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Empúries es el único yacimiento arqueológico de la Península Ibérica donde conviven los restos de una ciudad griega Emporion con las de una ciudad romana, Emporiae. Es también la puerta de entrada de la cultura clásica: 10 siglos de historia que transformaron para siempre los antiguos pueblos íberos que habitaban allí.

El primer establecimiento de los griegos fue en el siglo VI a.C. en una pequeña isla frente a la costa del golfo de Roses (Palaia Polis, ciudad antigua), aunque luego se desplazaron a tierra firme para fundar lo que se conoce como la Neápolis, ciudad nueva. En el año 218 a.C., el puerto emporitano sirvió de punto de entrada a la Península para las tropas romanas en su lucha contra el ejército cartaginés. Entre los siglos VI a.C. y V d.C., Empúries ha sido puerto, enclave comercial, colonia occidental de Grecia, primer campamento romano de la Península, próspera ciudad romana...

Las ruinas griegas actuales pertenecen a la ciudad de época helenística. Durante la visita encontraremos los recintos de Asclepio y Serapis, la pequeña industria donde se elaboraban conservas y salsas de pescado, el Ágora o plaza pública y los restos de pavimento de una sala de banquetes con una inscripción en griego.

De época romana destaca la Domus 1 con los mosaicos que decoraban el suelo, la Insula 30 (zona ocupada por las termas públicas de la ciudad), el Foro, los restos de la Basílica y la Curia y las tabernae o tiendas.

A medio camino del itinerario se puede visitar el museo monográfico de las excavaciones de Empúries que custodia la excepcional escultura original de Asclepio hallada en el yacimiento.

Se trata pues de un espacio privilegiado para entender la evolución del urbanismo griego y romano y un punto de inflexión en la historia de la Península Ibérica. Actualmente es una de las sedes del Museo de Arqueología de Cataluña.

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Tarragona y su entorno conservan vestigios de primer orden de la huella romana en la península ibérica. El conjunto arqueológico de Tarraco fue declarado Patrimonio Mundial el año 2000: el desarrollo urbanístico de la ciudad, así como la densidad y la calidad de los restos, lo convierten en un bien universal e incomparable.

El conjunto arqueológico incluye varios monumentos del siglo III a. C. hasta el VI d. C., que se encuentran en muy buen estado de conservación. Todos ellos son característicos de una capital de provincia como fue la antigua Tarraco. Destacan las murallas como construcción más antigua de la ciudad y ejemplo de ingeniería militar. Del foro, la gran plaza donde se concentraba buena parte de la vida pública, se conserva un tramo del porticado de la basílica y parte de una calle; el resto del conjunto estaría aún bajo la trama de edificaciones modernas existentes.

Elteatro se levantó en un área fuera de la muralla muy cercana al foro aprovechando la pendiente del terreno, como era habitual. Se conservan de forma parcial los tres elementos estructurales que definen un teatro romano: cavea (o grada), orchestra y scaena. En el circo, el espacio donde se disputaban las carreras de carros, se puede apreciar actualmente gran parte de las bóvedas y algunos tramos de gradería, restos de la fachada exterior y del podium, así como algunas de las monumentales puertas de acceso al edificio.

Pero sin duda, el anfiteatro es la construcción más icónica de la huella romana en la ciudad, y completa la trilogía de edificios de espectáculos. Presenta la característica arena -donde se desarrollaban los espectáculos, rodeada por la cavea para acomodar el público; los restos visibles actualmente en la arena corresponden a una basílica y a la iglesia románica de Santa Maria del Miracle (s. XII), construidas en el mismo lugar en que sufrieron martirio los santos tarraconenses Fructuoso, Augurio y Eulogio.

En las afueras de la ciudad, cerca del río Francolí, la necrópolis paleocristiana conforma una de las áreas de enterramiento más extensas de Tarraco: cementerio excepcional, está considerado de los más grandes e importantes de todo el occidente del Imperio romano, con más de 2.000 inhumaciones.

En las proximidades de Tarraco encontramos otras construcciones de gran relevancia como por ejemplo el acueducto de Les Ferreres (Puente del Diablo), el arco honorífico de Barà, el mausoleo de Centcelles, la cantera de El Mèdol o lavilla de Els Munts, entre otros.

Fundada como campamento militar por Cneo Cornelio Escipión, Tarraco prosperó tanto gracias a su situación costera como por su emplazamiento en relación a las vías terrestres hacia el interior peninsular. Así pues, la ciudad se convirtió en colonia romana, cabeza de un conventus -demarcación judicial- y capital de la provincia de la Hispania Citerior o Tarraconense.

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Con un estilo original, fantástico y lleno de imaginación, la Casa Batlló es una de las obras más representativas del arquitecto Antoni Gaudí. Situada en el Paseo de Gràcia de Barcelona e inspirada en la naturaleza, es un prodigio de diseño ornamental y una obra maestra de forma, color y luz. Por todo ello, fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco.

Sin duda, la fachada es el elemento arquitectónico más singular de la Casa Batlló; la combinación de piedra, hierro forjado, trencadís de vidrio y cerámica policromada la convierten en una de las más creativas y originales diseñadas por el arquitecto.

En la parte superior, el tejado tiene forma de lomo de animal con unas grandes escamas tornasoladas. Coronan el conjunto piezas esféricas de grandes dimensiones que parecen crestas y hacen pensar en la figura de un dragón o un animal fantástico similar. Otro elemento destacado de la fachada es la torre coronada por una cruz de cuatro brazos, así como el diseño de temas acuáticos que decora los muros. Los balcones en forma de antifaz y la galería del piso principal simulando huesos son dos atractivos más del edificio.

En el interior destacan, entre otros elementos, el techo del salón principal, los conjuntos de chimeneas de la azotea, la escalera principal y los arcos parabólicos de la buhardilla, que crean espacios diáfanos y ventilados adelantados a su época.

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Consagrado a la cultura del objeto, el Museo del Diseño de Barcelona ofrece al visitante unas colecciones únicas y de eco internacional formadas por más de 70.000 piezas que abarcan, cronológicamente, desde el siglo IV a.C. hasta la actualidad. El objeto y lo que significa para la sociedad es el denominador común de todas las colecciones: desde su concepción, creación y producción hasta su uso según la época.

Contemplar muchas de las piezas del museo es volver al entorno cotidiano: la motocicleta Impala de Montesa, el cartel de la inauguración del Camp Nou o el Cobi olímpico, entre muchos otros, son objetos que apelan directamente a la memoria sentimental del espectador.

El vasto patrimonio de este museo está formado por la integración de las colecciones del Museo de las Artes Decorativas, el Museo de Cerámica, el Museo Textil y de Indumentaria y el Gabinete de las Artes Gráficas.

Pero si el contenido es excepcional, el continente del Museo del Diseño no se queda atrás: el edificio, diseñado por el equipo MBM arquitectos y conocido popularmente como la grapadora, es ya un nuevo icono de la arquitectura contemporánea de la ciudad.

 

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Desde 1992, se ha creado una nueva Barcelona ​​que atrae arquitectos reconocidos y se postula como referente del diseño. En ella destacan la Torre de Collserola, de Norman Foster; L’Auditori, de Rafael Moneo; el TNC, de Ricardo Bofill; o el Puente de Bac de Roda , de Santiago Calatrava.

La Villa Olímpica y el Anillo Olímpico con el flamante Palau Sant Jordi, obra del arquitecto japonés Arata Isozaki, han dado paso a otros símbolos de la Barcelona contemporánea.

Y es que barrios enteros de la ciudad se vinculan a una arquitectura posmoderna, como el 22 @, un distrito de Barcelona dentro del barrio industrial de Poblenou que está creando un nuevo modelo urbanístico basado en la tecnología, la eficiencia y la sostenibilidad. Presiden la zona la Torre Agbar, de Jean Nouvel, y el nuevo Museo del Diseño de Barcelona, ubicado en un singular edificio en la Plaza de las Glorias.

Otro núcleo de modernidad es el corazón de El Raval, en la confluencia del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) y el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Los dos centros recogen la esencia del arte y la cultura del siglo XX y XXI.

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Bajo las aguas de la bahía de Port de la Selva
descansa desde hace más de 2.000 años el Cap de Vol, un
barco romano que naufragó con su carga de vino y que se ha
bautizado con el nombre de la playa donde reposan sus restos. Desde el inicio
los investigadores se dieron cuenta que Cap de Vol no era una nave romana
convencional: las características de su arquitectura naval
eran bastante distintas a otros pecios (barcos sumergidos) de la misma época.

En concreto, el calado de la embarcación (la distancia entre la línea
de flotación y la quilla) es menor que el de otros barcos romanos y su quilla
es poco pronunciada. Estas características lo hacían idóneo para navegar en
aguas poco profundas o en zonas de humedales y por esta
razón, los investigadores creen que se trata de un barco construido por la población
autóctona de la zona.

Cap de Vol transportaba vino almacenado
en ánforas y se cree que hacía el itinerario entre la costa
catalana y la Narbonense. Entre los hallazgos más singulares
se han encontrado una moneda de Arse (Sagunto) y el
tapón de corcho de una de las ánforas.

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¿Cómo era la vida en Cataluña hace 7.000 años? Dar
respuesta a este interrogante es más fácil desde el descubrimiento del
yacimiento de La Draga, en Banyoles. Este poblado neolítico, actualmente negado por las aguas del lago, es uno
de los asentamientos de agricultores y ganaderos más antiguos de Cataluña y un
yacimiento excepcional: es el único de la Península Ibérica
donde se han recuperado intactas herramientas hechas totalmente de
madera
.

En 1994, el Centro de Arqueología
Subacuática de Cataluña (CASC)
comenzó la excavación y los estudios,
unos trabajos que continúan actualmente tanto en tierra como a nivel subacuático.
Las herramientas de madera localizadas son arcos, jabalinas,
palos cavadores, husos, cucharas, agitadores y cuñas, así como mangos, también
de madera, de azuelas, hoces y puntas de flecha. El pavimento recuperado de las
cabañas, donde se cobijaban sus habitantes, ha permitido realizar
la reconstrucción de algunas de estas viviendas prehistóricas.

Actualmente,
el Parque Neolítico de La Draga, situado junto al poblado
lacustre, permite al visitante descubrir la vida cotidiana en el neolítico y
conocer un poco más sus antiguos pobladores. Estos, instalados en los márgenes
del lago, disfrutaron de un hábitat que les ofrecía recursos en
abundancia.

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Construido en 1847 en la Rambla de Barcelona, ​​el
Gran Teatro del Liceo se convirtió desde sus inicios en
símbolo de la emergente burguesía barcelonesa y catalana.

El
origen del Liceo hay que situarlo en el "Liceo Filarmónico Dramático
Barcelona de SM la Reina Isabel II", una organización creada para cubrir
la necesidad de un conservatorio de música en la ciudad. El éxito de la iniciativa
desembocó en la construcción de un nuevo teatro, que se financió mediante
acciones mercantiles
: los palcos y las butacas eran de
propiedad.

En sus más de 150 años de historia ha vivido tres
trágicos accidentes: el incendio de 1861, la bomba
anarquista del 1893, o el devastador incendio de 1994. La última
reconstrucción, que duró cinco años, ha modernizado el edificio manteniendo al
máximo su esencia original. Destacan el Salón de los Espejos y la decoración
con molduras de yeso doradas y policromadas.

Con 2.292
localidades, actualmente es uno de los teatros de ópera más grandes
del mundo
, y cada año se representan más de cuarenta espectáculos de
ópera, danza, recitales, conciertos y espectáculos infantiles.

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Una iglesia barroca, un residencia-convento de
estilo neoclásico... y una cueva. Estos tres elementos conforman la
Cova de San Ignasi de Manresa, un conjunto arquitectónico
convertido en centro de espiritualidad y estampa icónica de la capital
del Bages
.

Situado en el Puig de Sant Bartomeu en
una de las cuevas formadas por la erosión de las aguas de El Cardener, este
conjunto se levantó en el lugar donde la tradición cuenta que San
Ignacio de Loyola
vivió 11 meses meditando y escribiendo parte de sus
Ejercicios Espirituales, entre el 1522 y el 1523.

En la cueva destaca el Relleu del rapte de
Sant Ignasi
, un retablo de alabastro de mediados del siglo XVII,
esculpido por los manresanos Joan Grau, su hijo Francesc y Josep Sunyer.

La iglesia, construida en el siglo XVIII con el diseño
de Josep Moretó, combina un interior discreto donde destaca un altar de la
Santísima, con una fachada barroca rica en elementos y proporcionada en sus
medidas.

Completan el conjunto la residencia-convento
de los jesuitas
, de inspiración neoclásica, y el vestíbulo o
pasillo
que une la iglesia y la cueva, de estilo modernista y
decorado con mármoles, mosaicos, estucos, vidrieras y metales.

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En la vertiente norte de El Pallars Sobirà se ubica Gerri de la Sal, una pequeña villa medieval que aún conserva el recinto cerrado y que destaca por su patrimonio industrial y arquitectónico: el alfolí de la sal y el Monasterio de Santa María.

La explotación de la fuente de sal, que hasta hace poco tiempo fue el principal motor económico de esta ciudad, explica la coletilla en su topónimo. Como testimonio de este pasado industrial, se conserva la Casa de la sal o Real Alfolí de Gerri, el gran almacén donde se extraía, se trataba y se almacenaba la sal desde la Edad Media. Considerado el edificio civil más grande en planta de todo el Pallars, acoge el Museo de Gerri de la Sal.

El interés patrimonial de este conjunto se completa con los restos de una muestra del románico catalán en estado puro: el Monasterio de Santa María, que se encuentra justo delante del pueblo.

Consagrado a la orden benedictina en 1149, en poco tiempo se convirtió en un importante centro evangelizador del Obispado de Urgel y también en uno de los más ricos. Pero a finales del siglo XII los condes retiraron el apoyo al monasterio y tomaron tierras y propiedades. Los problemas económicos y las disputas desembocaron en la despoblación de sus dominios y finalmente se exclaustró en 1835. Del monasterio, ahora solo queda la iglesia con el atrio o pórtico de entrada. En el interior se pueden ver hasta 30 capiteles decorados.