En la orilla del río Gaià encontramos el monasterio de Santes Creus, el que fue el centro de una de las señorías monásticas más extensas e influyentes de la Corona de Aragón. Con una arquitectura sólida, grave y austera, la abadía refleja el modelo canónico de los monasterios del Cister (junto con Vallbona de les Monges y Poblet). Visitar Santes Creus es revivir un tiempo en que la pureza y el alejamiento del mundo se concretaban en un punto bien anclado en la tierra.
Fundado en 1160, el momento álgido de Santes Creus fue entre los siglos XIII y XIV, por su estrecha relación con la nobleza y el linaje real. Los reyes Pedro III de Aragón y Jaime II el Justo y su esposa Blanca de Anjou fueron mecenas del monasterio y escogieron ser enterrados aquí, en dos mausoleos góticos junto al altar mayor. El estudio y restauración del panteones reales, en 2010, permitieron descubrir los restos de Pedro III de Aragón y Blanca de Anjou, los únicos reyes de la Corona de Aragón los restos de los cuales se han mantenido intactos.
La planta del monasterio organiza los espacios en función de las necesidades de la comunidad. La iglesia, abierta al culto en 1225, es un ejemplo de la transición del románico al gótico. Aunque ofrece sensación de ligereza y grandiosidad, es un templo sólido y austero. Contrasta con el esplendor del claustro, del siglo XIV, el primero de estilo gótico de la Corona de Aragón.
Pablo Picasso y Barcelona tenían una conexión especial. Vivió en ella durante su infancia y juventud. Por ello, optó por esta ciudad para abrir en 1963 el primer museo Picasso del mundo y el único creado en vida del artista. Su principal patrimonio es la colección más completa de obras de juventud formada por más de 4.000 elementos. Por eso el Museo Picasso de Barcelona se ha convertido en el centro de referencia para conocer la primera etapa artística de Picasso.
La mayoría de las obras que se pueden ver en el museo datan de 1890 a 1917. El recorrido comprende pinturas de la etapa infantil y escolar (Hombre con boina), de la época de formación en Barcelona, Horta de Sant Joan y Madrid (Ciencia y caridad), de su paso por París (El diván), de la época azul (El loco) y de la época rosa (Arlequín).
Entre las pinturas posteriores a 1917, destaca la serie de Las Meninas, del año 1957, un conjunto de 58 pinturas que analizan la obra maestra de Velázquez. También encontramos la colección de grabados y litografías y la de cerámica.
Toda esta muestra de arte vanguardista reposa en el interior de cinco grandes palacios de la calle de Montcada, que datan de los s. XIII-XIV y son una excelente muestra del gótico civil catalán.
Construido sobre una atalaya privilegiada, el castillo medieval de Miravet es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de la Orden de los Templarios en Europa. Edificio religioso y militar de origen árabe, sigue el estilo defensivo de los castillos de Tierra Santa, con unas majestuosas murallas que se alzan sobre el río Ebro.
El año 1.153 es conquistado por los cristianos y Ramón Berenguer IV lo cede a Pere de Rovira, maestro de los templarios en Hispania y Provenza, que lo reconstruye y convierte en uno de los principales centros de poder cristiano en la Península Ibérica.
La uniformidad de la construcción muestra que los templarios levantaron el edificio en relativamente poco tiempo. Los vestigios de la antigua fortaleza andalusí están presentes en los tramos bajos de la muralla y en parte de las construcciones del recinto superior.
Además del castillo, Miravet es una ciudadela amurallada con construcciones a diferentes niveles. Sus formas son contundentes y austeras y, a modo de colmena medieval, dentro de las murallas la comunidad disponía de todo lo necesario para vivir.
Más allá de las especulaciones sobre si la construcción era un mausoleo o una villa durante la época romana, el conjunto romano de Centcelles (Constantí) es único por sus mosaicos del siglo IV. Testimonio arquitectónico excepcional de época tardorromana en Cataluña, desde el año 2000 está incluido en el conjunto de monumentos de la antigua Tarraco declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Los restos más antiguos de Centcelles corresponden a un pequeño edificio rural de los siglos II-I a.C., que más tarde se convierte en una magnífica villa con un conjunto de baños. El espacio más destacado es la estancia circular cerrada con una cúpula donde se encuentran los mosaicos. Estos son considerados los mosaicos de cúpula de temática cristiana más antiguos del mundo romano y son excepcionales por su buen estado de conservación. Se representan varias escenas, organizadas en tres áreas: una cacería en la parte inferior, escenas bíblicas del Antiguo y el Nuevo Testamento en la parte central y figuras de las cuatro estaciones en la parte superior.
A partir del estudio de estos mosaicos y las pinturas murales, se podría pensar que la villa se convirtió en un mausoleo. Sin embargo, su interpretación es aún incierta. Las primeras tesis de los investigadores apuntaban que los mosaicos hacían referencia a la tumba de Constancio, hijo del emperador Constantino el Grande. Búsquedas más recientes, en cambio, consideran que Centcelles fue la villa tardorromana de un personaje destacado de la jerarquía eclesiástica o civil.
El antiguo Molí de la Vila de Capellades, uno de los más importantes de Cataluña y del Estado, es hoy el Museu-Molí Paperer. Su misión es doble: por un lado, difundir el patrimonio histórico e industrial de esta actividad desde el siglo XIII y hasta principios del XX; por otro, dar continuidad a la actividad artesanal del papel hecho a mano.
En los siglos XVIII y XIX un entorno bien comunicado y con abundancia de agua convirtieron a Capellades en la capital del papel, con nombres ilustres como los Soteras, los Romeu, los Guarro, los Serra y los Romaní. La altísima calidad de sus productos fue apreciada por clientes del país y también por las colonias de ultramar.
Las herramientas, maquinaria, carátulas, tampones de madera y diferentes variedades de papel expuestas en el museo son los testigos de esta tarea industrial. A estos objetos hay que sumarle la conservación y nuevo uso de los molinos, y la numerosa documentación sobre la tecnología y el arte del papel.
Integrado en la red del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña, durante los últimos años el Museo Molino se ha convertido también en punto de encuentro de profesionales que exploran las posibilidades del papel como materia artística.
El Monasterio de Sant Pere de Rodes se levanta en una de las cimas de la sierra de Rodes, una cadena en primera línea de mar al norte del Alt Empordà. Es uno de los numerosos testigos de la arquitectura románica catalana, pero quizás es uno de los más sofisticados arquitectónicamente.
Desde el siglo XI al XIV fue el principal centro espiritual del condado de Empúries y su esplendor se muestra en las grandes dimensiones del conjunto monacal. Este está formado por la iglesia, el campanario, el claustro, las sacristías, las dependencias convencionales para vivir y el palacio del Abad.
El monasterio está construido en terrazas para adaptarse el terreno y los diversos edificios se organizan en torno al claustro y la iglesia, levantada entre los siglos X y XI. En estos dos edificios se puede apreciar una muestra excepcional de la escultura románica: las columnas (originales de la antigüedad) y los capiteles que las coronan nos hablan de la marcada influencia clásica que tiene esta singular iglesia.
En el exterior, la portalada, a cargo del Maestro de Cabestany, mostraba diferentes escenas de la vida de Cristo esculpidas en mármol blanco. Los escasos fragmentos que han llegado hasta nosotros nos dan muestra de su extraordinaria calidad, probablemente una de las mejores de su época.
Desde el monasterio se puede disfrutar de una de las mejores vistas del Cap de Creus. Poco antes de llegar, se encuentran los restos del pueblo medieval de Santa Creu de Rodes, entre los que destaca la iglesia de Santa Helena de Rodes.
En 1900, el empresario Eusebi Güell encargó a Antoni Gaudí la construcción en las afueras de Barcelona de una urbanización para familias acomodadas con sesenta viviendas unifamiliares. A pesar de la modernidad del proyecto, fue un fracaso comercial que obligó a sus promotores a paralizarlo en 1914. En la actualidad es uno de los parques públicos más importantes de Barcelona.
Gaudí experimentó con formas arquitectónicas estrechamente relacionadas con el paisaje y la naturaleza. La parcela escogida, casi sin vegetación, era pedregosa y con acusadas irregularidades en el terreno. Gaudí potenció estas particularidades con la creación de caminos sinuosos o el uso de materiales del lugar, como las propias piedras, para construir espacios cubiertos y porches soportados por columnas inclinadas.
Quizás la parte más espectacular del parque es la doble escalinata con una monumental fuente central en forma de dragón, toda ella cubierta de trencadís de colores (obra de Jujol). La doble escalera conduce a una amplia superficie cubierta que, proyectada como un gran mercado, se sustenta en 86 majestuosas columnas de estilo dórico. El techo está ornamentado por coloristas medallones. Por encima de este espacio se ubica una gran plaza, delimitada por un largo banco que dibuja una original trayectoria serpenteante.
En la casa que se construyó como muestra de las viviendas de la futura urbanización, denominada Torre Rosa en referencia a la Virgen del Rosario, Antoni Gaudí vivió desde 1906 hasta 1925.
Estrategia militar y culto religioso se unen en el pico más alto de Cardona. Desde el siglo IX el castillo y la colegiata de Sant Vicenç dominan la comarca y controlan las salinas. Es durante la Guerra de Sucesión, cuando se convierten en un símbolo de la resistencia de los seguidores del archiduque Carlos ante los defensores de Felipe de Anjou: el castillo es la última fortaleza que se rinde a las tropas borbónicas y cae después de la capitulación de Barcelona el 18 de septiembre de 1714.
El conjunto medieval se divide entre los pabellones señoriales y la canónica de Sant Vicenç. El castillo se levanta en el 886 bajo las órdenes del conde de Barcelona, Guifrè El Velloso, pero no se completa hasta unos siglos más tarde. Los elementos más destacados del primer edificio del siglo IX sólo queda la Torre de la Minyona. Durante la primera mitad del siglo XI se construye dentro del recinto de la iglesia de Sant Vicenç, un imponente edificio, de las mejores muestras del primer románico catalán.
Gran ejemplo de fortificación militar medieval, entre los siglos XI y XV el castillo es la residencia de los señores de Cardona, pero con el tiempo pierde su función residencial y gana importancia estratégica. A partir del siglo XVII, la fortaleza actualiza su sistema de defensa con una corona de baluartes.
A pesar de ser uno de los más emblemáticos, Cardona no es el único escenario vinculado en la Guerra de Secesión. La Ruta 1714, impulsada como parte del programa de actividades del Tricentenari, incluye 10 emplazamientos, como El Born de Barcelona, la Universidad de Cervera o la casa-museo Rafael Casanova, entre otros.
La Torre Glòries, anteriormente denominada Torre Agbar, es un moderno edificio de oficinas situado en la entrada del 22@ (el distrito tecnológico de Barcelona), modifica desde 2005 el skyline de la ciudad. Es obra del arquitecto francés Jean Nouvel, que se inspira en las imágenes de un géiser, de la arquitectura de Gaudí y de la montaña de Montserrat. Un faro contemporáneo que atrae el interés de los barceloneses y los turistas a partes iguales.
Levantada a partir de dos cilindros de hormigón de planta elíptica, uno en el interior del otro, la Torre Agbar mide 142 metros de altura y está recubierta por dos "pieles". La más interna es una plancha de aluminio lacada con tonos tierra, azules, verdosos y grises. La más externa es un muro transparente y translúcido compuesto por unas 60.000 láminas de vidrio. Gracias a esta doble fachada se crea una cámara de aire que permite que el calor del edificio se reparta facilitando la ventilación. Los cristales utilizados son piezas de brie-soleil, un sistema que controla los rayos de sol en función de la temperatura exterior.
Estas características hacen de la Torre Agbar un edificio original, inteligente y sostenible, los tres pilares en que se sustenta el proyecto de Nouvel. Destaca especialmente las noches del fin de semana, cuando los 4.500 puntos de luz LED (el sistema menos contaminante y más eficiente) encienden la fachada de colores.
Símbolo de la ciudad, la Catedral de Girona es un edificio imponente, situado en el punto más elevado de la población y con una característica singular: su única nave es la segunda más grande del mundo (sólo superada por San Pedro del Vaticano). Pero el templo esconde muchas joyas más allá de sus dimensiones. En lo alto de una espectacular escalinata con 90 escalones hay un compendio de 5 siglos de historia.
Pies románicos, cuerpo gótico y cara barroca. Esta es la apariencia actual de la Catedral de Girona. La torre de Carlomagno, el claustro y la sacristía son lo único que queda de la primera construcción románica, de mediados del siglo XI. El claustro es uno de los más importantes de Cataluña gracias a su riqueza escultórica.
Entre los siglos XIV y XVIII se construye la iglesia, de grandes dimensiones, dedicada a Santa María. La primera piedra de la fachada de la catedral se coloca en 1606, pero no se acaba hasta entrado el siglo XX. La dilatación en el tiempo determina una estructura entre barroca y clasicista.
Adosado a la iglesia encontramos el Tesoro de la Catedral donde destacan dos piezas de gran valor artístico: el Tapiz de la Creación (uno de los escasos testimonios textiles románicos) y el Beato de Girona (una copia del siglo X del Comentario del Apocalipsis realizado por Beato de Liébana, con más de 100 miniaturas a página entera).