Artístico | Page 5 | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

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En este pequeño valle del Pirineo encontramos un conjunto de iglesias y ermitas excepcionales que se erige como la cuna y la máxima expresión del arte románico catalán. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2000, el conjunto del Valle de Boí lo conforman Sant Climent y Santa María de Taüll, Sant Joan de Boí, Santa Eulàlia de Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, la Nativitat y Sant Quirc de Durro, Santa María de Cardet y la Assumpció de Cóll. Todas las iglesias son visitables excepto Sant Quirc de Durro y la Assumpció de Cóll.

De estilo románico lombardo, las iglesias del Valle de Boí son templos funcionales y sencillos de una o tres naves, erigidos con pequeños sillares de granito. Las cubiertas son vigas de madera o bóvedas de cañón. Y es que estas iglesias son el reflejo artístico de una sociedad austera, ligada al entorno natural y fuertemente jerarquizada.

El interior de las iglesias estaba decorado con pinturas murales y tallas. Las figuras hieráticas (con las imágenes de la virgen y los santos y la figura dominante del Pantocrátor) y el juego de colores caracterizan unas pinturas simbólicas y de gran creatividad, que configuran uno de los hitos más altos el arte románico a nivel internacional.

Ya a finales del siglo XIX y principios del XX, el conjunto románico fascinó a los intelectuales de la Renaixença. Josep Puig i Cadafalch, entre otros, e instituciones como el Instituto de Estudios Catalanes contribuyen a la revalorización y conservación del arte del Pirineo.

Actualmente una buena parte de las pinturas, tallas y mobiliario se conserva en diferentes museos catalanes, especialmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Sin embargo, muchas de las iglesias cuentan con importantes fragmentos de pintura mural y esculturas románicas originales, además de reproducciones de las que se conservan en los museos. En el caso de Sant Climent de Taüll, un moderno mapping recrea los frescos originales del ábside y ofrece una experiencia inmersiva de lo que fue el momento de su creación. Asimismo, la visita al conjunto de iglesias se puede complementar con el Centro del Románico del Valle de Boí.

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El Palau de la Música Catalana y el Hospital de la Santa Creu y de Sant Pau, obras del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, son dos edificaciones emblemáticas de la arquitectura modernista catalana. Situadas en la ciudad de Barcelona, ​​se construyeron durante los primeros años del siglo XX y forman parte de la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1997.

Los dos edificios son buenos ejemplos de la arquitectura modernista un corriente artístico surgido en Europa a finales del siglo XIX que en Cataluña y, sobre todo en Barcelona, ​​tuvo una gran difusión.

Tanto el Palau de la Música Catalana como el Hospital de la Santa Creu y de Sant Pau son edificios de uso público en los que se fusionan la tradición y la modernidad. En ellos se evidencia una importante renovación de técnicas tradicionales y la incorporación de soluciones arquitectónicas nuevas. A su valor arquitectónico se le añade la belleza y la exuberancia decorativa, convirtiéndose en obras de una significación artística e histórica universal.

Estas construcciones escenifican de forma magistral la esencia del modernismo y de la época en la que se inserta: más allá de la vertiente artística, representó un movimiento ideológico amplio, fundamentado en la modernización del país y la búsqueda de una identidad en un contexto histórico donde la sociedad civil, sobre todo la burguesía, se convirtió en la más leal patrocinadora.

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La obra de Antoni Gaudí es el exponente más importante de la arquitectura modernista, movimiento artístico que se extiende desde finales del siglo XIX a principios del siglo XX. Gaudí, arquitecto y artista genial, hizo una interpretación muy personal del modernismo, con técnicas arquitectónicas, espaciales y decorativas llenas de libertad creativa e innovación.

El Park Güell, el Palau Güell y la Casa Milà fueron declarados Patrimonio Mundial en 1984. Dieciséis años después se incluyeron cinco bienes más que conforman un conjunto muy representativo de la esencia y la evolución de la obra de Antoni Gaudí. Así, las obras declaradas Patrimonio Mundial son: el Park y el Palau Güell, la Casa Milà, la Casa Vicens, la fachada de la natividad y la cripta de la Sagrada Familia, la Casa Batlló y la cripta de la colonia Güell.

Gaudí fue un artista completo, que concibió la arquitectura como una obra de arte total, en la que adquirían importancia los edificios pero también todos los detalles interiores. Heredero en cierta forma del pensamiento de figuras como Ruskin, Morris o Viollet-le-Duc, Gaudí será a su vez inspiración para futuros artistas como Le Corbusier o Dalí.

La obra de Antoni Gaudí s se encuentra fundamentalmente enCataluña, aunque trabajó también en otros lugares como en Comillas (Cantabria), Astorga y León (Castilla y León) o Palma de Mallorca.

Sus creaciones se enmarcan en el contexto del modernismo y de La Renaixença, movimientos culturales que se posicionaron en la modernidad y el progreso de la época, pero también desarrollaron un fuerte sentimiento hacia las tradiciones y la identidad popular.

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Ubicada en el barrio barcelonés de Gracia, la Casa Vicens fue el primer trabajo importante del arquitecto Antoni Gaudí. La vivienda es uno de los siete edificios del genial arquitecto declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2005.

Construida entre los años 1883 y 1888, la casa presenta diferentes volúmenes separados por ángulos escalonados, en un concepto opuesto al de La Pedrera en la que predominan las líneas onduladas. La construcción desprende un toque oriental y mudéjar, de moda en la época, con la fachada cubierta de azulejos verdes y blancos. Una clara alusión a Manuel Vicens i Montaner, corredor de cambio y bolsa y el hombre que confió en Gaudí para diseñar su futura vivienda. Para la decoración, Gaudí se inspiró en las plantas que crecían en el jardín de la finca, utilizando la naturaleza por primera como inspiración para la arquitectura.

En el interior sigue predominando el estilo mudéjar, que se manifiesta especialmente en la habitación llamada "fumador". Los techos, ornamentaciones en forma de plantas y flores multicolores completan un conjunto exótico y sorprendente que hizo furor entre la élite barcelonesa de la época.

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El MNAC se encuentra ubicado en el Palacio Nacional de Montjuïc, construido para la Exposición Internacional de 1929. En 1934 abrió las puertas reuniendo la colección medieval, que poco a poco se fue ampliando con otros periodos. Entre las obras más emblemáticas destacan las magníficas pinturas del ábside de Sant Climent y Santa Maria de Taüll.

Otras piezas de primer orden son las pinturas murales de Santa Maria d’Àneu y Sant Quirze de Pedret, la Majestat Batlló o el Frontal de altar de Avià, pertenecientes al arte románico. Del periodo gótico destacan obras maestras de los pintores Jaume Huguet, Lluís Dalmau, Bernat Martorell y Lluís Borrassà, entre otros.

El arte moderno también tiene un lugar destacado y más desde el año 2014, cuando se renovaron las colecciones, las salas y la museografía de esta cronología. La vicaría, de Marià Fortuny, es una de las obras estrella, seguida de piezas de los artistas más representativos del Modernismo, como Gaudí o Casas, y de los de las vanguardias, como Picasso o Miró.

Grandes pintores europeos del Renacimiento y el Barroco como, por ejemplo, Tiziano o Velázquez, y la colección de fotografía completan el fondo.

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Arte contemporáneo en Barcelona es MACBA. El Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona se levanta en pleno barrio de El Raval de la capital catalana en un edificio de Richard Meier que es en sí mismo una obra de arte. Se encuentra muy cerca del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), una zona de referencia para los amantes del arte y la cultura del siglo XX y XXI.

El MACBA, que nació en 1995, se ha consolidado internacionalmente como un modelo en arte contemporáneo. Su colección, de 5.500 obras, permite trazar un recorrido por los principales referentes artísticos de la actualidad. Empieza con la abstracción matérica de los años cincuenta, incorporando obras de arte pop europeo y de las vanguardias de los años 60 y 70. También dispone de obras relacionadas con la figuración fotográfica y la escultura minimalista.

Entre las piezas más destacadas se pueden ver: Dins el roig, de Albert Ràfols-Casamada; Between the Frames: The Forum, de Antoni Muntadas; La saison diciembre pluies II, de Miquel Barceló; Rinzen, de Antoni Tàpies; Beschwingte Bindung, de Paul Klee; Thames Circles, de Richard Long, o Atomic Kiss, de Joan Rabascall, entre otros.

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El Museo de Arte de Girona, fundado en 1976, no podía haber escogido mejor escenario que el Palacio Episcopal, de los siglos XII y XVI, para acoger su fondo. Y es que este museo tiene la tercera colección de arte románico y gótico más importante de Cataluña. La joya de la corona es el ara portátil del Monasterio de Sant Pere de Rodes, de piedra y madera cubierta de plata.

También destaca en la colección medieval la viga románica policromada procedente del Monasterio de Sant Miquel de Cruïlles, una de las pocas que se conservan en Europa. O la Virgen de Besalú, considerada uno de los mejores ejemplos góticos de su género. Nombres como Bernat Martorell y Lluís Borrassà también tienen presencia en la colección.

Pero el fondo artístico del Museo de Arte de Girona va más allá de la Edad Media. Está formado por 8.500 objetos que engloban desde las colonias griegas hasta el siglo XX. Precisamente este último período tiene también una presencia destacada en el museo con obras de Joaquim Vayreda, Santiago Rusiñol o Ramon Martí Alsina.

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El Palacio de la Generalitat, situado en el barrio gótico de Barcelona, es uno de los pocos edificios de origen medieval en Europa que se mantiene como sede del gobierno y de la institución que lo construyó.

La casa original, en la calle Sant Honorat, se adquirió en 1400 y durante todo el siglo XV se amplió y convirtió en un nuevo palacio gótico, obra de Marc Safont. Entre los elementos mejor conservados de esta etapa está la Galería gótica y la Capilla de Sant Jordi.

Durante el siglo XVI el Palacio de la Generalitat incorpora nuevos elementos respetuosos con el estilo gótico previo como la Cambra Daurada (Cuarto Dorado) y el primer Pati dels Tarongers (Patio de los Naranjos). Los cambios más radicales son a raíz de la ampliación hacia la plaza Sant Jaume (1597-1619): la actual fachada principal se inspira en el Renacimiento italiano, destacando cuatro columnas dóricas de origen romano del siglo II.

Los últimos cambios importantes en el edificio son de la etapa de la Mancomunidad de Cataluña (1914-1925): se añadieron elementos como la escalera de honor y la estatua ecuestre de Sant Jordi. A partir de los años 70 también destaca la adquisición de más de un centenar de piezas de arte moderno, vanguardista y contemporáneo de autores como Montserrat Gudiol, Josep Maria Subirachs, Antoni Clavé, Joan Hernández Pijuán o Antoni Tàpies.

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Con un estilo original, fantástico y lleno de imaginación, la Casa Batlló es una de las obras más representativas del arquitecto Antoni Gaudí. Situada en el Paseo de Gràcia de Barcelona e inspirada en la naturaleza, es un prodigio de diseño ornamental y una obra maestra de forma, color y luz. Por todo ello, fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.

Sin duda, la fachada es el elemento arquitectónico más singular de la Casa Batlló; la combinación de piedra, hierro forjado, trencadís de vidrio y cerámica policromada la convierten en una de las más creativas y originales diseñadas por el arquitecto.

En la parte superior, el tejado tiene forma de lomo de animal con unas grandes escamas tornasoladas. Coronan el conjunto piezas esféricas de grandes dimensiones que parecen crestas y hacen pensar en la figura de un dragón o un animal fantástico similar. Otro elemento destacado de la fachada es la torre coronada por una cruz de cuatro brazos, así como el diseño de temas acuáticos que decora los muros. Los balcones en forma de antifaz y la galería del piso principal simulando huesos son dos atractivos más del edificio.

En el interior destacan, entre otros elementos, el techo del salón principal, los conjuntos de chimeneas de la azotea, la escalera principal y los arcos parabólicos de la buhardilla, que crean espacios diáfanos y ventilados adelantados a su época.

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Construido en 1847 en la Rambla de Barcelona, ​​el
Gran Teatro del Liceo se convirtió desde sus inicios en
símbolo de la emergente burguesía barcelonesa y catalana.

El
origen del Liceo hay que situarlo en el "Liceo Filarmónico Dramático
Barcelona de SM la Reina Isabel II", una organización creada para cubrir
la necesidad de un conservatorio de música en la ciudad. El éxito de la iniciativa
desembocó en la construcción de un nuevo teatro, que se financió mediante
acciones mercantiles
: los palcos y las butacas eran de
propiedad.

En sus más de 150 años de historia ha vivido tres
trágicos accidentes: el incendio de 1861, la bomba
anarquista del 1893, o el devastador incendio de 1994. La última
reconstrucción, que duró cinco años, ha modernizado el edificio manteniendo al
máximo su esencia original. Destacan el Salón de los Espejos y la decoración
con molduras de yeso doradas y policromadas.

Con 2.292
localidades, actualmente es uno de los teatros de ópera más grandes
del mundo
, y cada año se representan más de cuarenta espectáculos de
ópera, danza, recitales, conciertos y espectáculos infantiles.