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Hasta 5 euros

Español translation unavailable for Guisla, la remeiera d'Olèrdola.
Español translation unavailable for Coneix la ciutat ibèrica d'Ullastret.
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¿Cómo se preparaban las fórmulas magistrales en los siglos XV, XVI o XVII? La Farmacia de Llívia, una de las más antiguas de Europa, desvela este misterio. Ya existía en 1415. Uno de los primeros propietarios fue el boticario Jaume Esteve y la farmacia se mantuvo en la familia durante 23 generaciones. Finalmente, en 1942, León Antonio Esteve la cerró y en confió la custodia al  ayuntamiento y, más tarde, a la Diputación de Girona.

Desde 1981 los materiales de la farmacia forman parte del Museo Municipal de Llívia. Se conservan el mobiliario, instrumentos de laboratorio, preparados e incluso tarros de cristal del siglo XIX. Destacan unas cajas de madera renacentistas con los retratos pintados de santos, sabios boticarios y doctores.

Con todo, lo más característico de la colección son los albarels o botes de farmacia de cerámica de color azul cobalto. Los botes más pequeños, que solían contener los productos más preciados o peligrosos, se guardaban en el cordialer. Este mueble del siglo XVIII, policromado, es uno de los elementos más llamativos del conjunto. También se conserva la biblioteca que custodia, entre otros, el libro de fórmulas. El espacio de la farmacia está contextualizado por una serie de recursos audiovisuales y digitales.
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La vida cultural de Cervera tiene un protagonista: el historiador, archivero y arqueólogo Agustí Duran i Sanpere. A finales de los años 50 organizó el Museo de Cervera y en 1963, en un momento de plena transformación agrícola, creó el Museu del Blat i la Pagesia para documentar la vida y trabajo antes de la industrialización del campo catalán.

El actual Museo Comarcal de Cervera es, de alguna manera, el legado de este prohombre de la cultura. Es la suma del antiguo Museu de Cervera, el Museu del Blat i la Pagesia y, finalmente, la Casa Museo Duran i Sanpere, casa natal del historiador.

Precisamente la casa familiar es la sede principal del Museo. En la planta baja se pueden ver las exposiciones permanentes que muestran las colecciones artísticas e históricas del antiguo Museo de Cervera. Se puede recorrer la planta noble y descubrir cómo vivía una familia acomodada de interior en el siglo XIX. Se conservan el mobiliario y buena parte de los objetos de la casa, incluida la biblioteca de Agustí Duran i Sanpere y su colección de cámaras fotográficas y de filmación.

La otra sede es el Museu del Blat i la Pagesia, de carácter etnográfico. Nació de la llamada de Duran i Sanpere a los agricultores de la zona para intentar recoger todos aquellos utensilios del campo que habían caído en desuso y se creó un fondo con más de 600 objetos. Actualmente este museo está en proceso de remodelación.
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Los olores y el ruido de agua, carros y trabajadores eran un continuo a partir de finales del siglo XVIII a orillas del Rec de Igualada cuando se empezaron a construir las nuevas curtidurías. El Museo de la Piel de Igualada y Comarcal de la Anoia rememora este pasado industrial de la ciudad, vinculado al cuero y a la manufactura de la lana. Concebido en 1954, es uno de los primeros museos monográficos de la piel de Europa y forma parte del Sistema Territorial del mNACTEC.

Los dos edificios que forman el museo resumen la evolución industrial de la zona del Rec. La sede principal es la fábrica algodonera Cal Boyer, un ejemplo del fuerte crecimiento industrial de finales del siglo XIX. El otro, Cal Granotes, es un edificio preindustrial (siglo XVIII) donde se realizaba de forma artesanal el curtido al vegetal de la piel, sobre todo de buey y vaca. Actualmente es la única curtiduría museizada en Cataluña.

La exposición permanente se encuentra dividida en varios ámbitos. Destaca la sala "El Hombre y el Agua" donde se tratan temas como qué papel tiene el agua en la salud, el aprovechamiento económico del agua o su elevación y transporte. La museografía del espacio es innovadora ya que en la parte central el visitante encuentra un canal de agua donde podrá experimentar con varios widgets hidráulicos.

En la sala "De los hoyos los bombos" explica la evolución histórica del oficio de curtidor, desde cómo se abona la piel en 1890 (conexión con Cal Granotes) hasta las barricas de curtir y otra maquinaria que ya funciona con energía eléctrica.
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Desde la historia y la etnografía a la geografía y la economía, pasando por la ecología, el Museo de las Terres de l’Ebre (Amposta) da una visión transversal del territorio del delta del Ebro. El visitante puede conocer a los ilercavones, aprender diferentes tipologías de artes de pesca e incluso ver de cerca un laúd, la embarcación fluvial más característica.

Fue creado en 2011 como una ampliación y actualización del anterior Museo Comarcal del Montsià. Ocupa el antiguo edificio modernista de las Escuelas públicas Miquel Granell, adaptado a las necesidades de un proyecto museográfico moderno y sugerente. El museo conserva y gestiona una de las colecciones más importantes de naturaleza, arqueología y etnología de las Tierras del Ebro formada por más de 35.000 objetos, donde destaca la Falcata, una espada ibérica que forma parte del conjunto de urnas y ajuares de la necrópolis ibérica de Mianes (Santa Bàrbara).

La exposición permanente "Las Tierras del Ebro: la prehistoria a la edad media" hace un recorrido por la historia de la ribera baja del Ebro, a partir de los restos arqueológicos encontrados en la zona. La segunda sala "El Ebro: camino de agua" se centra en la influencia del río más importante de la Península Ibérica en la historia e identidad colectiva y reflexiona sobre cómo será el futuro del territorio.

En la web del Museo se pueden consultar varias piezas arqueológicas en 3D.

El Museo encabeza la red "Ebro, naturaleza & cultura" que aglutina museos, centros de interpretación, yacimientos y monumentos en diferentes municipios ebrencs.
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Se puede descubrir la historia de Tortosa en uno de los edificios más significativos de la ciudad. Se trata del antiguo matadero, una obra modernista del arquitecto Pau Monguió, construida sobre terrenos ganados al Ebro. En 2012 se trasladó el centenario Museo de Tortosa y se aprovechó la estructura de pabellones para mostrar un proyecto museístico totalmente renovado.

El museo tiene un fondo de más de 4.000 piezas entre las que figuran utensilios de sílex prehistóricos, estelas funerarias romanas, cerámica andalusí, capiteles góticos, señales de riada, herramientas de uno de los últimos alfareros de Tortosa y obra pictórica y escultórica de artistas tortosinos, entre otros.

El recorrido por la exposición permanente permite conocer la historia de Tortosa y su territorio, desde la prehistoria hasta la actualidad. Se muestran los vestigios de la Ilercavònia, Dertosa o Turtuxa. Se pueden ver las piezas más representativas de cada período histórico procedentes de la propia colección del museo y de otros museos que las han cedido en depósito, como el Museo del Prado, el MNAC, el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona y el Museo de las Terres de l’Ebre. La obra contemporánea del artista Leonardo Escoda interactúa de manera transversal con el espacio y el contenido del museo.
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Ideado por el artista e ingeniero Miquel Utrillo entre 1910 y 1918, el Palacio de Maricel se convirtió, desde su misma inauguración, en un clásico del estilo Novecentista. Actualmente, el complejo mantiene intacto su gran valor artístico y arquitectónico y se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos de Sitges.

Este conjunto monumental, inspirado en la belleza del arte popular antiguo y moderno, fue un encargo del magnate, coleccionista y filántropo norteamericano Charles Deering (1852-1927), que quería un edificio residencial donde disponer de su magnífica colección de arte hispánico. Con la reforma del antiguo Hospital de San Juan y la posterior anexión de varias casas de pescadores de la calle Fonollar, Utrillo construyó un conjunto excepcional que mereció los elogios de los artistas e intelectuales del momento. Para Joaquim Folch i Torres, el Palacio de Maricel era "el fruto del momento culminante de la civilización catalana moderna".

De líneas austeras y respetando el color blanco característico del barrio, el exterior del Palacio presenta varias terrazas decoradas con cerámica popular y sobresale la torre de San Miguel. La coronan una serie de almenas y en la fachada se aprecia una escultura gótica del santo procedente del puente de Balaguer. A lo largo de todo el edificio se encuentra el característico escudo del sol naciente en rojo sobre el azul del mar, símbolo del Palacio ideado por el mismo Utrillo.

En el interior, el Salón de Oro, el Salón Azul, la Sala Capilla, la Sala Barcos y el claustro -desde donde hay una espléndida panorámica del Mediterráneo- estructuran el Palacio. De la decoración destacan los elementos escultóricos de Pere Jou y los murales del recibidor de Josep M. Sert, inspirados en la Gran Guerra europea. El conjunto se completa con varios elementos artísticos que combinan estética y funcionalidad, obra de numerosos artesanos locales.

Las desavenencias entre Deering y Utrillo significaron el fin del proyecto inicial del Palacio de Maricel. Sin embargo, con la reciente recuperación de la unidad arquitectónica y conceptual y la reordenación museográfica a cargo del Museo de Maricel, este conjunto extraordinario ha recuperado su vocación como espacio dedicado a las artes, el patrimonio y la cultura.
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Jacint Verdaguer, autor de la Atlántida y Canigó y uno de los grandes artífices de la recuperación del catalán como lengua literaria, vivió parte de su infancia en la actual Casa-Museo Verdaguer de Folgueroles. Inaugurado en 1967, se trata de uno de los museos literarios más antiguos de Cataluña.

La casa es del siglo XVII y se estructura en planta baja (originalmente destinada a las labores agrícolas), primer piso, buhardilla y salida detrás. Está ubicada en el número 7 de la calle Mayor de Folgueroles, junto a Cal Doctor (núm. 9). Cuando vivió el joven Verdaguer las dos casas formaban un solo edificio.

El proyecto se remonta a los inicios del siglo XX, cuando surge la idea de crear un museo a la memoria de Verdaguer en Folgueroles. La colección -creada por la Asociación Amigos de Verdaguer con el asesoramiento de Eduard Junyent y Josep M. Garrut (conservadores del MEV y del MHCB, respectivamente) - recoge un fondo de tres tipologías: la biográfica, con elementos que pertenecieron al poeta; la etnográfica, con múltiples objetos de vida cotidiana (en el primer piso se conservan los espacios domésticos de una casa de mediados del siglo XIX) y la artística, con piezas de artistas como Duran Camps, Pahissa y Perejaume. En la biblioteca, se custodian unos 800 registros entre libros, hemeroteca, material gráfico, sonoro y audiovisual.
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Pasear por los jardines Artigas de la Pobla de Lillet te transporta inevitablemente el Park Güell de Barcelona. Y es que son obra de la misma mente: Antoni Gaudí.

En 1905, el arquitecto modernista, que se alojó unos días en casa del industrial textil Joan Artigas y Alart, le quiso agradecer la hospitalidad proyectando un jardín naturalista para un terreno que tenía al lado de la fábrica, a orillas del río Llobregat (la denominada Fuente de la Magnesia). Así es como trasladó -a pequeña escala- las bases del Park Güell, donde estaba trabajando en ese momento. En este caso, sin embargo, no es un jardín urbano. Por lo tanto, prescinde de los grandes espacios abiertos y de la cerámica colorista del quebradizo. Todo está realizado principalmente con piedra rocosa y mortero, aprovechando la vegetación de la zona. Es como si el parque se hubiera abierto paso entre la naturaleza.

A lo largo del recorrido el visitante se encontrará una cascada; una cueva artificial con arcos catenarios donde brota la Fuente de la Magnesia; fuentes; dos puentes de piedra; una plaza y, en el punto más alto, la Glorieta, que ejerce de mirador.

El universo gaudiniano está presente en el mínimo detalle del conjunto. Jardineras, barandillas, bancos... Todo imita las formas de una naturaleza caprichosa. Tampoco faltan las referencias cristianas: y es que las esculturas del águila, el león y el buey repartidas por el conjunto, sumadas a un ángel actualmente desaparecido, forman los símbolos de los cuatro evangelistas y estarían dispuestas en forma de cruz sobre el plano del jardín.