Popular y tradicional | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

Popular y tradicional

T
En muchos pueblos de la cordillera pirenaica todo es posible durante la noche en que celebran las Fiestas del Fuego. Su tradición de orígenes ancestrales reúne a todas las familias y vecindario alrededor de la verbena de San Juan junto a la luz mágica de las hogueras, las fallas, los haros y los brandons.
 
El fuego de las Fallas de los Pirineos arde coincidiendo con el solsticio de verano como símbolo de renovación y de vida. Los y las portadoras del fuego lo descienden desde las montañas mediante las Fallas que ellos mismos han preparado. Así, como una serpiente de luz que desciende por la montaña, el fuego de San Juan llega a la plaza de la villa y enciende la hoguera en torno a la cual el pueblo baila toda la noche.
 
La celebración tiene sus particularidades según la localidad, y es que existen hasta sesenta y tres pueblos entre Cataluña, Aragón, Andorra y el Sur de Francia que comparten esta tradición milenaria. Todos ellos figuran en la Lista de Patrimonio Inmaterial de la UNESCO desde 2015.
Español translation unavailable for L'art de la pedra seca.
Español translation unavailable for Toc manual de campanes.
T
Desde 1979, cada primer fin de semana de julio la Asociación de Raiers del Noguera Palleresa aprovecha el momento del año en que más agua baja por el río para celebrar el Día de los Raiers o la Fiesta de la Maderada Esta jornada sirve para homenajear a este antiguo oficio dedicado al transporte fluvial que ha sido históricamente muy importante en la economía del Pallars.
 
El de raier era un oficio duro y arriesgado, que consistía en transportar la madera de los Pirineos a las tierras llanas del litoral aprovechando la corriente de los ríos, mediante los rais. La gran fiesta popular que les recuerda comienza, precisamente, con la construcción de esta embarcación tradicional: los troncos –colocados uno junto al otro–, los travesaños de roble, las redortas de abedul, los timones y los dos remos que permitirán dirigir la balsa. Finalmente, se planta la morada donde se cuelga el fato, es decir, la ropa seca, la comida y la bota de vino.
 
El domingo por la mañana tiene lugar el plato fuerte de la fiesta: la bajada de las balsas por el Noguera Pallaresa. A partir de las 11 h, los raiers, vestidos de época, cubren el tramo de cinco kilómetros entre la Presa de la Llania y el Puente de Claverol. En las orillas del río se reúne multitud de gente y a la llegada no falta la música ni la tradicional comida de hermandad para cerrar la jornada.
 
Un nuevo motivo de celebración llegó en 2022, el año en que el oficio de almadiero fue incluido en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. La candidatura, presentada conjuntamente por los gobiernos de Austria, Chequia, Alemania, Letonia, Polonia y España, destacaba la cohesión social ligada a la tradición raiera, el uso sostenible de la madera y del agua, la pervivencia de las técnicas artesanales y la relación entre las comunidades y la naturaleza.
T
La criba (garbella, en catalán) era un antiguo impuesto que se cobraba sobre ciertos artículos de primera necesidad y, por extensión, también se utilizaba para designar los almacenes donde se guardaban estos productos. La Garbella es precisamente como se conoce la masía del siglo XVIII, en el centro de Arbúcies, donde se encuentra el Museo Etnológico del Montseny (MEMGA) en la Gabella, un nombre que marca un pasado histórico vinculado a las personas y al territorio. El MEMGA, inaugurado en 1985, se dedica a la conservación, difusión, investigación y exposición del patrimonio cultural del macizo del Montseny.

La visita a las instalaciones pasa por tres espacios. La planta baja está dedicada a los primeros pobladores y muestra la evolución de las formas de vida en el Montseny: prehistoria, mundo íbero, romanización y Edad Media. El visitante hace un recorrido por la historia donde se va encontrando objetos representativos (algunos originales, otras reproducciones). Dedica una sala al castillo de Montsoriu (siglo XIV) con una selección de materiales recuperados durante las intervenciones arqueológicas. Una gran maqueta de la fortificación preside el espacio.

La primera planta se centra en la sociedad tradicional de autoabastecimiento, que se basaba en la agricultura, la ganadería y la explotación forestal y estaba estructurada alrededor de los cortijos, pilar económico del siglo XIX en el Montseny, hasta la industrialización. Precisamente, la última planta del museo está dedicada a los cambios que produjo la llegada de la industria en la zona. Dentro de las colecciones del museo cabe destacar las muestras de oficios artesanales y de la primera industrialización.
T

Trabajo en equipo, esfuerzo y espíritu de superación. Estos son los valores que encarnan los Castells, una práctica cultural con más de 200 años de historia y declarada en 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

Los datos más antiguos de estas torres humanas se remontan al siglo XVIII: las torres formadas por dos o tres personas eran la culminación del Baile de Valencianos, propio de las fiestas mayores de las comarcas de Tarragona. Cuando estas construcciones se independizaron del resto del baile nacieron los Castells como exhibición con carácter propio.

Su popularidad ha vivido diferentes etapas. Tras consolidarse en el siglo XIX, con castillos de hasta nueve pisos de altura, su práctica decayó a inicios del siglo XX, y resurgió durante la década de los 60.

La época dorada de los Castells se produjo a partir de los años 90 y hasta la actualidad. Han contribuido a ello la creación de nuevas "colles" de perfil joven y multicultural, el logro de nuevas y espectaculares construcciones, y la retransmisión de las exhibiciones de Castells por televisión.

Actualmente se contabilizan cerca de 100 "colles" y más de 12.000 "castellers", superando los 16.000 castillos levantados cada año.

T

Durante la Semana de Corpus la capital de El Berguedà se transforma con la celebración de La Patum, una fiesta popular única en Cataluña que se ha mantenido prácticamente sin interrupción desde el siglo XV.

El origen de esta tradición, que en 2005 fue inscrita por la UNESCO en la Lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, se remonta a los entremeses, representaciones parateatrales que formaban parte de las procesiones medievales del Corpus.

Los días centrales de la celebración son el jueves y el domingo. Durante el mediodía La Patum es más reposada y solemne, mientras que por la noche es más festiva y participativa. Los principales personajes y momentos de la fiesta son el tambor, los turcos y caballitos, las mazas, la guita, el águila, los enanos viejos, los gigantes, los enanos nuevos, los plens (diablos) y el tirabol (comparsa final).

El momento culminante de La Patum son los plens, que convierten la plaza Mayor de Berga en un infierno de fuego. Los principales protagonistas de la fiesta bailan siguiendo el ritmo del tambor y de la música que Joaquim Serra compuso a finales del siglo XIX.

T

Pan, vino y aceite. La esencia de la dieta mediterránea, compartida por íberos, celtas, griegos, romanos, bárbaros y árabes se basa en este tridente. Una combinación de alimentos sencilla, variada y equilibrada que a lo largo de los siglos, y sin perder la identidad propia, se ha ido enriqueciendo con la aportación y el mestizaje de culturas milenarias.

Así, desde Oriente Próximo y Medio llegaron los cereales, las legumbres y muchas frutas y verduras como la zanahoria, la cebolla o la manzana. Desde Europa, la col o los espárragos. Del Lejano Oriente, los garbanzos o la berenjena. Del Sudeste asiático y Oceanía, el arroz, la pimienta o la caña de azúcar. De África , el melón. De América, la patata o el tomate.

La existencia de esta alimentación se debe, en buena parte, a las características del territorio, seco y accidentado de la cuenca del Mediterráneo, donde el olivo, la vid y los cereales se adaptan a la perfección. Huertas y pequeños bosques complementan el paisaje, junto con un clima cálido.

Desde 2010 la dieta mediterránea es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Una de las motivaciones de la candidatura, presentada conjuntamente por España, Grecia, Italia y Marruecos, era proteger este saludable modelo alimentario frente a los cambios socioculturales fruto de la globalización.

T

En la orilla este del Lago de Banyoles, entre el paraje de Els Desmais y La Caseta de Fusta y siguiendo el paseo ajardinado, destacan unas construcciones singulares: las pesquerías.

La construcción de estas plataformas de pesca se inició en el siglo XIX y duró hasta 1931, cuando el Ayuntamiento prohibió edificar más. Originalmente eran sencillas y fueron sofisticándose con el paso del tiempo. De la forma funcional se pasó a grandes estructuras más anchas con capacidad para más barcas, símbolo de prestigio social y económico.

Como consecuencia del auge de la burguesía catalana y la práctica de deportes acuáticos, las pesqueras fueron objeto de reformas a lo largo de todo el siglo XX, tanto para aumentar la capacidad de almacenamiento, como para alojarse en ellas.

Actualmente sólo pueden verse desde el exterior ya que son de titularidad privada.

T

En plena Edad Media, el pueblo compagina las prácticas cristianas con rituales de origen pagano. Como reacción, nace la festividad del Corpus Christi, una nueva celebración en honor al Santísimo Sacramento que con el tiempo perderá parte del carácter religioso y se convertirá en un acontecimiento social y festivo.

Las primeras celebraciones del Corpus en Cataluña son las de Barcelona (1320), Manresa (1322), Vic (1.330), Tortosa (1330), Solsona (1331) y Bagà (1333). La fiesta se centra en la procesión, con el desfile triunfal del Santísimo Sacramento por las calles y plazas de pueblos y ciudades.

La jerarquía y el protocolo, vitales en la organización del Corpus institucional, conviven con los entremeses. La cristianización de elementos paganos busca moralizar y educar a los que observan el cortejo, pero el carácter lúdico se acaba imponiendo al aleccionador. Esto facilita la aparición de los "bullicios" del Santísimo Sacramento, origen de La Patum de Berga.

Otros elementos característicos del Corpus son L’ou como Balla, un huevo vacío que se eleva como por arte de magia en el manantial de agua de una fuente, y las alfombras de flores, obras de arte efímeras pisadas por la procesión que perviven todavía en municipios como Sitges, Arbúcies o La Garriga.