El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona se encuentra en el Parc del Fòrum. El edificio, construido por Herzog y De Meuron en 2004, ocupa 9.000 metros cuadrados y es considerado, a nivel arquitectónico, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad.
En el vestíbulo encontramos la pieza más emblemática del museo, el esqueleto de una ballena que se encontró en 1862 en la playa de Llançà y que, por votación popular, se ha llamado Brava.
El discurso de la exposición permanente es la interpretación de la Tierra actual como resultado de la interacción entre el ambiente químico y físico del planeta y los seres vivos. Todo esto se muestra de forma didáctica y a a través de pantallas táctiles y vitrinas con los fondos de colecciones del museo -fósiles, animales naturalizados, plantas, algas, minerales y rocas- al que se incorporan también ámbitos dedicados a los hongos y al mundo microscópico (con reproducciones de virus y microbios). Se exponen 4.500 de las más de 4 millones de piezas del museo.
El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona es una institución con más de 140 años de historia y parte del legado de las colecciones del naturalista Francesc Martorell i Peña. Además del edificio del Fòrum, dispone de otros espacios en la ciudad: el Jardín Botánico de Barcelona y el Jardín Botánico Histórico, situados en Montjuïc, y el Centro Martorell de Exposiciones y el Castell dels Tres Dragons, en el parque de la Ciutadella.
La fábrica modernista Vapor Aymerich, Amat i Jover es una de las mejores muestras de la arquitectura industrial modernista de Cataluña. Proyectada por el arquitecto Lluís Muncunill e inaugurada el año 1908, es actualmente la sede central del Museo Nacional de la Ciencia y la Técnica de Cataluña (MNACTEC).
Con su cubierta característica de tragaluces de bóveda catalana sostenidas por pilares de hierro fundido y una chimenea de 42 m de altura, el edificio acogía todo el proceso de transformación de la lana, desde la entrada en copos hasta la salida en tejidos acabados. El Vapor, nombre con el que se conoce popularmente la fàbrica, proviene de la utilización de la máquina de vapor como fuerza motriz hasta 1914.
Precisamente su pasado fabril es lo que da forma al actual museo. El objetivo del MNACTEC es preservar y difundir el patrimonio científico, técnico e industrial catalán y mostrar su incidencia social. Las exposiciones permanentes hacen un repaso a temas como la industria textil, las fuentes de energia, la informàtica, la química y el transporte, entre otros.
El MNACTEC también articula un Sistema Territorial que agrupa 26 museos y espacios especializados en patrimonio industrial, ciencia y tecnología. Cada uno de ellos ofrece una visión temática única y explica la industrialización en una parte del territorio catalán, teniendo en cuenta tanto aspectos técnicos como sociales y culturales.
El MNAC se encuentra ubicado en el Palacio Nacional de Montjuïc, construido para la Exposición Internacional de 1929. En 1934 abrió las puertas reuniendo la colección medieval, que poco a poco se fue ampliando con otros periodos. Entre las obras más emblemáticas destacan las magníficas pinturas del ábside de Sant Climent y Santa Maria de Taüll.
Otras piezas de primer orden son las pinturas murales de Santa Maria d’Àneu y Sant Quirze de Pedret, la Majestat Batlló o el Frontal de altar de Avià, pertenecientes al arte románico. Del periodo gótico destacan obras maestras de los pintores Jaume Huguet, Lluís Dalmau, Bernat Martorell y Lluís Borrassà, entre otros.
El arte moderno también tiene un lugar destacado y más desde el año 2014, cuando se renovaron las colecciones, las salas y la museografía de esta cronología. La vicaría, de Marià Fortuny, es una de las obras estrella, seguida de piezas de los artistas más representativos del Modernismo, como Gaudí o Casas, y de los de las vanguardias, como Picasso o Miró.
Grandes pintores europeos del Renacimiento y el Barroco como, por ejemplo, Tiziano o Velázquez, y la colección de fotografía completan el fondo.
Arte contemporáneo en Barcelona es MACBA. El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona se levanta en pleno barrio de El Raval de la capital catalana en un edificio de Richard Meier que es en sí mismo una obra de arte. Se encuentra muy cerca del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), una zona de referencia para los amantes del arte y la cultura del siglo XX y XXI.
El MACBA, que nació en 1995, se ha consolidado internacionalmente como un modelo en arte contemporáneo. Su colección, de 5.500 obras, permite trazar un recorrido por los principales referentes artísticos de la actualidad. Empieza con la abstracción matérica de los años cincuenta, incorporando obras de arte pop europeo y de las vanguardias de los años 60 y 70. También dispone de obras relacionadas con la figuración fotográfica y la escultura minimalista.
Entre las piezas más destacadas se pueden ver: Dins el roig, de Albert Ràfols-Casamada; Between the Frames: The Forum, de Antoni Muntadas; La saison diciembre pluies II, de Miquel Barceló; Rinzen, de Antoni Tàpies; Beschwingte Bindung, de Paul Klee; Thames Circles, de Richard Long, o Atomic Kiss, de Joan Rabascall, entre otros.
El Museo de Arte de Girona, fundado en 1976, no podía haber escogido mejor escenario que el Palacio Episcopal, de los siglos XII y XVI, para acoger su fondo. Y es que este museo tiene la tercera colección de arte románico y gótico más importante de Cataluña. La joya de la corona es el ara portátil del Monasterio de Sant Pere de Rodes, de piedra y madera cubierta de plata.
También destaca en la colección medieval la viga románica policromada procedente del Monasterio de Sant Miquel de Cruïlles, una de las pocas que se conservan en Europa. O la Virgen de Besalú, considerada uno de los mejores ejemplos góticos de su género. Nombres como Bernat Martorell y Lluís Borrassà también tienen presencia en la colección.
Pero el fondo artístico del Museo de Arte de Girona va más allá de la Edad Media. Está formado por 8.500 objetos que engloban desde las colonias griegas hasta el siglo XX. Precisamente este último período tiene también una presencia destacada en el museo con obras de Joaquim Vayreda, Santiago Rusiñol o Ramon Martí Alsina.
El Monasterio de Sant Pere de Galligants, del siglo XII, es uno de los monumentos románicos más significativos de Girona. Se encuentra ubicado en la trama urbana de la ciudad, un hecho poco habitual si tenemos en cuenta que la mayoría de monasterios están en lugares aislados. Pero esta abadía benedictina también es singular por su cabecera y el campanario.
Y es que la cabecera de Sant Pere presenta una complicada forma asimétrica: está formada por un ábside principal con dos absidiolos a un lado y uno en el otro, mientras que en el extremo del brazo del crucero hay un ábside lateral más, esto hace pensar en el reaprovechamiento de elementos de un templo anterior. En este espacio encontramos también el campanario de ocho caras, perfectamente simétrico y con decoración lombarda.
Lo más destacado es la escultura que encontramos en los capiteles de la nave principal y, sobre todo, los de la cabecera. Estos son los que han dado fama a Sant Pere de Galligants; y los que más controversias han generado... Y es que algunos historiadores apuestan decididamente por la mano del maestro de Cabestany y de su taller; otros, sin embargo, creen que son influencia de la Escuela de Tolosa.
Desde 1857, Sant Pere de Galligants actúa como museo de arqueología y bellas artes, uno de los más antiguos de Cataluña. Actualmente es la sede de Girona del Museo de Arqueología de Cataluña y reúne los materiales arqueológicos hallados en las excavaciones de diversos yacimientos de las comarcas de Girona, desde la prehistoria hasta la edad media.
Consagrado a la cultura del objeto, el Museo del Diseño de Barcelona ofrece al visitante unas colecciones únicas y de eco internacional formadas por más de 70.000 piezas que abarcan, cronológicamente, desde el siglo IV a.C. hasta la actualidad. El objeto y lo que significa para la sociedad es el denominador común de todas las colecciones: desde su concepción, creación y producción hasta su uso según la época.
Contemplar muchas de las piezas del museo es volver al entorno cotidiano: la motocicleta Impala de Montesa, el cartel de la inauguración del Camp Nou o el Cobi olímpico, entre muchos otros, son objetos que apelan directamente a la memoria sentimental del espectador.
El vasto patrimonio de este museo está formado por la integración de las colecciones del Museo de las Artes Decorativas, el Museo de Cerámica, el Museo Textil y de Indumentaria y el Gabinete de las Artes Gráficas.
Pero si el contenido es excepcional, el continente del Museo del Diseño no se queda atrás: el edificio, diseñado por el equipo MBM arquitectos y conocido popularmente como la grapadora, es ya un nuevo icono de la arquitectura contemporánea de la ciudad.
Como consecuencia de las desamortizaciones del siglo XIX, buena parte del patrimonio artístico de la Iglesia se dispersó o privatizó. Durante la Renaixença catalana se intentó recuperar y proteger todo este legado con iniciativas como el Museo de Lleida Diocesano y Comarcal, fundado en 1893 siguiendo el ejemplo del Museo Episcopal de Vic. Actualmente gestiona un importante legado artístico proveniente de las Terres de Ponent y de la antigua Diócesis de Lleida, que cubre desde la prehistoria hasta la edad moderna.
En 2007 se inaugura la nueva sede que plantea criterios de musealización modernos. Durante la visita al museo es necesaria una parada obligatoria ante algunas piezas destacadas. Entre ellas, una cabeza de sátiro romano, frontales de altar del siglo XIII y fragmentos escultóricos románicos y retablos góticos de la Seu Vella. Del Renacimiento y Barroco encontramos obras del pintor Pere Nunyes, esculturas de Gabriel Joly y Damià Forment y varias obras del pintor Antoni Viladomat.
De toda la colección permanente destacan dos piezas únicas: el juego de ajedrez del siglo X-XI de Sant Pere de Àger y la Virgen de Bellpuig de Les Avellanes, una de las obras góticas más importantes del patrimonio catalán.
El MHC es un museo pensado para estimular el interés sobre la evolución de la cultura catalana. En el Palau de Mar, uno de los pocos edificios que se conservan del antiguo puerto industrial de Barcelona, los visitantes siguen una narración sugerente que se distribuye en ocho etapas, que van desde la prehistoria hasta la actualidad bajo un punto de vista social, económico, político y cultural.
Durante el recorrido se encuentran con objetos y documentos, recreaciones históricas y ambientaciones, audiovisuales e interactivos, que acercan de forma lúdica la historia de esta nación.
Incluso tendrán la oportunidad de subir en el caballo de un señor de la guerra de la Edad Media o esconderse en una trinchera de la Guerra Civil.
El patrimonio musical de Barcelona y Cataluña es inmenso. Y una de las instituciones que más ha contribuido a su conservación, estudio y difusión es el Museo de la Música de Barcelona. Ubicado en la segunda planta de L’Auditori, custodia una colección de 2.000 instrumentos musicales de todo el mundo y de 10.000 documentos sonoros, que han llegado a partir de legados y donaciones. Está considerado como uno de los fondos musicales más importantes de España.
La exposición permanente invita al visitante a vivir el mundo de la música y a entender que los instrumentos son documentos vivos de nuestro pasado, llenos de sentido y de información sobre nuestro patrimonio musical. Durante el recorrido se muestran más de 500 piezas, explicadas a través de recursos audiovisuales, sonoros y textuales.
El itinerario por la exposición permite conocer los instrumentos a partir de la historia de la música: de las antiguas civilizaciones, se avanza por el nacimiento y la difusión de la polifonía, el Barroco, el Clasicismo y el Romanticismo hasta llegar a los nuevos colores y la industria del sonido en el siglo XIX y los nuevos estilos y las nuevas tecnologías del siglo XX.
Los instrumentos de cuerda son los que tienen más representación en el museo y destacan la colección de guitarras y la de instrumentos de teclado. También merecen especial atención los instrumentos de viento, que reflejan su importante tradición constructora catalana y su uso en culturas sudamericanas y asiáticas.