En el antiguo edificio de la Casa de la Caridad de Barcelona, en un equipamiento totalmente moderno, encontramos un centro cultural de referencia europea. Se trata del Centro de Cultura Contemporánea (CCCB), que desde 1994 trabaja para la investigación creativa y en la producción de conocimiento. Tiene como eje central la ciudad y la cultura urbana y como objetivo vincular el mundo académico con la creación y la ciudadanía.
Y través de proyectos propios. Los más significativos son las exposiciones temáticas, que generan debate y conocimiento en torno a los temas que perfilan la actualidad. Asimismo, también ha instaurado otras formas de intercambio cultural como debates internacionales, el CCCB Lab, la plataforma de literatura Kosmopolis o el proyecto de cine experimental Xcèntric. Todos ellos son proyectos que tratan de manera integrada la cultura del siglo XXI y las grandes transformaciones de la era digital.
El CCCB dispone de un fondo (Archivo CCCB y Archivo Xcèntric) donde conserva la documentación relacionada con todos los proyectos que se han ido realizando desde su inauguración. Este archivo está disponible para todo el mundo desde 2008.
Visitar el Centro de Cultura Contemporánea es entrar en un espacio de reflexión sobre qué es la cultura urbana. El mismo edificio, remodelado por Helio Piñón y Albert Viaplana, estructurado alrededor del Patio de las Mujeres, invita a ello. Es recomendable subir hasta el mirador antes de terminar la visita.
Durante la transformación de la Catedral de Barcelona en el siglo XIV, los parroquianos del barrio de La Ribera decidieron levantar otra iglesia que acabaría siendo uno de los grandes referentes del gótico catalán.
El rey Alfons el Benigno puso la primera piedra del templo en marzo de 1329 para coronar la conquista de Cerdeña y la expansión del dominio catalán por el Mediterráneo. La catedral del mar se construyó en un tiempo récord: tan sólo 54 años. Todo el barrio de La Ribera participó con dinero y bajando una a una las piedras de La Foixarda, la cantera de Montjuïc.
Observada desde el exterior, Santa Maria del Mar es una construcción compacta, lisa, sin grandes aberturas ni ornamentos. En cambio por dentro, la ordenación se aleja de la típica configuración de la época para dar lugar a un único espacio diáfano. Y es que las naves están construidas de tal forma que parecen una sola.
Hay que prestar especial atención a la luz. Su estructura de bloque compacto hace que entre nítida por los cuatro costados de la iglesia, sin crear las sombras y los juegos de luz típicos de los templos góticos. Es especialmente destacable el rosetón, de estilo flamígero.
Ubicada en el corazón del barrio gótico barcelonés, el edificio de la catedral se construyó a lo largo de 150 años, entre los siglos XIII y XV. El lugar escogido fue el mismo donde había existido previamente una catedral románica y, antes, un templo paleocristiano. El templo está dedicado a la Santa Creu y a Santa Eulàlia, patrona de la ciudad.
La catedral de Barcelona es un bello ejemplo del gótico catalán, alejado de la verticalidad del francés. Una curiosidad de esta construcción es que tiene el cimborrio a pie de la nave, casi al lado de la fachada principal. De esta manera la tribuna real queda igual de iluminada que el altar mayor.
Este cimborrio y la fachada son de finales del siglo XIX y principios del XX. La fachada se levantó con motivo de la Exposición Universal de 1888 siguiendo el estilo neogótico.
Es uno de los elementos más significativos del templo junto con el claustro gótico (es imprescindible ver "l’ou com balla" (el huevo bailando) el día de Corpus, que consiste en hacer bailar un huevo vacío sobre el rayo del surtidor de la fuente) y la cripta de Santa Eulàlia con el sarcófago de alabastro ricamente esculpido
Igualmente destacable es la colección de retablos, que ocupan las capillas interiores, entre los que está el Retablo de la Transfiguración, de Bernat Martorell.
Asimismo, el coro constituye uno de los conjuntos escultóricos más notables del gótico internacional en Cataluña. Iniciado en el siglo XIV, en el XVI se complementa con mamparas con escenas en relieve del Antiguo Testamento y la Pasión y las pinturas heráldicas de los sillerías.
Junto a la catedral de Vic, el Museo Episcopal es un referente en arte medieval catalán y expone obras maestras de pintura y escultura del románico y del gótico (entre los siglos XII y XV). El centro, con más de 29.000 piezas, está especializado en arte litúrgico.
El extenso fondo románico permite seguir con precisión la evolución iconográfica y estilística del románico catalán. Una de las piezas estrella del museo es el grupo escultórico del Descendimiento de Erill la Vall. Descubierto por la expedición hecha por el Instituto de Estudios Catalanes al Valle de Boí de 1907, esta obra del Maestro de Erill está considerada como uno de los conjuntos escultóricos más importantes del románico europeo del siglo XII.
Destaca también el Baldaquín de la iglesia parroquial de Ribes, una de las obras maestras que custodia el museo. Otras piezas a tener en cuenta son el frontal de altar de Sant Andreu de Sagàs, el frontal de Sant Pere de Ripoll o la Virgen de Santa Maria de Lluçà.
Además de su fondo de primer orden, el museo destaca también por un proyecto museológico moderno e innovador. Fue galardonado en 2001 con el Premio Nacional de Patrimonio Cultural por su contribución a la difusión del arte medieval catalán.
Cuna de Cataluña. Así es como se conoce al Monasterio de Santa Maria de Ripoll y no es extraño. Fundado por el conde Guifré el Velloso el año 879, bajo la dirección del abad Oliba se convierte en un centro religioso y cultural de primer orden, con un templo románico amplio y majestuoso y un scriptorium con una gran producción literaria, a la altura de la de otras abadías europeas de este periodo.
La portalada del monasterio, del siglo XII, es la gran protagonista del conjunto. Da la bienvenida a fieles y curiosos y es una de las grandes piezas escultóricas del románico europeo. Está totalmente esculpida con escenas del Antiguo Testamento y alegorías. De ahí que se la conozca como "la Biblia de piedra". Su monumentalidad da testimonio de la grandeza que vivió Ripoll. No en vano, durante muchos años el monasterio fue también el panteón de los condes de Besalú y de Girona.
El edificio pasó por varias ampliaciones y reconstrucciones motivadas por la falta de espacio, incendios, un terremoto y pillajes. En 1886, el obispo de Vic, Josep Morgades, encarga la reconstrucción del monasterio al arquitecto Elies Rogent. Ripoll recupera la iglesia y el claustro del monasterio del siglo XI con una interpretación neorrománica.
Actualmente Santa Maria de Ripoll se puede visitar y se ha habilitado un centro de interpretación y una exposición permanente sobre el scriptorium, en la que se explica su importancia.
¿Es posible sentirse como un burgués de principios del siglo XX visitando un monasterio románico? Sant Benet de Bages demuestra cómo el patrimonio se adapta a nuevos usos con el tiempo. En este caso, pasa de monasterio medieval a residencia de verano de la familia de Ramon Casas y actualmente es un complejo turístico y cultural.
La primera iglesia (prerrománica) se consagraba el año 972 con una comunidad de doce monjes. Sin embargo, es a partir del siglo XII que la abadía vive su época de esplendor, con la construcción de una nueva iglesia y el claustro. Este último es la estrella románica del conjunto. Entre los pilares se abren arcos de medio punto que descansan sobre columnas dobles con capiteles esculpidos, todos ellos originales.
Fruto de la desamortización de Mendizábal, el monasterio se abandonó. Fue en 1907, que Elisa Carbó i Ferrer, madre del pintor Ramon Casas, compró los terrenos de Sant Benet y aprovechó las estancias de la comunidad monástica para habilitarlas como residencia. La rehabilitación fue a cargo de otro nombre ilustre: Josep Puig i Cadafalch. Destaca la terraza de mediodía de estilo modernista que ocupa parte de las antiguas celdas de los monjes.
Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías, se puede realizar una inmersión en la historia monástica y el pasado modernista del edificio. Pero no sólo eso. El año 2007 se inauguró en torno al monasterio el complejo Món Sant Benet que, además de difundir el patrimonio, también trabaja para la gastronomía y el paisaje.
Los templos de Sant Pere, Sant Miquel y Santa Maria, que originariamente configuraban la "catedral" paleocristiana de Ègara, responden a múltiples etapas constructivas que han dejado su huella en forma de variedad de estilos -desde el tardo-romano hasta el gótico- y disciplinas artísticas. Se trata, pues, de un conjunto monumental único en Cataluña.
La primera construcción es un conjunto paleocristiano que ejerce como sede del obispado de Ègara y del que aún hay vestigios en los templos de Santa Maria y Sant Miquel. El hecho de que haya tres iglesias se había interpretado históricamente como una "copia" del modelo bizantino de la antigüedad -dos iglesias y un baptisterio- pero después de las últimas excavaciones (2000-2007) los estudiosos creen que la iglesia de Sant Miquel no funcionaba como baptisterio, sino que tenía un uso funerario. Por tanto, nos encontramos ante una catedral paleocristiana, organizada como una ciudad en miniatura con varios templos y dependencias.
La segunda etapa constructiva debemos situarla en los siglos IX y X, tras la conquista cristiana del territorio dominado por los musulmanes. Por lo tanto, el estilo es prerrománico; de esta época quedan muchas muestras en las iglesias que, finalmente, se dieron por terminadas en una tercera y definitiva etapa, ya románica (s. XI-XII).
El conjunto del Teatro-Museo con la Cúpula y la Torre Galatea (con su fachada decorada con maniquíes, huevos y panes) es el icono más emblemático del paisaje urbano de Figueres. El edificio se considera en sí mismo el objeto surrealista del mundo. Pero, a su vez, alberga en su interior muchas obras maestras de Dalí.
El Teatro-Museo, construido sobre los restos del antiguo teatro de Figueres, fue concebido y planificado por el propio Dalí como su gran proyecto personal. Su fondo de pintura permite realizar un recorrido artístico desde los inicios del pintor (La Venus que sonríe o Port Alguer). Pero el Museo recoge sobretodo la explosión del surrealismo con obras tan emblemáticas como Espectro del sex-appeal, Leda atómica, La cesta de pan o Galatea de las esferas.
También cabe destacar un conjunto de obras que Dalí creó pensadas para su Museo como la sala Mae West, la sala Palacio del Viento, el Cadillac lluvioso o la pintura Gala desnuda mirando el mar que a 18 metros aparece la figura del presidente Lincoln.
En 1988 se añade el espacio expositivo de la sala de las Loggias que muestra la obra tardía de Salvador Dalí, basada en la experimentación científica y en el estudio de clásicos de la pintura.
ElTeatro-Museo Dalí de Figueres forma, junto con el Castillo Gala Dalí de Púbol y la Casa-Museo Salvador Dalí de Portlligat, el triángulo daliniano ampurdanés que permite adentrarse en la vida y obra de uno de los pintores más internacionales que ha tenido Cataluña.
El Museo Pau Casals es uno de los testimonios más significativos del legado de Pau Casals, uno de los músicos catalanes más universales, que revolucionó el mundo de la música por la innovación en la interpretación con violonchelo.
El edificio que ocupa es la Vil·la Casals, que en 1910 el músico hizo construir en el paseo marítimo de Sant Salvador, El Vendrell. Concebida inicialmente como una casa de veraneo, fue reformada siguiendo el estilo novecentista, con la Sala de la Música, el jardín y el mirador. Casals residió allí hasta 1939, cuando tuvo que exiliarse, y nunca más volvió.
En 1972, el músico y su esposa, Marta Montañez, crearon la Fundación Pau Casalspara preservar el patrimonio que tenían en la casa de Sant Salvador. Tras su muerte, se abrió al público la Sala del Sentimiento, la Sala de Conciertos y la del Vigatà y en 1976 se inauguró la casa como museo.
En el actual museo, inaugurado en 2001, el visitante puede admirar varias esculturas, pinturas, instrumentos musicales, fotografías, autógrafos, muebles y otros objetos personales del músico, además de participar en diversas actividades destinadas el impulso y la divulgación de la música.
En medio de Montjuïc, en Barcelona, entre la sombra de los árboles, los volúmenes blancos de la Fundación Joan Miró no pasan desapercibidos. En su interior, se custodian más de 14.000 piezas del pintor surrealista, entre pinturas, esculturas, cerámicas y tapices. Uno de los valores más importantes de la Fundación es que conserva casi todos los dibujos preparatorios de Joan Miró, con más de 8.000 referencias, un material básico para entender la obra del artista.
El fondo se creó principalmente con una donación del propio Joan Miró y se amplió con donaciones de familiares, amigos y coleccionistas.
La colección de la Fundación permite realizar un viaje a través de la vida artística de Miró. Comenzando con las primeras pinturas con clara influencia del impresionismo, el fauvismo y el cubismo franceses (Ermita de Sant Joan d’Horta o Retrato de una niña). Pasando por la etapa plenamente surrealista (La botella de vino) y los conocidos collages (Homenaje a Prats). Y terminando con sus obras sobre la Guerra Civil (Hombre y mujer ante un montón de excrementos) y los cuadros de las constelaciones.
Pero el museo no sólo destaca por la obra que acoge sino también por sus planteamientos arquitectónicos y museológicos. Miró quería abrir una Fundación que mirara hacia el futuro, que no se convirtiera en un templo de objetos de coleccionista sino en un lugar de descubrimiento y debate. Y con este objetivo pidió al arquitecto Josep Lluís Sert que construyera un edificio con personalidad propia. El resultado es una arquitectura que es el mejor escaparate posible de la obra del artista.