Arquitectura | Page 3 | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

Arquitectura

T
Cadaqués era un sencillo pueblo de pescadores aislado en el Cap de Creus (Alt Empordà), que se convirtió en destino turístico privilegiado a principios del siglo XX. Las calles inclinadas de origen medieval, las fachadas encaladas, la bahía y el paisaje de olivos que lo rodea, definen un conjunto monumental donde todo parece poco habitual. Por eso no es extraño que atrapara al más surrealista de los artistas catalanes, Salvador Dalí, que se estableció en Portlligat.

El primer documento que se tiene sobre la existencia de Cadaqués data de inicios del siglo XI. De la antigua ciudad fortificada y del castillo actualmente sólo se conserva una torre, es Baluard, y un portal de arco rebajado que daba a la playa, ya que en 1444 los piratas incendiaron la villa casi en su totalidad.

Entre los siglos XVII y XVIII se edificó la iglesia parroquial de Santa Maria, de estilo gótico con elementos barrocos, que hoy corona el pueblo. Comenzaba entonces un periodo de prosperidad gracias al comercio con América y el cultivo de la vid y el aceite. De ese momento son los edificios neoclásicos del Casino l’Amistat y la Casa Rahola.

A principios del siglo XX, Cadaqués se abre a veraneantes acomodadas de Barcelona y Girona. De esta época son los edificios modernistas de la Casa Serinyana (1910) y la Casa Puente (1929). En los años 60 se construyen nuevos edificios de estilo racionalista - las casas de Harnden i Bombelli y la Casa Milà i Correa- que combinan la arquitectura popular con las nuevas tesis de la arquitectura contemporánea.

Cadaqués ya no es un pueblo aislado, pero sigue teniendo el aire bohemio que la hizo famosa durante todo el siglo XX. Nombres como Eugeni d'Ors, Santiago Rusiñol, Federico García Lorca, Truman Capote, Picasso, Chagall o Miró se sintieron atraídos por esta joya de la Costa Brava.
T
Horta de Sant Joan, el pueblo de Tierra Alta que inspira un joven Picasso marcándolo para siempre, es una villa que nace sobre un relieve accidentado en un paisaje privilegiado, entre la sierra de los Pesells y el Parque Natural de Els Ports.

Los orígenes de la población de Orta (como se conocía el municipio hasta el siglo XIX) se remontan a muchos siglos atrás. Los indicios arqueológicos hablan de un asentamiento del pueblo íbero de los ilercavones en la parte más alta del pueblo, mientras que en el conjunto montañoso de las Rocas de Benet estaba la población romana de Bene. En el siglo VIII los musulmanes conquistan la zona y los cristianos la reconquistan el siglo XII. En esta época Horta contaba con un castillo y un recinto amurallado, donde nació la villa medieval que ha llegado hasta la actualidad.

Aún se conservan los callejones estrechos y concéntricos que rodeaban el desaparecido castillo. El itinerario por el centro histórico permite contemplar varios edificios góticos (la iglesia parroquial de Sant Joan Baptista), renacentistas (el ayuntamiento, la Casa Clúa, la Casa Pitarch o la Casa del Delme) y disfrutar de magníficas vistas sobre la montaña de Santa Bárbara.

En 1898, Pablo Picasso con solo 16 años fue invitado a Horta por su compañero de estudios Manuel Pallarès para terminar de curarse de la escarlatina. Aquí comenzó una relación del artista con el municipio que le acompañó toda la vida

11 años más tarde, cuando Picasso ya era un artista consolidado, volvió a la villa con su compañera Fernanda Olicer. Fruto de esta segunda estancia son las obras cubistas como La Fàbrica o  La Bassa, donde el artista refleja las calles y los alrededores de Horta. En 1992 se creó el Centre Picasso, ubicado en el antiguo hospital del pueblo.
T
¿Quieres sentirte cómo si pasearas por unos jardines ingleses, frondosos y aparentemente anárquicos? Esta es la sensación que ofrece el Parc Nou d’Olot, que abrió sus puertas en 1943, cuando la finca señorial se convirtió en parque municipal. Entre otras cosas, se puede visitar un pequeño robledal natural de roble carvallo que ha sido catalogada como arboleda monumental y tiene árboles de más de 150 años y 25 metros de altura.

Dentro del recinto del Parc Nou existen hoy una veintena de especies vegetales. Esta gran diversidad y la necesidad de preservar el robledal de roble carvallo llevaron a la creación del Jardín Botánico de Vegetación Natural Olotina en 1986. El conjunto permite observar la complejidad de la vida del bosque húmedo. En mayo de 2005 se abrió al público el jardín de plantas medicinales de la Garrotxa.

Dentro del parque se encuentra la Torre Castanys, conocida también como Casa Sureda, un edificio modernista que acoge un centro de información del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa y el Museu dels Volcans. Este último explica, a través de maquetas y tecnología interactiva, los fenómenos sísmicos y vulcanológicos tan importantes en la comarca, un simulador de terremotos único en Cataluña.
T
Ubicado estratégicamente en la cima de la montaña de Montjuïc, el castillo bautizado con el mismo nombre es una construcción defensiva imponente que responde al modelo de fortificaciones en forma de estrella. Su aspecto actual se debe a la reforma de las antiguas instalaciones realizada por el ingeniero militar Juan Martín Cermeño durante el siglo XVIII.

Más allá de su arquitectura, el castillo de Montjuïc ha sido escenario de numerosos episodios sangrientos y represivos a lo largo de sus 400 años de historia. Actualmente, el recinto es propiedad de la ciudad y se ha convertido en un símbolo de Barcelona.

Los orígenes del castillo se remontan a 1640, en plena Guerra dels Segadors, cuando se levantó un pequeño fortín en torno a una antigua torre de vigilancia. Era el inicio de la militarización de la montaña, que ha marcado su historia hasta mediados del siglo XX.

Esta pequeña fortificación inicial fue reformada y modernizada en profundidad por Juan Martín Cermeño. Terminada la Guerra de Sucesión (1701-1714), el castillo pasaba a titularidad monárquica y se establecía una guarnición permanente. Junto con la Ciutadella, Montjuïc se convertía en el guardián de la ciudad de Barcelona.

La intervención supuso el derribo del fortín original y la construcción de los nuevos edificios sobre una planta trapezoidal irregular adaptada a la topografía de la montaña, con cuatro baluartes en los extremos y un camino cubierto perimetral. Cermeño terminó de "modernizar" las instalaciones dotándolas de servicios, cisternas y ordenó también la construcción del foso.

A lo largo del siglo XIX el castillo volvió a tener protagonismo militar como represor de los movimientos insurreccionales en la ciudad. Hasta 3 veces se bombardeó Barcelona desde la fortaleza (1842, 1843 y 1856), que se utilizó para encarcelar sindicalistas, anarquistas y revolucionarios, igual que durante la Semana Trágica de 1909. Con la Guerra Civil Española el espacio tuvo los mismos usos en manos del gobierno republicano. Posteriormente, el castillo se convirtió en lugar conmemorativo de los vencedores de la guerra, prisión militar y escenario de consejos de guerra (el de mayor trascendencia política fue el fusilamiento del presidente Lluís Companys).

Se convirtió en museo militar en 1963. Finalmente el castillo pasó a titularidad municipal en 2007, cerrando definitivamente las puertas del museo y recuperando el espacio para la ciudad.
T
Apéndice natural de La Rambla, la Reial es una de las plazas más emblemáticas de Barcelona. Levantada a mediados del siglo XIX para esponjar el Barrio Gótico, se trata de un espacio claro, limpio y diáfano que se hace un hueco entre la alta densidad de edificios del casco antiguo de la ciudad.

Francesc Daniel Molina es el autor del proyecto arquitectónico, inspirado en el estilo de las plazas neoclásicas francesas del siglo XVII. La construcción comenzó en 1848 en un espacio anteriormente ocupado por un convento capuchino. La plaza quedó rodeada por un conjunto de edificios idénticos que se elevaban sobre arcos de medio punto: encima, dos pisos principales enmarcados por un orden gigante de pilastras corintias; el 3º y último piso retirado hacia dentro, formando un ático y rematado por una cornisa con balaustrada.
Los pórticos y las fachadas están decorados con motivos de terracota helenizantes, bustos de navegantes, escudos sostenidos por niños indios y bustos de exploradores americanos, siguiendo las directrices del neoclasicismo en una época en la que España ya había perdido todas las colonias americanas continentales. Bajo los arcos se sitúan los comercios, en un espacio que queda resguardado gracias a los porches con bóveda catalana.

El centro de la plaza está presidido por la fuente de las Tres Gràcies, un conjunto de hierro fundido estándar fabricado en los talleres Durenne de París, rodeado por dos farolas de 6 brazos, obra temprana de Antoni Gaudí. En el centro de la plaza y colocadas de forma irregular, destacan las emblemáticas palmeras de diferentes alturas. Estos últimos elementos dan a la Plaça Reial su fisonomía característica.

Pensada originalmente para la burguesía de la época, la Plaça Reial ha sido a lo largo de su historia uno de los epicentros de la bohemia canalla de Barcelona.
T
En la Plaça Gran de Granollers, sobre una plataforma de piedras, se levantan quince columnas cubiertas por un tejado de cuatro vertientes con las aristas cubiertas de tejas esmaltadas verdes. El que es el monumento más emblemático de Granollers fue construido entre 1586 y 1587 como una lonja de grano. Hoy se ha convertido en el centro neurálgico de la ciudad.

El proyecto inicial se atribuye al maestro de obras Bartomeu Bruflat y costó 520 libras barcelonesas, según el contracto con la universidad granollerense. Al inicio se utilizó durante el mercado agrícola para cubrir el trigo que se vendía. En 1872 se rodeó con unas rejas y se construyeron paradas en el interior. Hizo su función de mercado general hasta que en 1938 un bombardeo de la aviación franquista dejó la Porxada muy deteriorada. Cuando terminó la guerra en 1939 se reconstruyó sin las rejas ni las paradas, dejando las columnas a la vista como cuando se concibió.

En la esquina sur-occidental de la Porxada, justo delante del ayuntamiento de Granollers, encontramos la Pedra de l’Encant, un bloque de gres rojo que seguramente servía para hacer los encantes públicos (subastas) de productos agrícolas y ganaderos. La leyenda dice que esta piedra la arrastró una riada hasta la Porxada y que estará allí hasta que otra riada se la vuelva a llevar.
T
En Cataluña, el gótico duró más tiempo que en otras regiones vecinas. Por tanto, las muestras de arquitectura renacentista son más bien escasas. Uno de los primeros edificos de este estilo que se conservan en Cataluña es el Ayuntamiento de Arnes (Terra Alta). La prueba está en el friso de las seis ventanas principales donde se puede leer, consecutivamente, una inscripción con la fecha de construcción “1584” y el nombre de Joan Vilabona de Queretes.

El edificio, totalmente exento, cuenta con una  entrada porticada. El primer piso está delimitado por las seis ventanas con lindes y medias columnas jónicas adosadas, donde mejor se puede ver la influencia renacentista. Finalmente cierra el conjunto un segundo piso con una galería corrida, actualmente cegada. A pesar de su austeridad, destacamos algunos detalles como las gárgolas o el escudo de armes en una dovela de la puerta central.

El interior está modificado, pero ya no quedaba nada del original del siglo XVI. Desapareció en 1835, durante las guerras carlinas, cuando el edificio fue incendiado.
T
En 1927, el coronel zarista exiliado Nicolai Woevodsky y su esposa Dorothy Webster, aristócrata inglesa aficionada a la decoración, buscaban un lugar paradisíaco en el Mediterráneo donde establecerse. Cerca de Calella de Palafrugell, sobre un acantilado de Cap Roig, construyeron un castillo que les ligaría a este sitio el resto de su vida (hasta pidieron ser enterrados allí). El edificio estaba rodeado por un idílico jardín botánico, considerado uno de los más importantes del Mediterráneo.

El propio Nicolai diseñó la mansión, de estilo neomedieval (imitando el monasterio de Poblet), que se empezó a construir en 1931 y se acabó en 1975. Popularmente se conoce como “Cal Rus”, por el origen de su propietario. Aun así, el matrimonio vivió siempre en la finca que da al acceso del jardín botánico. Éste es el principal legado de Dorothy Webster. Ella y un equipo de jardineros de la zona se encargaron de condicionar las 7 hectáreas de terreno para poder plantar diferentes especies. En 1935 eran más de 500 entre flora mediterránea, tropical y subtropical.

Cuando el matrimonio murió, la finca paso a la Fundación Caixa Girona y luego a la Obra Social “la Caixa”, que ha convertido el terreno en un parque de esculturas de artistas contemporáneos con obras de Jorge Oteiza, Jaume Plensa o Xavier Corberó. Cada verano estos jardines acogen un prestigioso ciclo de conciertos: el Festival Jardins de Cap Roig.
T
Arquitecto, historiador del arte, político y arqueólogo, Josep Puig i Cadafalch fue un personaje polifacético. Su trayectoria impregnó culturalmente y políticamente la historia de Cataluña entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX: entre el modernismo y el novecentismo

Nació en Mataró en 1867. Tras estudiar arquitectura y ciencias exactas, y de trabajar como arquitecto municipal de su ciudad natal, proyectó un gran número de obras por todo el territorio catalán, especialmente en Barcelona y el Maresme. En Barcelona destacan la casa Martí –Els Quatre Gats–, la casa Amatller, la casa Macaya, la casa Trinxet –ya desaparecida–, la antigua fábrica textil Casarramona –actual sede del CaixaForum–, las columnas con capitel de estilo jonico a los pies de Montjuic, que evocan las cuatro barras de la señera, o la casa de las Punxes, seguramente su obra más conocida popularmente. También diseñó la casa Coll i Regàs de Mataró –era su residencia estival– y la masía el Cros dels Garí, en Argentona. En Sant Sadurní d’Anoia, Puig i Cadafalch construyó las famosas Caves Codorniu.

A parte de su faceta de arquitecto, Puig i Cadafalch se especializó en el estudio del arte románico catalán y europeo, materia sobre la que publicó numerosas obras, e impartió clases en escuelas y universidades de Europa y América del Norte. Entre las más importantes destacan L’arquitectura romànica a Catalunya, La geografia i els orígens del primer art romànic L’escultura romànica a Catalunya. A partir del 1908 impulsó y dirigió las excavaciones de Empúries, a través de la Junta de Museus, hasta el 1923. Fue el fundador del Institut d’Estudis Catalans, el año 1907, y, posteriormente, lo presidió, a la vez que impulsó su recuperación desde la clandestinidad bajo la dictadura franquista. 

Puig i Cadafalch fue también un destacado político catalanista alineado con el conservadurismo de la Liga Regionalista y desde estas posiciones tuvo otras responsabilidades de gobierno. Fue elegido regidor del Ayuntamiento de Barcelona (1901-1905), diputado a las Cortes del reino de España (1907-1909), diputado provincial para Barcelona y presidente del gobierno de la Mancomunitat de Cataluña después de la muerte de Enric Prat de la Riba hasta la dictadura de Primo de Rivera (1917-1923). A partir de entonces abandonó las responsabilidades gubernamentales y situó su actividad política en un segundo término. En 1936, con motivo de los hechos revolucionarios sucedidos al inicio de la Guerra Civil, tuvo de exiliarse a Francia y, al volver, en 1942, el régimen franquista le prohibió ejercer de nuevo como arquitecto. Hasta la fecha de su muerte, en 1956, continuó las investigaciones sobre arte románico e impulsó actos literarios y culturales de carácter catalanista y, a menudo semiclandestinos. 
T
Ideado por el artista e ingeniero Miquel Utrillo entre 1910 y 1918, el Palacio de Maricel se convirtió, desde su misma inauguración, en un clásico del estilo Novecentista. Actualmente, el complejo mantiene intacto su gran valor artístico y arquitectónico y se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos de Sitges.

Este conjunto monumental, inspirado en la belleza del arte popular antiguo y moderno, fue un encargo del magnate, coleccionista y filántropo norteamericano Charles Deering (1852-1927), que quería un edificio residencial donde disponer de su magnífica colección de arte hispánico. Con la reforma del antiguo Hospital de San Juan y la posterior anexión de varias casas de pescadores de la calle Fonollar, Utrillo construyó un conjunto excepcional que mereció los elogios de los artistas e intelectuales del momento. Para Joaquim Folch i Torres, el Palacio de Maricel era "el fruto del momento culminante de la civilización catalana moderna".

De líneas austeras y respetando el color blanco característico del barrio, el exterior del Palacio presenta varias terrazas decoradas con cerámica popular y sobresale la torre de San Miguel. La coronan una serie de almenas y en la fachada se aprecia una escultura gótica del santo procedente del puente de Balaguer. A lo largo de todo el edificio se encuentra el característico escudo del sol naciente en rojo sobre el azul del mar, símbolo del Palacio ideado por el mismo Utrillo.

En el interior, el Salón de Oro, el Salón Azul, la Sala Capilla, la Sala Barcos y el claustro -desde donde hay una espléndida panorámica del Mediterráneo- estructuran el Palacio. De la decoración destacan los elementos escultóricos de Pere Jou y los murales del recibidor de Josep M. Sert, inspirados en la Gran Guerra europea. El conjunto se completa con varios elementos artísticos que combinan estética y funcionalidad, obra de numerosos artesanos locales.

Las desavenencias entre Deering y Utrillo significaron el fin del proyecto inicial del Palacio de Maricel. Sin embargo, con la reciente recuperación de la unidad arquitectónica y conceptual y la reordenación museográfica a cargo del Museo de Maricel, este conjunto extraordinario ha recuperado su vocación como espacio dedicado a las artes, el patrimonio y la cultura.