, Girona, Olèrdola y Ullastret). De todas ellas, la de Barcelona es la que ofrece una visión más transversal ya que explica la evolución social, tecnológica, económica y religiosa desde los primeros hombres hasta la época medieval de Cataluña pero también del mediterráneo.
Ubicado en el antiguo Pabellón de Artes Gráficas, construido durante la Exposición Universal de Barcelona de 1929, el MAC Barcelona renovó 11 salas entre 2010 y 2013. La exposición permanente, formada por más de un millón de piezas originales, permite viajar por la prehistoria, protohistoria, las colonizaciones griegas y fenicias o la instauración del Imperio Romano.
Acompañan al visitante textos, recursos didácticos, imágenes, escenografías y también audiovisuales como el de los rituales funerarios de la prehistoria comparándolos con los actuales.
Una de las piezas más emblemáticas del museo es la estatua del dios Esculapio, ahora una reproducción porque el original se trasladó a la sede de Empúries en 2008. Otras piezas destacadas son los materiales líticos del Paleolítico, la mandíbula de Neandertal de Sitges de 53.200 años, el tesoro íbero de Tivissa, las figuras votivas fenicias, la cerámica griega o la estatua romana de la calle Paradís, considerada la escultura de mayor calidad recuperada de la antigua Barcino.
En 1900, el empresario Eusebi Güell encargó a Antoni Gaudí la construcción en las afueras de Barcelona de una urbanización para familias acomodadas con sesenta viviendas unifamiliares. A pesar de la modernidad del proyecto, fue un fracaso comercial que obligó a sus promotores a paralizarlo en 1914. En la actualidad es uno de los parques públicos más importantes de Barcelona.
Gaudí experimentó con formas arquitectónicas estrechamente relacionadas con el paisaje y la naturaleza. La parcela escogida, casi sin vegetación, era pedregosa y con acusadas irregularidades en el terreno. Gaudí potenció estas particularidades con la creación de caminos sinuosos o el uso de materiales del lugar, como las propias piedras, para construir espacios cubiertos y porches soportados por columnas inclinadas.
Quizás la parte más espectacular del parque es la doble escalinata con una monumental fuente central en forma de dragón, toda ella cubierta de trencadís de colores (obra de Jujol). La doble escalera conduce a una amplia superficie cubierta que, proyectada como un gran mercado, se sustenta en 86 majestuosas columnas de estilo dórico. El techo está ornamentado por coloristas medallones. Por encima de este espacio se ubica una gran plaza, delimitada por un largo banco que dibuja una original trayectoria serpenteante.
En la casa que se construyó como muestra de las viviendas de la futura urbanización, denominada Torre Rosa en referencia a la Virgen del Rosario, Antoni Gaudí vivió desde 1906 hasta 1925.
La Torre Glòries, anteriormente denominada Torre Agbar, es un moderno edificio de oficinas situado en la entrada del 22@ (el distrito tecnológico de Barcelona), modifica desde 2005 el skyline de la ciudad. Es obra del arquitecto francés Jean Nouvel, que se inspira en las imágenes de un géiser, de la arquitectura de Gaudí y de la montaña de Montserrat. Un faro contemporáneo que atrae el interés de los barceloneses y los turistas a partes iguales.
Levantada a partir de dos cilindros de hormigón de planta elíptica, uno en el interior del otro, la Torre Agbar mide 142 metros de altura y está recubierta por dos "pieles". La más interna es una plancha de aluminio lacada con tonos tierra, azules, verdosos y grises. La más externa es un muro transparente y translúcido compuesto por unas 60.000 láminas de vidrio. Gracias a esta doble fachada se crea una cámara de aire que permite que el calor del edificio se reparta facilitando la ventilación. Los cristales utilizados son piezas de brie-soleil, un sistema que controla los rayos de sol en función de la temperatura exterior.
Estas características hacen de la Torre Agbar un edificio original, inteligente y sostenible, los tres pilares en que se sustenta el proyecto de Nouvel. Destaca especialmente las noches del fin de semana, cuando los 4.500 puntos de luz LED (el sistema menos contaminante y más eficiente) encienden la fachada de colores.
Símbolo de la ciudad, la Catedral de Girona es un edificio imponente, situado en el punto más elevado de la población y con una característica singular: su única nave es la segunda más grande del mundo (sólo superada por San Pedro del Vaticano). Pero el templo esconde muchas joyas más allá de sus dimensiones. En lo alto de una espectacular escalinata con 90 escalones hay un compendio de 5 siglos de historia.
Pies románicos, cuerpo gótico y cara barroca. Esta es la apariencia actual de la Catedral de Girona. La torre de Carlomagno, el claustro y la sacristía son lo único que queda de la primera construcción románica, de mediados del siglo XI. El claustro es uno de los más importantes de Cataluña gracias a su riqueza escultórica.
Entre los siglos XIV y XVIII se construye la iglesia, de grandes dimensiones, dedicada a Santa María. La primera piedra de la fachada de la catedral se coloca en 1606, pero no se acaba hasta entrado el siglo XX. La dilatación en el tiempo determina una estructura entre barroca y clasicista.
Adosado a la iglesia encontramos el Tesoro de la Catedral donde destacan dos piezas de gran valor artístico: el Tapiz de la Creación (uno de los escasos testimonios textiles románicos) y el Beato de Girona (una copia del siglo X del Comentario del Apocalipsis realizado por Beato de Liébana, con más de 100 miniaturas a página entera).
A 600 metros sobre un cerro del Montseny, el Castillo de Montsoriu es una fusión entre la fortificación románica exterior y el palacio gótico interior. Una fortaleza medieval de gran belleza que ha resistido el paso del tiempo y el embate de varias batallas.
Su construcción se extiende desde el siglo X al XV. Son 500 años durante los cuales el conjunto arquitectónico se transforma para adaptarse a los diferentes usos. La fortaleza se estructura en 3 recintos amurallados concéntricos y escalonados: el recinto Sobirà, el Patio de Armas y el recinto Jussà.
El recinto Sobirà (s. X-XII ) es el más elevado y destaca en él la Torre del Homenaje, que dibuja la fisonomía del castillo. También encontramos aquí la capilla prerrománica de Sant Pere, que conserva pinturas románicas y la sala gótica.
A un nivel inferior está el Patio de armas, espacio central del castillo. Construido entre los siglos XII y XIV, estaba cubierto parcialmente por una galería porticada. A partir del siglo XIV el castillo se transforma en palacio residencial y se construyen diversas dependencias como la sala comedor y la cocina.
Por último, el recinto Jussà es un espacio uniforme con 4 torres rectangulares destinadas a proteger la pequeña puerta de acceso al castillo.
Actualmente en la cima de la colina se conservan gran parte de los muros defensivos románicos, sus torres y el interior gótico que fue la lujosa residencia de los vizcondes de Cabrera.
Arte contemporáneo en Barcelona es MACBA. El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona se levanta en pleno barrio de El Raval de la capital catalana en un edificio de Richard Meier que es en sí mismo una obra de arte. Se encuentra muy cerca del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), una zona de referencia para los amantes del arte y la cultura del siglo XX y XXI.
El MACBA, que nació en 1995, se ha consolidado internacionalmente como un modelo en arte contemporáneo. Su colección, de 5.500 obras, permite trazar un recorrido por los principales referentes artísticos de la actualidad. Empieza con la abstracción matérica de los años cincuenta, incorporando obras de arte pop europeo y de las vanguardias de los años 60 y 70. También dispone de obras relacionadas con la figuración fotográfica y la escultura minimalista.
Entre las piezas más destacadas se pueden ver: Dins el roig, de Albert Ràfols-Casamada; Between the Frames: The Forum, de Antoni Muntadas; La saison diciembre pluies II, de Miquel Barceló; Rinzen, de Antoni Tàpies; Beschwingte Bindung, de Paul Klee; Thames Circles, de Richard Long, o Atomic Kiss, de Joan Rabascall, entre otros.
Fundado a principios del siglo XII, Santa Maria de Vallbona de les Monges es el monasterio cisterciense femenino más importante de Cataluña. Desde el momento de su construcción, el 1153, ha estado siempre habitado por monjas y actualmente forma parte de la Ruta del Cister (junto con Santes Creus y Poblet).
El conjunto es representativo del arte cisterciense, fiel a Regla de San Benito. Como se puede observar en Vallbona de les Monges, se prescinde de ornamentación, consiguiendo unos espacios funcionales y sobrios.
Durante la visita a la iglesia, vale la pena levantar la vista un momento. En la puerta principal (s. XIII) encontramos uno de los primeros relieves de Santa María que aparecen en un tímpano en Cataluña. Una vez dentro, el templo se caracteriza por la simplicidad y el admirable juego de luces. A la derecha del altar se encuentra el sarcófago sencillo y liso de la reina Violant de Hungría, esposa de Jaume I el Conquistador.
La simplicidad y la austeridad continúa en el claustro, donde se ven claramente las fases de construcción. La nave sur, románica primitiva, no tiene ningún tipo de decoración. La nave de levante, románica del siglo XIII, presenta pequeños rosetones. La nave norte es gótica y, finalmente, la nave de poniente es una construcción renacentista del siglo XVI, pero que sigue el estilo general de las galerías románicas.
La catedral de Santa Maria fue construida entre el siglo XII y XIV en el punto más alto de la ciudad, en un emplazamiento lleno de historia. Anteriormente había allí una mezquita del siglo X, una basílica cristiana de época visigótica y, antes, un templo romano. Y es que en Tarragona la catedral esconde en sus cimientos un antiguo templo dedicado a Augusto.
La existencia de este edificio se conocía por referencias escritas y numismáticas, aunque que no se citaba la ubicación. Lo lógico era que se encontrara en el foro de la antigua Tarraco, donde siglos más tarde se levantaron los templos cristianos. En 2010, un equipo de arqueólogos excavó la nave central de la catedral y puso al descubierto los restos del templo romano.
La catedral, por su parte, es una obra de transición entre el románico y el gótico; el primero todavía estaba vigente avanzado el siglo XII en muchos lugares de la Cataluña Nueva. En Tarragona convive con estilos posteriores como el gótico, el arte renacentista y el barroco.
Destacan las tres puertas del templo, que corresponden a sus tres naves: la principal es gótica y las otras dos, románicas. Al levantar la vista, sin embargo, se puede comprobar que la catedral está inacabada, debido a los estragos causados por la peste negra.
Elclaustro gótico, que conduce al Museo diocesano, brilla por una decoración escultórica extensa. Los visitantes más curiosos pueden encontrar una inscripción árabe con fecha del año 960 de la antigua mezquita y la representación de la leyenda popular del entierro del gato por las ratas.
En el interior, el presbiterio y el ábside central tienen un elemento íntegramente románico que puede pasar desapercibido: el pavimento. Está hecho de piedra y mármol, de colores blanco, negro, naranja y amarillo y con dibujos geométricos entrelazados.
Lo que no pasa desapercibido es el órgano, de grandes dimensiones. Fue construido en el siglo XVI, aunque en 1929 se sustituyeron el mecanismo y los tubos por los del órgano romántico del Palacio Maricel de Sitges.
En las capillas, construidas a partir del siglo XIV, es donde se manifiesta más el cambio hacia el estilo gótico y posteriores. La pieza más destacada es el retablo mayor, de alabastro policromado, con las esculturas de Santa Tecla, Santa María y San Pablo.
Empúries es el único yacimiento arqueológico de la Península Ibérica donde conviven los restos de una ciudad griega Emporion con las de una ciudad romana, Emporiae. Es también la puerta de entrada de la cultura clásica: 10 siglos de historia que transformaron para siempre los antiguos pueblos íberos que habitaban allí.
El primer establecimiento de los griegos fue en el siglo VI a.C. en una pequeña isla frente a la costa del golfo de Roses (Palaia Polis, ciudad antigua), aunque luego se desplazaron a tierra firme para fundar lo que se conoce como la Neápolis, ciudad nueva. En el año 218 a.C., el puerto emporitano sirvió de punto de entrada a la Península para las tropas romanas en su lucha contra el ejército cartaginés. Entre los siglos VI a.C. y V d.C., Empúries ha sido puerto, enclave comercial, colonia occidental de Grecia, primer campamento romano de la Península, próspera ciudad romana...
Las ruinas griegas actuales pertenecen a la ciudad de época helenística. Durante la visita encontraremos los recintos de Asclepio y Serapis, la pequeña industria donde se elaboraban conservas y salsas de pescado, el Ágora o plaza pública y los restos de pavimento de una sala de banquetes con una inscripción en griego.
De época romana destaca la Domus 1 con los mosaicos que decoraban el suelo, la Insula 30 (zona ocupada por las termas públicas de la ciudad), el Foro, los restos de la Basílica y la Curia y las tabernae o tiendas.
A medio camino del itinerario se puede visitar el museo monográfico de las excavaciones de Empúries que custodia la excepcional escultura original de Asclepio hallada en el yacimiento.
Se trata pues de un espacio privilegiado para entender la evolución del urbanismo griego y romano y un punto de inflexión en la historia de la Península Ibérica. Actualmente es una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña.
El mayor monumento de Cataluña es también la fortaleza abaluartada más grande de Europa. El Castillo de Sant Ferran ocupa 550.000 m² en lo alto de una colina de Figueres. Como buen castillo fronterizo, su situación es inmejorable: tiene buenas panorámicas de la sierra de la Albera, que hace frontera con Francia, y del golfo de Roses.
Precisamente se levantó ante la necesidad de reforzar la frontera después de la Paz de los Pirineos de 1659 y debe su nombre al rey Fernando VI. La fortificación, inaugurada en 1766, pero terminada de construir en 1892, está formada por dos recintos.
El interior, de más de 325.000 m2, consta de seis baluartes unidos por paños de muralla. No pasa desapercibida la magnitud del edificio: caballerizas con capacidad para 500 caballos, almacenes para guardar víveres para 10.000 personas durante un año, una gran plaza de armas, nueve pabellones para el alojamiento de las autoridades y sus familias, y cuatro grandes cisternas con una capacidad total de nueve millones de litros de agua.
El recinto exterior, con un perímetro de 3.120 metros, lo integran tres hornabeques, siete revellines y dos contraguardias. Está separado del exterior por un gran foso de 10 hectáreas, que actualmente se puede visitar, incluidas las galerías subterráneas.
Sus monumentales dimensiones han hecho siempre difícil y muy costosa su actividad militar que frecuentemente ha estado por debajo de sus posibilidades. Desde 1997 se organizan visitas guiadas regulares al Castillo de Sant Ferran.