Grupos | Page 6 | Patrimonio Cultural. Generalitat de Cataluña.

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La etnología no es solo un conjunto de piezas. Los objetos son el punto de partida para hacer que el visitante interprete su entorno social. Esta es la principal premisa del actual Museo Etnológico de Barcelona, ​​totalmente renovado en 2015.

Sus inicios datan de finales de los años 10 del siglo XX, cuando un grupo de intelectuales pioneros de la etnografía catalana vieron la necesidad de preservar e interpretar las sociedades tradicionales. Finalmente se inauguraron dos instituciones, las colecciones de las cuales conformarían los fondos del Museo Etnológico de Barcelona: el Museo de Industrias y Artes Populares (1942) y el Museo Etnológico y Colonial (1949). Se recogieron y exhibieron objetos de los cinco continentes. Actualmente una parte de este fondo se puede ver en el Museo de Culturas del Mundo.

A partir de la última remodelación, el Museo Etnológico de Barcelona centra su foco en el ámbito catalán, pero sin olvidar las relaciones con otras comunidades y culturas. El eje principal es la exposición permanente "Sentir el patrimonio".

El espacio central de la sala está ocupado por seis objetos de grandes dimensiones -una barca, una prensa de vino, un telar, un soplete de herrero y un armario de herbolario- que simbolizan seis ámbitos temáticos que forman parte de todas las culturas. Los rodean otras piezas que muestran las particularidades y la universalidad de la cultura humana. Todo un lateral de la sala está formado por un gran friso de objetos de diferentes orígenes geográficos, históricos y temáticos.

La exposición cuenta con recursos audiovisuales y contenidos multimedia e incluso con un espacio donde el visitante puede manipular algunas piezas. También se recomienda visitar los dos patios interiores. En uno de ellos el visitante verá los dos gigantes de la ciudad de Barcelona, ​​la reina Violant y el rey Jaime I, realizados por Domènech Umbert 1984.
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Pintura mural, sobre madera, escultura, tejidos, indumentaria, fondo documental, orfebrería, objetos para la liturgia... El fondo actual del Museo Diocesano de Urgell es un referente del arte sacro donde brilla especialmente el Beatus de Liébana , una de las dos únicas copias que hay en Cataluña de la obra que el abad Beat del monasterio de Liébana escribió a finales del siglo VIII comentando el libro del Apocalipsis.

Curiosamente el Museo nació a partir de una exposición temporal que se realizó en 1957 con las piezas del Tesoro de la Catedral. Tal fue el éxito de la muestra que la exposición se hizo permanente y la colección se fue ampliando con piezas procedentes de toda la diócesis de estilos románico, gótico, renacentista, barroco y del siglo XIX. Entre las adquisiciones hay tesoros como la Bula del papa Silvestre II.

En 1969 se habilitó la iglesia de la Piedad (anexa a la catedral de Santa Maria de la Seu d’Urgell) como sede del museo. Este espacio aporta obras propias al fondo de la colección como el retablo de la Piedad y el conjunto de la Dormición, realizadas por el escultor Jerónimo Xanxo.

Una de las obras más significativas del fondo es El retaule dels Goigs de la Verge, de Abella de la Conca. Es de Pere Serra y data del siglo XIV. Además de su valor artístico, tiene detrás una historia de ladrones de guante blanco. Fue robado en 1972 y, tras un largo periplo, se recuperó seis años más tarde en Nueva York.
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Frederic Marès, además de ser escultor, sintió desde muy joven la pasión por el coleccionismo. A lo largo de más de 80 años reunió un gran número de obras de arte (especialmente escultura) y más de 50.000 objetos. En 1944 dio sus colecciones a la ciudad de Barcelona que las exhibiría, dos años más tarde, en el Museo Frederic Marès ubicado dentro del antiguo Palacio Real de los Condes de Barcelona.

En el sótano y en las dos primeras plantas se concentra la colección de escultura hispánica: desde la antigüedad hasta el siglo XIX. Una de las joyas de la corona es el relieve L’aparició de Jesús als seus deixebles al mar, atribuido al Maestro de Cabestany, obra maestra del románico catalán procedente del monasterio de Sant Pere de Rodes. También está bien representada la escultura del Renacimiento y el Barroco castellano. En menor medida se muestran otras colecciones artísticas durante el recorrido (pintura, orfebrería, mobiliario o tejidos).

En el mismo edificio también se exponen los objetos que había ido colecciones Marès: muñecas, relojes, abanicos, pipas, naipes, daguerrotipos, botes de farmacia, soldaditos de plomo, etc. Es el espacio llamado Gabinete del coleccionista (Marès lo bautizó como Museo Sentimental). El visitante puede recorrer 17 salas, donde se acumulan miles de objetos curiosos y entrañables que reflejan la vida y las costumbres del pasado, especialmente del siglo XIX.

Finalmente, quien quiera adentrarse más en la figura de Frederic Marès puede visitar el estudio biblioteca del artista. Este espacio acoge un conjunto de obras escultóricas de Marès, que él mismo eligió para mostrarlas al público, además de una serie de objetos personales.
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Desde hallazgos arqueológicos del neolítico o la época romana, hasta pinturas contemporáneas pasando por tallas barrocas o pinturas modernas. El Museo Comarcal de Manresa es de temática pluridisciplinar y las colecciones que se exponen se centran en el arte y la historia de Manresa, el Bages y Cataluña.

Forma parte de un proyecto del año 1896 y a finales de los años 70 se constituyó tal como lo conocemos actualmente. Ubicado en el antiguo Col·legi de Sant Ignasi desde 1940, el museo se encuentra dentro de la zona de influencia de Ignacio de Loyola, cerca de la Cueva de Sant Ignasi y de la iglesia gótica de Santa Maria (la Sede). El edificio es un gran edificio construido alrededor de un patio neoclásico.

Durante el recorrido el visitante encontrará con objetos arqueológicos que van desde el neolítico hasta la romanización, una colección de cerámica medieval decorada en verde y morado del siglo XIV o tallas policromadas barrocas de los siglos XVII y XVIII. En 2014 se inauguró un espacio dedicado a Antonio Viladomat gracias al depósito de 12 de obras cedidas por el MNAC.

Merece la pena detenerse en el espacio de arte moderno y contemporáneo donde se encuentra un importante fondo de dioramas y pinturas de Josep Mestres Cabanes, escenógrafo del Gran Teatro del Liceo, y pinturas y grabados de Alfred Figueras. Se dedica una sala a las obras artísticas de la Fundación Artes Garriga-Mir.

El Museo cuenta también con un módulo multisensorial llamado "La Mirada Táctil", un espacio de interpretación táctil para hacer el máximo accesible la visita.
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Una de las colecciones de arte románico catalán más importantes de Catalunya se puede ver en el Museu Diocesà i Comarcal de Solsona, ubicado en el Palacio Episcopal. Además de visitar la época medieval, el visitante podrá hacer un viaje en el tiempo: desde la prehistoria hasta la edad contemporánea.

En la extensa sala de románico destacan, por encima de otras piezas, los elementos arquitectónicos que provienen de los claustros de la catedral de Santa María de Solsona: varios capiteles y una columna historiada por el taller del maestro Gilabert de Tolosa.

Muy destacables son también la muestra de vírgenes de los siglos XII y XIII, grandes ejemplos de pintura mural prerrománica y románica de los conjuntos de Sant Quirze de Pedret y Sant Vicenç de Rus, la pintura sobre tabla de los paneles laterales del altar de la iglesia de Sant Andreu de Sagàs, la tabla gótica con la escena de la Santa Cena de Santa Constanza de Linyà y el retablo de Sant Jaume de Frontanyà.

El Museo Diocesano de Solsona fue creado en 1896 por el obispo Ramon Riu i Cabanes. Los objetivos eran los mismos que los de los otros museos eclesiásticos como el Museo Episcopal de Vic, fundado 5 años antes: preservar el patrimonio de la diócesis y contribuir a la reconstrucción nacional impulsada por la Renaixença catalana. Todo este patrimonio peligró con el estallido de la Guerra Civil, en 1936. Por ello, parte de las obras fueron trasladadas a Ginebra y volvieron a Solsona una vez terminada la guerra. El actual museo es una herencia de la renovación que se hizo en los años ochenta.
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El Molino de las Tres Eres formaba parte de una cadena de tres molinos hidráulicos de harina que funcionaron en Cambrils desde el siglo XIV hasta finales del siglo XIX. Después de utilizarse para usos diversos y de años de abandono, finalmente el antiguo molino de harina se convirtió en la sede del Museo de Historia de Cambrils. Actualmente acoge dos exposiciones permanentes que explican el desarrollo del municipio.

La muestra de arqueología "Cambrils: los orígenes" hace un recorrido histórico que va desde la prehistoria hasta la baja romanidad, a través de los objetos neolíticos, ibéricos y romanos que provienen de los diferentes yacimientos del municipio. En especial, la Villa Romana de la Llosa. Destacan un candelabro con la representación del dios Baco adolescente y una lámpara decorada con una máscara, ambos del siglo I dC.

Una vez terminada la rehabilitación del molino, en 2001, se inauguró en la sala de muelas la exposición permanente "El Molino de las Tres Eres: testimonio vivo del pasado". En ella, el visitante puede visitar las instalaciones harineras y su maquinaria que, semanalmente, se pone en funcionamiento con una visita guiada. Tras más de 100 años, el molino no sólo vuelve a moler trigo y hacer harina, sino que es un ejemplo vivo de patrimonio preindustrial.
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Horta de Sant Joan, el pueblo de Tierra Alta que inspira un joven Picasso marcándolo para siempre, es una villa que nace sobre un relieve accidentado en un paisaje privilegiado, entre la sierra de los Pesells y el Parque Natural de Els Ports.

Los orígenes de la población de Orta (como se conocía el municipio hasta el siglo XIX) se remontan a muchos siglos atrás. Los indicios arqueológicos hablan de un asentamiento del pueblo íbero de los ilercavones en la parte más alta del pueblo, mientras que en el conjunto montañoso de las Rocas de Benet estaba la población romana de Bene. En el siglo VIII los musulmanes conquistan la zona y los cristianos la reconquistan el siglo XII. En esta época Horta contaba con un castillo y un recinto amurallado, donde nació la villa medieval que ha llegado hasta la actualidad.

Aún se conservan los callejones estrechos y concéntricos que rodeaban el desaparecido castillo. El itinerario por el centro histórico permite contemplar varios edificios góticos (la iglesia parroquial de Sant Joan Baptista), renacentistas (el ayuntamiento, la Casa Clúa, la Casa Pitarch o la Casa del Delme) y disfrutar de magníficas vistas sobre la montaña de Santa Bárbara.

En 1898, Pablo Picasso con solo 16 años fue invitado a Horta por su compañero de estudios Manuel Pallarès para terminar de curarse de la escarlatina. Aquí comenzó una relación del artista con el municipio que le acompañó toda la vida

11 años más tarde, cuando Picasso ya era un artista consolidado, volvió a la villa con su compañera Fernanda Olicer. Fruto de esta segunda estancia son las obras cubistas como La Fàbrica o  La Bassa, donde el artista refleja las calles y los alrededores de Horta. En 1992 se creó el Centre Picasso, ubicado en el antiguo hospital del pueblo.
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¿Quieres sentirte cómo si pasearas por unos jardines ingleses, frondosos y aparentemente anárquicos? Esta es la sensación que ofrece el Parc Nou d’Olot, que abrió sus puertas en 1943, cuando la finca señorial se convirtió en parque municipal. Entre otras cosas, se puede visitar un pequeño robledal natural de roble carvallo que ha sido catalogada como arboleda monumental y tiene árboles de más de 150 años y 25 metros de altura.

Dentro del recinto del Parc Nou existen hoy una veintena de especies vegetales. Esta gran diversidad y la necesidad de preservar el robledal de roble carvallo llevaron a la creación del Jardín Botánico de Vegetación Natural Olotina en 1986. El conjunto permite observar la complejidad de la vida del bosque húmedo. En mayo de 2005 se abrió al público el jardín de plantas medicinales de la Garrotxa.

Dentro del parque se encuentra la Torre Castanys, conocida también como Casa Sureda, un edificio modernista que acoge un centro de información del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa y el Museu dels Volcans. Este último explica, a través de maquetas y tecnología interactiva, los fenómenos sísmicos y vulcanológicos tan importantes en la comarca, un simulador de terremotos único en Cataluña.
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Ya las domus romanas se decoraban con flores y hierbas cuando llegaba la primavera. Las fiestas de las Enramadas continúan esta tradición, cubriendo las calles con alfombras de flores para celebrar el Corpus. Una de las fiestas de las Enramadas más destacadas es la de Arbúcies, que aparece documentada en el siglo XVI y fue declarada Fiesta Tradicional de Interés Nacional en 1999. Se celebra durante la octava de Corpus.

En un inicio, se ponían ramas ante las casas, que permitían cubrir toda la calle de guirnaldas hechas con hojas y flores. De ahí el nombre de "enramadas". Hoy en día, las ramas y guirnaldas han sido sustituidas por banderitas de papel y de plástico. Lo que sí ha perdurado son las alfombras de flores que servían para ornamentar las calles por donde pasaba la solemne procesión de Corpus. Durante la vigilia mujeres y niños cosechaban flores del bosque y se esparcían el día de Corpus. En la posguerra (1947) se empiezan a hacer dibujos y filigranas con los pétalos de las flores.

Hasta el siglo pasado, las Enramadas de Arbúcies tuvieron un marcado acento religioso. La procesión, encabezada por el paso del Santísimo Sacramento, era el elemento básico de la celebración tradicional. A partir de 1977 se sustituye por un pasacalles con gigantes, grallers, carrozas y otros elementos festivos. El acto principal de la celebración laica es la danza que cada barrio hace en el enclave más representativo.
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Desde descubrir los murciélagos hasta explorar la Vía Láctea. El Museo de Ciencias Naturales de Granollers trabaja para la conservación, estudio y difusión científica en materias muy diversas: la paleontología, la geología, la botánica, la meteorología y, especialmente, la zoología. Precisamente una de las colecciones más importantes que conserva es la de mariposas de todo el mundo y la de escarabajos tropicales.

El visitante puede descubrir en la exposición permanente fósiles procedentes del yacimiento Triásico del Montseny (de 250 millones de años), muestras de las explotaciones mineras de Gualba, Matagalls y Vallcarca o un herbario de líquenes.

La sede del Museo desde 1987 es una antigua torre modernista llamada la Tela, o casa Pius Anfres, a la que en 2012 se anexó un nuevo edificio de más de 2.000 metros cuadrados, convirtiéndose en uno de los principales museos de ciencias naturales de España. El jardín que rodea el conjunto acoge una muestra de la botánica y la geología de la comarca del Vallés Oriental.

En las nuevas instalaciones hay un espacio reservado para el firmamento. Es el planetario, con una cúpula de 6 metros de diámetro. ¡Se puede llegar a ver proyectado el cielo de épocas pasadas y futuras!

Además de estos equipamientos, el museo gestiona el Aula de Naturaleza de Can Cabanyes, en la Reserva Natural de Can Cabanyes, y la Estación Meteorológica de Granollers, el Puig de les Forques.