Escuelas | Page 20 | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

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La Central de Capdella, ubicada en el municipio de La Torre de Capdella, fue la primera central hidroeléctrica de Cataluña. Su gestación fue a finales del siglo XIX cuando Emili Riu, periodista y político de Sort, encontró una vía de aprovechamiento de la gran reserva de agua de la Vall Fosca, que supera los 50 millones de m3.

En 1914 la compañía Energía Eléctrica de Cataluña ponía en funcionamiento la central hidroeléctrica. Fue una obra faraónica que aprovechaba las aguas del sistema del Estany Gento a través de un canal de 5 kilómetros con un desnivel de 836 metros. Además, se tuvieron que habilitar nuevas infraestructuras: un funicular, carreteras de acceso, ferrocarriles, viviendas para trabajadores, etc. Sin embargo, el proyecto estuvo listo en sólo dos años.

Al cabo de un tiempo, la Central fue traspasada a la Canadenca (ahora Fecsa-Endesa). Actualmente, en una parte de las instalaciones se encuentra el Museo Hidroeléctrico de Capdella, que pertenece a la red del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña, y que pone en valor lo que supuso la Central para la industria y también para el territorio.

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Montserrat es un símbolo para Cataluña y un punto de peregrinaje para creyentes. La gran protagonista es su Virgen, patrona de Cataluña. Esta virgen románica es popularmente conocida como La Moreneta, debido al color de la cara y las manos, oscurecidas por el humo de los cirios.

El monasterio se fundó en 1025 por orden del Abad Oliba, sobre una pequeña ermita que Wifredo el Velloso había dado al Monasterio de Ripoll.

La visita a Montserrat empieza en la basílica del siglo XVI, con restos románicos y estructura gótica. A partir de aquí, desde la plaza de Santa María, punto neurálgico, se puede recorrer todo el conjunto, fruto de la gran reforma del siglo XIX liderada por Josep Puig i Cadafalch.

Imperdible es el Museo de Montserrat. Su colección se inició con los materiales del Oriente bíblico aportados por el padre Bonaventura Ubach de sus viajes. Pero el fondo se ha ido engrosando con obras muy destacables de pintores como Caravaggio, Rusiñol, Casas, Nonell, Picasso, Monet, Sisley, Degas, Pissarro o Dalí.

No es casualidad este museo. Desde el siglo XVII Montserrat ha sido un centro cultural de primer orden y lo demuestra la excepcional biblioteca con más de 250.000 volúmenes del monasterio. Entre las actividades que promueven destaca la Escolanía, que es uno de los coros de niños más antiguos de Europa, documentado desde el siglo XIV.

Cerca de la abadía, se conserva aún el vecino Monasterio de Santa Cecilia, que actualmente se ha convertito en el Espacio de Arte Sean Scully. Destaca la iglesia románica, también reformada en los años 30 por Puig i Cadafalch. Pocos saben que este monasterio fue la primera opción del Abad Oliba para extender sus dominios en Montserrat, pero se encontró con la negativa de la comunidad.

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Los músicos Lluís Millet y Amadeu Vives, fundadores del Orfeó Català, en 1891 encargaron a Lluís Domènech i Montaner un edificio para la sede de la entidad. Pero no querían una construcción cualquiera, sino un edificio único que recogiera el sentimiento catalanista de la burguesía de finales de siglo XIX. El 23 de abril de 1905 se inició la construcción y la alta sociedad barcelonesa no se perdió la inauguración, el 9 de febrero de 1908.

En la fachada destaca el conjunto escultórico de la alegoría de la música popular. Una vez dentro, el vestíbulo principal, un espacio barroco lleno de color, es el aperitivo de la auténtica joya del edificio: la sala de conciertos. Domènech i Montaner recurrió a una estructura de acero que soporta el peso de la construcción para poder obtener un gran espacio diáfano, claro y limpio. Y en el techo, toda la platea está cubierta con una gran claraboya en forma de esfera invertida que representa un sol rodeado de rostros femeninos. El escenario es el otro gran atractivo de la sala, con los conjuntos escultóricos más relevantes del edificio.

Domènech i Montaner diseñó un Palau donde la arquitectura se combina con la escultura, el ebanistería, la marquetería, la vidriería, el mosaico o la cerámica. Es lo que conocemos como la obra de arte total.

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En 1885, Eusebi Güell encargó a Antoni Gaudí su residencia en el centro de Barcelona, concretamente en la calle Nou de la Rambla. Gaudí concibió un edificio solemne y ostentoso, y empleó materiales ricos y costosos, como mármoles o maderas nobles. La sobriedad de la fachada, probablemente debida a su emplazamiento en un solar pequeño de una calle estrecha, contrasta con la fastuosidad de su interior. Unos arcos parabólicos en la fachada, ornamentados con rejas de hierro forjado, dan acceso a una entrada amplia, que permitía el ingreso de caballos y de carruajes.

El edificio se articula a través de un salón central cubierto por una magnífica cúpula que sobrepasa la altura de la azotea y que, a través de perforaciones en forma de estrella, permite la entrada de luz solar. El salón, con una capilla adosada, está ricamente decorado con columnas, vidrieras y rejas, y distribuye el resto de estancias, todas ellas con vidrieras y mobiliario ornamentado. El palacio también dispone de unos amplios establos en el sótano, una prestación que pocas casas tenían.

También es innovador el uso de chimeneas situadas en la azotea del edificio, elementos muy presentes en la imaginativa decoración de Gaudí. Es precisamente en estas chimeneas donde el arquitecto utilizó por primera vez uno de los recursos decorativos que más le han caracterizado: el trencadís.

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La Casa Milà es uno de los edificios más singulares de Antoni Gaudí. Situada en pleno paseo de Gràcia de Barcelona, rompe con la fisonomía de la avenida. Se trata de un edificio construido en torno a dos patios interiores con sótano, planta baja, principal, 4 pisos, buhardilla y azotea. Gaudí resuelve la estructura del edificio a base de pilares de piedra, ladrillo y hierro y se sirve principalmente delarco catenario y del parabólico.

Generó mucha controversia durante su construcción, a principios de 1900. Los barceloneses la bautizaron con el apodo de La Pedrera, refiriéndose al tipo de piedra, blanco cremoso, que provenía de las canteras del Garraf y Vilafranca del Penedès.

Muchos también la describen como un gran barco que remonta el paseo de Gràcia. Y es que su fachada se caracteriza por las continuas ondulaciones y aberturas de la piedra para facilitar la iluminación y la ventilación del interior.

El edificio disponía de 20 viviendas que se alquilaron a familias acomodadas de la época. El matrimonio Milà, propietario de la finca, se instaló en la planta noble. La Pedrera, sin embargo, no es un edificio residencial convencional. El objetivo de Gaudí era crear viviendas en movimiento, en que cada una pudiera tener su propia distribución según las necesidades de cada inquilino.

Corona el edificio la azotea, rematada con el conjunto de 7 chimeneas, recubiertas de cal, trencadís blanco y vidrio. Escenifican las cabezas de 7 guerreros mitológicos que desde este paisaje casi irreal vigilan la ciudad.

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La Basílica Expiatoria de la Sagrada Família es uno de los ejemplos más brillantes del modernismo catalán y se ha convertido en todo un símbolo de Barcelona. Seguramente es el monumento inacabado que atrae más visitantes en el mundo. Y es que Antoni Gaudí depositó en ella todos sus esfuerzos y conocimiento hasta el momento de su muerte, aunque sólo vio finalizados la cripta, el ábside y la fachada de la Natividad con uno de los campanarios. Estos espacios fueron declarados Patrimonio de la Humanidad el 2005.

La construcción de la Sagrada Família comienza en 1882 con la cripta situada debajo del ábside, según un primer diseño neogótico. Cuando el encargo pasa a manos de Gaudí lo transforma totalmente y adapta el proyecto a sus ideales naturalistas. Uno de los tesoros de la cripta es el mosaico de estilo romano del suelo. Tampoco se debe pasar por alto el retablo dedicado a la Sagrada Familia del escultor Josep Llimona. Precisamente en este entorno íntimo y místico es donde descansa actualmente Antoni Gaudí, concretamente en la capilla del Carme.

Una vez finalizada la cripta y el ábside, Gaudí se plantea un proyecto más ambicioso y complejo, basado en una minuciosa simbología y grandes audacias constructivas formales a partir del arco parabólico. De aquí nace la fachada de la Natividad. Según Gaudí: "Si en vez de esta fachada decorada, ornamentada y turgente hubiera empezado por la de la Pasión, dura, pelada y hecha como de huesos, la gente se habría retraído". Así, la convierte en un libro de piedra detallado sobre los episodios de la infancia de Jesús.

Después de Gaudí, la construcción pasó por décadas de lenta evolución. Con el interés posterior por la obra de Gaudí, el número de visitantes ha aumentado exponencialmente en los últimos años y las obras de construcción del templo han avanzado con rapidez siguiendo las maquetas y apuntes que dejó el maestro. El interior de la nave de la iglesia es un nuevo atractivo y está previsto que en 2026 el edificio que soñó Gaudí esté terminado.

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Eusebi Güell, fiel defensor de la obra de Antonio Gaudí, en 1898 le encargó una iglesia para la colonia textil que había construido en Santa Coloma de Cervelló, cerca de Barcelona.

Su construcción no comenzó hasta 1908, diez años después del encargo. Además, Gaudí abandonó la obra en 1914 y los trabajos se suspendieron definitivamente en 1916, cuando sólo se había construido la cripta.

Pero para Antoni Gaudí, tanto el proyecto como la construcción de la cripta de la colonia Güell fueron un laboratorio de ensayo, donde experimentó soluciones arquitectónicas y nuevas técnicas estructurales que luego utilizó en la Sagrada Família. Realizó atrevidas probaturas, utilizando el ladrillo y la piedra para la construcción de estructuras arquitectónicas llevadas a sus límites, como los arcos parabólicos o las columnas y paramentos inclinados.

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A finales de la Guerra Civil española, la Batalla del Ebro fue el punto de inflexión del conflicto al propiciar la pérdida de Cataluña por parte republicana. Un intenso combate que se desarrolló en las comarcas de Matarraña, La Ribera d'Ebre, El Baix Ebre y La Terra Alta. Actualmente, la combinación de espacios históricos y centros de interpretación forman los Espacios de la Batalla del Ebro, testimonio vivo de uno de los episodios más trágicos de la historia reciente del país.

ElPoble Vell de Corbera d’Ebre pervive como símbolo mudo de la barbarie de este conflicto. Pasear entre los restos de calles y casas destruidas permite rememorar los bombardeos y la desdicha de sus antiguos habitantes. En los barrancos de Vilalba dels Arcs se puede ver una línea de 700 metros de trincheras que formaron parte de la red de defensa republicana. En La Fatarella se conserva un refugio militar y los muros del castillo de Miravet sirvieron de refugio a los soldados nacionales que guarnecían la población.

Los Espacios de la Batalla del Ebro incluyen un total de 19 localizacioneshistóricas y cinco Centros de Interpretación: 115 días (Corbera d’Ebre), Soldados en las trincheras (Vilalba dels Arcs), Hospitales de Sangre (Batea), Las voces del frente (Pinell de Brai) y Internacionales en el Ebro (La Fatarella).

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El Museo Memorial del Exilio (MUME) es el primer equipamiento museístico dedicado a preservar la memoria y el legado del exilio republicano consecuencia de la Guerra Civil española.

Ubicado en La Jonquera, el paso fronterizo por donde huyeron la mayor parte de los exiliados, el MUME se define como un espacio para la memoria, la historia y la reflexión crítica. Un proyecto que no sólo se limita a la labor expositiva sino que impulsa la investigación histórica y la difusión pedagógica.

Su exposición permanente presenta el fenómeno del exilio a lo largo de la historia, haciendo hincapié en la Guerra Civil y la posterior derrota y retirada republicana. La diáspora a través de los Pirineos camino de Francia y la suerte diversa de los miles de refugiados que cruzaron la frontera son uno de los puntos de interés de la muestra. La vivencia del exilio y su legado cultural a partir de testimonios y herencias documentales completan el discurso expositivo.

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Olèrdola conoce la presencia del hombre desde la edad del bronce hasta bien entrado el siglo XX. Este hecho evidencia la importancia estratégica de un asentamiento situado en la colina de Sant Miquel, que domina la llanura de El Penedès. Actualmente Olèrdola es una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña y forma parte de la Ruta de los Íberos.

Su posición hizo de Olèrdola un lugar ideal en tiempos de guerra y poco habitable durante los períodos de paz. Por eso, el lugar también ha conocido largas temporadas de abandono.

Sus pobladores han dejado huella en el lugar. En Olèrdola encontramos un oppidum íbero, un poblado fortificado y amurallado. También una impresionante fortificación romana para controlar el territorio y, en especial, la vía de acceso hacia Tarraco. Finalmente, el conjunto consta de una ciudad medieval, con iglesias prerrománicas y románicas (Sant Miquel y Santa Maria), el castillo y tumbas antropomorfas excavadas en la roca.

A principios del siglo XII, se inicia la decadencia de Olèrdola y el desplazamiento de la población a la llanura.

Actualmente se conservan restos del castillo, la iglesia de Sant Miquel, un edificio románico, y la Necrópolis de Sant Miquel, una excelente muestra de los enterramientos característicos en la alta edad media.