Los templos de Sant Pere, Sant Miquel y Santa Maria, que originariamente configuraban la "catedral" paleocristiana de Ègara, responden a múltiples etapas constructivas que han dejado su huella en forma de variedad de estilos -desde el tardo-romano hasta el gótico- y disciplinas artísticas. Se trata, pues, de un conjunto monumental único en Cataluña.
La primera construcción es un conjunto paleocristiano que ejerce como sede del obispado de Ègara y del que aún hay vestigios en los templos de Santa Maria y Sant Miquel. El hecho de que haya tres iglesias se había interpretado históricamente como una "copia" del modelo bizantino de la antigüedad -dos iglesias y un baptisterio- pero después de las últimas excavaciones (2000-2007) los estudiosos creen que la iglesia de Sant Miquel no funcionaba como baptisterio, sino que tenía un uso funerario. Por tanto, nos encontramos ante una catedral paleocristiana, organizada como una ciudad en miniatura con varios templos y dependencias.
La segunda etapa constructiva debemos situarla en los siglos IX y X, tras la conquista cristiana del territorio dominado por los musulmanes. Por lo tanto, el estilo es prerrománico; de esta época quedan muchas muestras en las iglesias que, finalmente, se dieron por terminadas en una tercera y definitiva etapa, ya románica (s. XI-XII).
El pabellón es una estructura horizontal de una sola planta que descansa sobre 8 pilares de acero que soportan todo el peso de la cubierta plana. No hay ningún espacio cerrado, ni tampoco puertas, y casi no existe una separación entre el interior y el exterior. La geometría pura y la sencillez dominan el edificio.
Muros de vidrio, mármoles verdes, ónix dorado del Atlas, travertino romano, cemento, acero cromado y agua son los ingredientes 'utilizados’ por Ludwig Mies Van der Rohe para diseñar un edificio austero pero con notables cualidades expresivas.
Esta obra tan singular se levantó con motivo de la Exposición Universal de 1929 en Barcelona. El Pabellón Alemán de Mies Van der Rohe fue un "golpe de modernidad" en medio de las suntuosas construcciones novecentistas que definieron la urbanización de Montjuïc.
A pesar de ser concebido como un edificio efímero (se desmontó una vez finalizada la Exposición Universal) tuvo tiempo suficiente para convertirse en un referente del racionalismo arquitectónico (años 20-30 del siglo XX). Tanto es así que en 1954, con motivo del 25 aniversario de la Exposición, el arquitecto Oriol Bohigas impulsa su reconstrucción. Ésta se hizo realidad después de más de 30 años, en 1986.
Construida entre 1932 y 1936 en el distrito de Sant Andreu de Barcelona, la Casa Bloc es uno de los ejemplos paradigmáticos de la primera arquitectura racionalista en Cataluña. Es obra de Josep Lluís Sert (1902-1983), Josep Torres Clavé (1906-1939) y Joan Baptista Subirana (1904-1978), miembros del GATCPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea). Se trata de un colectivo que, junto con la Generalitat de Catalunya, impulsó la introducción de la arquitectura moderna en el país a principios de los años 30.
Durante la Segunda República, fue un proyecto social innovador, integrado en el entorno urbano y con viviendas funcionales concebidas como alojamientos estándar para obreros. Una 'nueva’ arquitectura que definía la morfología urbana moderna, propia del siglo XX, contrapuesta al Eixample del siglo XIX.
Actualmente se puede visitar la vivienda 1/11 de la Casa Bloc, reconvertida en un piso-museo y gestionado por el Museo del Diseño de Barcelona. La musealización ha devuelto la estructura y el aspecto originales a la vivienda, y los presenta tal como lo habían pensado sus creadores.
El Pirineo fue uno de los últimos espacios que los dinosaurios habitaron, hace 65 millones de años. El yacimiento cretácico de Coll de Nargó es considerado por la comunidad científica como uno de los más importantes del mundo. Y es que es una gran fuente de información sobre el momento en que se extinguieron los últimos grandes dinosaurios y comenzó una nueva era dominada por los mamíferos.
El yacimiento consta de una zona abierta al público llamada "Mirador del Cretácico", desde la que se pueden observar huellas, restos fósiles vegetales y animales, huevos y nidos de dinosaurio. Para divulgar la importancia del yacimiento, se creó el museo Dinosfera, un centro de interpretación interactivo basado en las nuevas tecnologías.
La exposición permanente se centra en explicar cómo se cree que era el proceso de reproducción de estos gigantes de la naturaleza. Y es que una de las piezas más espectaculares encontradas en Coll de Nargó y que se pueden ver en el museo es el nido de dinosaurio más grande de Europa. Precisamente, uno de los principales responsables de las puestas que se han encontrado en la zona es el titanosaurio. Por eso una reproducción de este saurópodo preside el inicio de la exposición.
Al morir el paleontólogo Miquel Crusafont, sus hijos cedieron el fondo y la colección de fósiles de su padre al Instituto Provincial de Paleontología, con la condición de que no saliera de Sabadell.
Este instituto pasó a llamarse posteriormente Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP) y actualmente es el centro de referencia en investigación, conservación y difusión de la paleontología en Cataluña (la ciencia que estudia los seres vivos del pasado a través de los fósiles). A lo largo de su historia, la colección se ha ampliado hasta los 200.000 registros fósiles, obtenidos en diferentes yacimientos, convirtiéndose en una de las más importantes de Europa.
Entre los hallazgos más conocidos que custodia el ICP están Jordi y Montse (Hispanopithecus laietanus) y Pau (Pierolapithecus catalaunicus). Todos ellos son primates de más de 12 millones de años y han permitido explicar mejor el periodo entre los homínidos y sus ancestros primates.
Desde 2010, el museo se ha convertido en el principal espacio divulgativo del ICP. Allí, a través de recorridos interactivos, se muestra cómo es el proceso de investigación paleontológica, cómo es un laboratorio de restauración de fósiles, fósiles en 3D y recreación de paisajes de hace 66 millones de años, cuando los actuales Pirineos eran una zona poblada por dinosaurios.