Familias | Page 7 | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

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¿Qué significó vivir a caballo entre la Marca Superior de al-Andalus y los condados catalanes? El Museo de la Noguera explica cómo marcó social, ideológica y culturalmente a la comarca, especialmente a la ciudad de Balaguer, que conserva uno de los conjuntos de patrimonio andalusí más importantes de Cataluña y uno de los referentes de la península.

A partir de los materiales arqueológicos expuestos, se muestra el carácter propio de la cultura del mundo andalusí, diferenciada del mundo feudal representado por el condado de Urgell. En 1105 el conde de Urgell conquistó Balaguer y esto supuso un punto de inflexión para la ciudad.

De todo el fondo, destacan los restos provenientes del yacimiento de época andalusí de Pla d’Almatà. Permiten construir un relato de cómo era la vida en la medina de Balaguer desde sus orígenes en el siglo VIII, cuando era un campamento militar, hasta que se convirtió en una próspera ciudad donde convivían musulmanes, cristianos y judíos. Se pueden ver cerámicas, una jofaina o incluso instrumentos quirúrgicos o cosméticos de esta época.

El museo también dedica un espacio al hisn (castillo) de Balaguer que representa el centro del poder, tanto en época andalusí como en época condal. Se muestran las yeserías que decoraban el palacio taifa (siglo XI), uno de los pocos conjuntos de arquitectura islámica de esta época en la Península Ibérica. Por último, se recogen algunos elementos decorativos y domésticos de la época en que el hisn en convierte en el palacio de los condes de Urgell.
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El Museo de Terrasa explica la evolución del territorio y la ocupación humana de Terrassa y su comarca, desde los orígenes hasta nuestros días, a través de un fondo de más de 26.000 objetos. Una de sus peculiaridades es que no se encuentra todo concentrado en un único edificio. Para conocer las colecciones de arte, arqueología y artes decorativas, es necesario visitar seis espacios históricos de la ciudad.

Primera parada: el edificio medieval del Castillo Cartuja de Vallparadís, convertido en museo en 1959, que acoge la exposición permanente del Museo de Terrassa. Esta comienza explicando el medio natural, la prehistoria y el mundo antiguo. Se puede ver un brazalete de glicimeris del neolítico final (Cueva del Frare), un signaculum romano (Can Colomer) o una reconstrucción de un entierro en tegulae. Precisamente así es como encontraron en Ca n'Anglada el sarcófago de plomo de los siglos II-IV que también forma parte de la exposición.

A continuación se puede descubrir la Terrassa medieval con algunos objetos originales como la talla de la virgen románica de Sant Cugat. En la última sala se explica sobre todo cómo era la vida rural y la Revolución Industrial en la ciudad contemporánea. ¡Incluso se puede entrar en una casa de la posguerra!

Las extensiones del Museo de Terrassa llevarán al visitante a la Torre del Palau y Centro de Interpretación de la Villa Medieval de Terrassa (siglo XII), el Claustro del convento de Sant Francesc (siglo XVII), la Casa Alegre de Sagrera (siglo XIX pero reconvertida en una vivienda burguesa durante la época modernista) y también en la Sede de Egara, el elemento patrimonial más excepcional de Terrassa.
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Joan Vila Cinca, Pere Quart, Josep Renom ... Sabadell a principios del siglo XX hervía desde el punto de vista artístico y cultural y se empezaron a organizar las primeras colecciones de bellas artes y de arqueología en la ciudad. De ahí nació la necesidad de crear un museo local. En 1931 abría sus puertas el Museo de la Ciudad y a partir de 1970 se constituía definitivamente el Museo de Historia de Sabadell, parada obligatoria para conocer los orígenes de la llanura vallesana.

El museo está situado en la casa fábrica del industrial Antoni Casanovas, erigida en 1859. Es un museo pluridisciplinario, que reúne colecciones de arqueología, historia y etnología locales.

En la exposición permanente, el visitante puede descubrir cómo vivían las primeras comunidades prehistóricas de la zona, a través de materiales de hace entre 6.500 y 2.600 años como el collar de variscita que formaba parte del ajuar funerario de una sepultura neolítica (encontrado en el yacimiento de Bòbila Padró - Can Tiana). ¡Incluso, se puede entrar en la reconstrucción de una cabaña prehistórica!

El recorrido continúa mostrando la huella que los íberos y los romanos dejaron en la comarca (no te pierdas el mosaico de los siglos II-III dC, con la imagen del dios Neptuno, procedente de la villa romana de la Salut). Finalmente la atención se centra con las colecciones relacionadas con la manufactura de la lana y la industria textil, que convirtieron Sabadell en una gran ciudad industrial.

El museo dispone también de 13 espacios en el territorio de varios períodos que completan el relato y la experiencia histórica de la ciudad.

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Este museo es el mejor homenaje de la ciudad de Reus a uno de sus hijos más ilustres: el médico y prehistoriador Salvador Vilaseca Anguera (1896 a 1975). Durante su vida reunió una extensa colección paleontológica y arqueológica que representa un testimonio único de las primeras culturas que habitaron la comarca del Baix Camp y territorios vecinos.

El museo se inauguró en 1984 en el Antiguo Banco de España, un edificio neoclásico que llama la atención por su esquina en forma de torre. En su interior, la exposición permanente muestra materiales que abarcan desde el paleolítico inferior hasta la ocupación musulmana medieval de nuestro territorio (siglo VIII).

Aunque la antigua colección Vilaseca es la base del fondo arqueológico, también hay algunas piezas de otras procedencias como depósitos, donaciones o excavaciones más recientes. Durante el recorrido se pueden admirar restos fosilizados de animales cuaternarios procedentes del Barranco de La Boella (de más de 500.000 años de antigüedad), piezas de la cueva sepulcral neolítica de la madriguera de en Serra o una hebilla de bronce encontrada en un entierro de la partida de los Antigons.

Una de las piezas estrella es la representación de una cierva joven, grabada sobre una pequeña placa de pizarra con un buril de sílex. Es uno de los ejemplares más antiguos (unos 10.000 años) y más bellos de arte mueble prehistórico hallados en nuestro país.
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¿Qué ha pasado en Mataró desde la época de la flamante Iluro? Esto es lo que explica el Museo de Mataró a través de sus sedes. Su objetivo es salvaguardar y difundir el patrimonio arqueológico, natural y mueble vinculado a la capital del Maresme.

La sede central está en Can Serra, la antigua casa de Jeroni Serra Arnau, construida en 1565 y de estilo renacentista. En su interior se puede ver una exposición permanente que hace un recorrido desde Iluro hasta la actualidad, pasando por los tiempos medievales y modernos. Vale la pena detenerse en dos piezas significativas del pasado romano de la ciudad: la escultura de la Venus de Iluro y el Retrato de Faustina Minor.

Durante el recorrido se puede ver una pequeña parte del fondo acompañado de maquetas y audiovisuales. Las colecciones del museo son muy diversas: materiales arqueológicos, especímenes naturales, objetos históricos y un fondo de arte pictórico donde destacan una serie de grabados de Goya.

Una de las extensiones del museo es el Clos Arqueològic de Torre Llauder, un yacimiento con los restos de una villa romana de finales del siglo I aC. Otra de las sedes se corresponde a otro de los momentos de esplendor de la ciudad. Se trata de la nave pequeña de Can Marfà, un símbolo del pasado industrial de Mataró. Acoge una exposición permanente que presenta más de un centenar de objetos relacionados con la industria del género de punto, una de las colecciones más importantes de Europa en su especialidad.

También forma parte del Museo de Mataró el centro de arte Ca l'Arenas. Nace del legado del artista Jordi Arenas Clavell en su ciudad natal y dedica especial atención a la actividad artística local. 
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La etnología no es solo un conjunto de piezas. Los objetos son el punto de partida para hacer que el visitante interprete su entorno social. Esta es la principal premisa del actual Museo Etnológico de Barcelona, ​​totalmente renovado en 2015.

Sus inicios datan de finales de los años 10 del siglo XX, cuando un grupo de intelectuales pioneros de la etnografía catalana vieron la necesidad de preservar e interpretar las sociedades tradicionales. Finalmente se inauguraron dos instituciones, las colecciones de las cuales conformarían los fondos del Museo Etnológico de Barcelona: el Museo de Industrias y Artes Populares (1942) y el Museo Etnológico y Colonial (1949). Se recogieron y exhibieron objetos de los cinco continentes. Actualmente una parte de este fondo se puede ver en el Museo de Culturas del Mundo.

A partir de la última remodelación, el Museo Etnológico de Barcelona centra su foco en el ámbito catalán, pero sin olvidar las relaciones con otras comunidades y culturas. El eje principal es la exposición permanente "Sentir el patrimonio".

El espacio central de la sala está ocupado por seis objetos de grandes dimensiones -una barca, una prensa de vino, un telar, un soplete de herrero y un armario de herbolario- que simbolizan seis ámbitos temáticos que forman parte de todas las culturas. Los rodean otras piezas que muestran las particularidades y la universalidad de la cultura humana. Todo un lateral de la sala está formado por un gran friso de objetos de diferentes orígenes geográficos, históricos y temáticos.

La exposición cuenta con recursos audiovisuales y contenidos multimedia e incluso con un espacio donde el visitante puede manipular algunas piezas. También se recomienda visitar los dos patios interiores. En uno de ellos el visitante verá los dos gigantes de la ciudad de Barcelona, ​​la reina Violant y el rey Jaime I, realizados por Domènech Umbert 1984.
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Pintura mural, sobre madera, escultura, tejidos, indumentaria, fondo documental, orfebrería, objetos para la liturgia... El fondo actual del Museo Diocesano de Urgell es un referente del arte sacro donde brilla especialmente el Beatus de Liébana , una de las dos únicas copias que hay en Cataluña de la obra que el abad Beat del monasterio de Liébana escribió a finales del siglo VIII comentando el libro del Apocalipsis.

Curiosamente el Museo nació a partir de una exposición temporal que se realizó en 1957 con las piezas del Tesoro de la Catedral. Tal fue el éxito de la muestra que la exposición se hizo permanente y la colección se fue ampliando con piezas procedentes de toda la diócesis de estilos románico, gótico, renacentista, barroco y del siglo XIX. Entre las adquisiciones hay tesoros como la Bula del papa Silvestre II.

En 1969 se habilitó la iglesia de la Piedad (anexa a la catedral de Santa Maria de la Seu d’Urgell) como sede del museo. Este espacio aporta obras propias al fondo de la colección como el retablo de la Piedad y el conjunto de la Dormición, realizadas por el escultor Jerónimo Xanxo.

Una de las obras más significativas del fondo es El retaule dels Goigs de la Verge, de Abella de la Conca. Es de Pere Serra y data del siglo XIV. Además de su valor artístico, tiene detrás una historia de ladrones de guante blanco. Fue robado en 1972 y, tras un largo periplo, se recuperó seis años más tarde en Nueva York.
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Frederic Marès, además de ser escultor, sintió desde muy joven la pasión por el coleccionismo. A lo largo de más de 80 años reunió un gran número de obras de arte (especialmente escultura) y más de 50.000 objetos. En 1944 dio sus colecciones a la ciudad de Barcelona que las exhibiría, dos años más tarde, en el Museo Frederic Marès ubicado dentro del antiguo Palacio Real de los Condes de Barcelona.

En el sótano y en las dos primeras plantas se concentra la colección de escultura hispánica: desde la antigüedad hasta el siglo XIX. Una de las joyas de la corona es el relieve L’aparició de Jesús als seus deixebles al mar, atribuido al Maestro de Cabestany, obra maestra del románico catalán procedente del monasterio de Sant Pere de Rodes. También está bien representada la escultura del Renacimiento y el Barroco castellano. En menor medida se muestran otras colecciones artísticas durante el recorrido (pintura, orfebrería, mobiliario o tejidos).

En el mismo edificio también se exponen los objetos que había ido colecciones Marès: muñecas, relojes, abanicos, pipas, naipes, daguerrotipos, botes de farmacia, soldaditos de plomo, etc. Es el espacio llamado Gabinete del coleccionista (Marès lo bautizó como Museo Sentimental). El visitante puede recorrer 17 salas, donde se acumulan miles de objetos curiosos y entrañables que reflejan la vida y las costumbres del pasado, especialmente del siglo XIX.

Finalmente, quien quiera adentrarse más en la figura de Frederic Marès puede visitar el estudio biblioteca del artista. Este espacio acoge un conjunto de obras escultóricas de Marès, que él mismo eligió para mostrarlas al público, además de una serie de objetos personales.
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Desde hallazgos arqueológicos del neolítico o la época romana, hasta pinturas contemporáneas pasando por tallas barrocas o pinturas modernas. El Museo Comarcal de Manresa es de temática pluridisciplinar y las colecciones que se exponen se centran en el arte y la historia de Manresa, el Bages y Cataluña.

Forma parte de un proyecto del año 1896 y a finales de los años 70 se constituyó tal como lo conocemos actualmente. Ubicado en el antiguo Col·legi de Sant Ignasi desde 1940, el museo se encuentra dentro de la zona de influencia de Ignacio de Loyola, cerca de la Cueva de Sant Ignasi y de la iglesia gótica de Santa Maria (la Sede). El edificio es un gran edificio construido alrededor de un patio neoclásico.

Durante el recorrido el visitante encontrará con objetos arqueológicos que van desde el neolítico hasta la romanización, una colección de cerámica medieval decorada en verde y morado del siglo XIV o tallas policromadas barrocas de los siglos XVII y XVIII. En 2014 se inauguró un espacio dedicado a Antonio Viladomat gracias al depósito de 12 de obras cedidas por el MNAC.

Merece la pena detenerse en el espacio de arte moderno y contemporáneo donde se encuentra un importante fondo de dioramas y pinturas de Josep Mestres Cabanes, escenógrafo del Gran Teatro del Liceo, y pinturas y grabados de Alfred Figueras. Se dedica una sala a las obras artísticas de la Fundación Artes Garriga-Mir.

El Museo cuenta también con un módulo multisensorial llamado "La Mirada Táctil", un espacio de interpretación táctil para hacer el máximo accesible la visita.
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Una de las colecciones de arte románico catalán más importantes de Catalunya se puede ver en el Museu Diocesà i Comarcal de Solsona, ubicado en el Palacio Episcopal. Además de visitar la época medieval, el visitante podrá hacer un viaje en el tiempo: desde la prehistoria hasta la edad contemporánea.

En la extensa sala de románico destacan, por encima de otras piezas, los elementos arquitectónicos que provienen de los claustros de la catedral de Santa María de Solsona: varios capiteles y una columna historiada por el taller del maestro Gilabert de Tolosa.

Muy destacables son también la muestra de vírgenes de los siglos XII y XIII, grandes ejemplos de pintura mural prerrománica y románica de los conjuntos de Sant Quirze de Pedret y Sant Vicenç de Rus, la pintura sobre tabla de los paneles laterales del altar de la iglesia de Sant Andreu de Sagàs, la tabla gótica con la escena de la Santa Cena de Santa Constanza de Linyà y el retablo de Sant Jaume de Frontanyà.

El Museo Diocesano de Solsona fue creado en 1896 por el obispo Ramon Riu i Cabanes. Los objetivos eran los mismos que los de los otros museos eclesiásticos como el Museo Episcopal de Vic, fundado 5 años antes: preservar el patrimonio de la diócesis y contribuir a la reconstrucción nacional impulsada por la Renaixença catalana. Todo este patrimonio peligró con el estallido de la Guerra Civil, en 1936. Por ello, parte de las obras fueron trasladadas a Ginebra y volvieron a Solsona una vez terminada la guerra. El actual museo es una herencia de la renovación que se hizo en los años ochenta.