Patrimonio musical | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

Patrimonio musical

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"La mejor palabra es la palabra no dicha, como todos saben, soy un hombre de pocas palabras y un músico de pocas notas". Frederic Mompou se definía como un hombre tímido y discreto, lo que se traspasaba también a su música delicada e íntima, con influencias impresionistas. Él mismo la llamaba "música callada". Esta sutileza llevó a ser uno de los compositores catalanes más reconocidos internacionalmente, sobre todo por sus piezas para piano solo.

Tras su muerte en 1987, su viuda, la pianista Carmen Bravo, se dedica a la difusión de la obra de su esposo. Finalmente, en 2006 crea -junto con la entidad Joventuts Musicals de Barcelona y el Sr. Joan Millà i Francolí- la Fundación Frederic Mompou. Su objetivo es conservar, dar a conocer y promover el estudio y difusión de la obra de Mompou, sobre todo entre los jóvenes, a quien el músico tenía una especial estima.

La sede de la fundación está en el piso donde vivía el matrimonio Mompou en el Passeig de Gràcia de Barcelona, ​​que dispone aún de objetos personales. Además, esta entidad custodia parte del fondo del compositor, entre el que se cuentan varias piezas para piano inéditas, datadas entre 1911 y 1920, así como algunas de la década de los 40. La otra parte se encuentra en la Biblioteca de Catalunya. Su piano se conserva en Museu de la Música de Barcelona.
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Construido en 1847 en la Rambla de Barcelona, ​​el
Gran Teatro del Liceo se convirtió desde sus inicios en
símbolo de la emergente burguesía barcelonesa y catalana.

El
origen del Liceo hay que situarlo en el "Liceo Filarmónico Dramático
Barcelona de SM la Reina Isabel II", una organización creada para cubrir
la necesidad de un conservatorio de música en la ciudad. El éxito de la iniciativa
desembocó en la construcción de un nuevo teatro, que se financió mediante
acciones mercantiles
: los palcos y las butacas eran de
propiedad.

En sus más de 150 años de historia ha vivido tres
trágicos accidentes: el incendio de 1861, la bomba
anarquista del 1893, o el devastador incendio de 1994. La última
reconstrucción, que duró cinco años, ha modernizado el edificio manteniendo al
máximo su esencia original. Destacan el Salón de los Espejos y la decoración
con molduras de yeso doradas y policromadas.

Con 2.292
localidades, actualmente es uno de los teatros de ópera más grandes
del mundo
, y cada año se representan más de cuarenta espectáculos de
ópera, danza, recitales, conciertos y espectáculos infantiles.

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Como fenómeno popular y social, la fiesta sardanista destaca por su capacidad de captar público y danzantes. Es necesario solamente un entarimado en una plaza y una docena de sillas para los músicos de la copla.

En la popular danza catalana, caracterizada por un corro que forman los danzantes cogidos de la mano, la música y la melodía tienen tanta importancia como la coreografía, y han alcanzado un valor sinfónico propio.

La mayoría de teorías coinciden en que la sardana tiene su origen en danzas griegas o prerromanas, y en que el baile actual es la interpretación de la contradanza, una danza litúrgica del siglo XIX.

El gran responsable de su modernización y popularización fue el músico Pep Ventura, que durante el siglo XIX modificó la estructura de la sardana e introdujo la tenora en el conjunto instrumental. Su carga de identidad hay que atribuirla al líder de la Lliga Regionalista, Francesc Cambó, que a principios del siglo XX convirtió la sardana en "danza nacional de Cataluña".

Actualmente se organizan hasta 5.000 actividades sardanistas en todo el país entre romerías, bailes, audiciones, conciertos, concursos de composición y concursos de "colles".

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El patrimonio musical de Barcelona y Cataluña es inmenso. Y una de las instituciones que más ha contribuido a su conservación, estudio y difusión es el Museo de la Música de Barcelona. Ubicado en la segunda planta de L’Auditori, custodia una colección de 2.000 instrumentos musicales de todo el mundo y de 10.000 documentos sonoros, que han llegado a partir de legados y donaciones. Está considerado como uno de los fondos musicales más importantes de España.

La exposición permanente invita al visitante a vivir el mundo de la música y a entender que los instrumentos son documentos vivos de nuestro pasado, llenos de sentido y de información sobre nuestro patrimonio musical. Durante el recorrido se muestran más de 500 piezas, explicadas a través de recursos audiovisuales, sonoros y textuales.

El itinerario por la exposición permite conocer los instrumentos a partir de la historia de la música: de las antiguas civilizaciones, se avanza por el nacimiento y la difusión de la polifonía, el Barroco, el Clasicismo y el Romanticismo hasta llegar a los nuevos colores y la industria del sonido en el siglo XIX y los nuevos estilos y las nuevas tecnologías del siglo XX.

Los instrumentos de cuerda son los que tienen más representación en el museo y destacan la colección de guitarras y la de instrumentos de teclado. También merecen especial atención los instrumentos de viento, que reflejan su importante tradición constructora catalana y su uso en culturas sudamericanas y asiáticas.

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Los músicos Lluís Millet y Amadeu Vives, fundadores del Orfeó Català, en 1891 encargaron a Lluís Domènech i Montaner un edificio para la sede de la entidad. Pero no querían una construcción cualquiera, sino un edificio único que recogiera el sentimiento catalanista de la burguesía de finales de siglo XIX. El 23 de abril de 1905 se inició la construcción y la alta sociedad barcelonesa no se perdió la inauguración, el 9 de febrero de 1908.

En la fachada destaca el conjunto escultórico de la alegoría de la música popular. Una vez dentro, el vestíbulo principal, un espacio barroco lleno de color, es el aperitivo de la auténtica joya del edificio: la sala de conciertos. Domènech i Montaner recurrió a una estructura de acero que soporta el peso de la construcción para poder obtener un gran espacio diáfano, claro y limpio. Y en el techo, toda la platea está cubierta con una gran claraboya en forma de esfera invertida que representa un sol rodeado de rostros femeninos. El escenario es el otro gran atractivo de la sala, con los conjuntos escultóricos más relevantes del edificio.

Domènech i Montaner diseñó un Palau donde la arquitectura se combina con la escultura, el ebanistería, la marquetería, la vidriería, el mosaico o la cerámica. Es lo que conocemos como la obra de arte total.

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El Museo Pau Casals es uno de los testimonios más significativos del legado de Pau Casals, uno de los músicos catalanes más universales, que revolucionó el mundo de la música por la innovación en la interpretación con violonchelo.

El edificio que ocupa es la Vil·la Casals, que en 1910 el músico hizo construir en el paseo marítimo de Sant Salvador, El Vendrell. Concebida inicialmente como una casa de veraneo, fue reformada siguiendo el estilo novecentista, con la Sala de la Música, el jardín y el mirador. Casals residió allí hasta 1939, cuando tuvo que exiliarse, y nunca más volvió.

En 1972, el músico y su esposa, Marta Montañez, crearon la Fundación Pau Casalspara preservar el patrimonio que tenían en la casa de Sant Salvador. Tras su muerte, se abrió al público la Sala del Sentimiento, la Sala de Conciertos y la del Vigatà y en 1976 se inauguró la casa como museo.

En el actual museo, inaugurado en 2001, el visitante puede admirar varias esculturas, pinturas, instrumentos musicales, fotografías, autógrafos, muebles y otros objetos personales del músico, además de participar en diversas actividades destinadas el impulso y la divulgación de la música.