El imponente edificio de la
catedral de Girona esconde varios
tesoros románicos. Románica fue la
primera catedral consagrada en 1038 y, tal como ocurre con la mayoría de edificios religiosos, se fueron
superponiendo otros estilos con las diferentes etapas constructivas.
Para encontrar el rastro de la arquitectura románica debemos visitar
el claustro y, desde allí, hacer un vistazo al
antiguo campanario, conocido también como la “torre de Carlomagno”. Tampoco podemos abandonar el edificio sin hacer un vistazo a lo que se conoce como el “tesoro de la catedral”, donde destaca el magnífico
Tapiz de la Creación.
Datado en la segunda mitad del siglo XII, el
claustro de la catedral de Girona es uno de los más interesantes del románico catalán gracias a su
riqueza escultórica. Encontramos esculturas de gran calidad en sus 122 capiteles y en los frisos decorados que rodean los pilares. La piedra esculpida muestra escenas historiadas del
Antiguo y del
Nuevo Testamento, escenas aisladas con humanos y animales, y finalmente, motivos vegetales y geométricos puramente decorativos. Entre las representaciones más destacadas, podemos citar el capítulo del
Anastasis o descendimiento de Cristo en el Infierno, en uno de los frisos de la galería sur, o episodios dedicados a
Noé y al Diluvio, en la galería oeste.
El otro elemento arquitectónico románico es el antiguo
campanario del edificio del siglo XI. Este campanario se podría comparar en monumentalidad a los de Sant Miquel de Cuixà y Sant Pere de Vic. Originalmente de planta cuadrada y con siete pisos de altura, presenta todos los elementos propios de los campanarios lombardos del siglo XI:
lesenas,
arcos ciegos, y
frisos de diente de sierra como principales elementos decorativos, además de
ventanas geminadas (dos por piso) con arcos de medio punto. Construido en dos fases, a partir del tercer piso destacan las
arcuaciones y los frisos hechos con piedra volcánica negra, que los hacen destacar del conjunto.
El
Tapiz de la Creación es una pieza casi única en el mundo solo igualada en
valor artístico e
histórico por el
tapiz de Bayeux (s. XI). Se trata de un “retrato” medieval de la Creación que ilustra el origen del cielo y de la tierra tal como eran concebidos a finales del siglo XI. Como el Tapiz de la Creación no consta en ninguno de los inventarios de tejidos que se hacían en la
Catedral de Girona, no se sabe con certeza el origen. No obstante, parece ser que esta pieza ornamental religiosa de unos 12 metros cuadrados se realizó en Girona a finales del
siglo XI en un obrador de bordadores utilizando la
pintura a la aguja. Actualmente el Tapiz de la Creación, junto con el
Beatus de Girona, es uno de los elementos más destacados de la
colección del Tesoro.La Catedral de Girona forma parte de la escapada ‘
Fin de semana románico: del Montseny a la Garrotxa’.
Autores de las fotografías: Bob Masters y Josep Giribet.